El evento libresco más tumultuoso y con mayor seguridad que me ha tocado asistir en toda mi vida.
En el cibernético
baúl de los recuerdos guardo estas fotos de la conferencia de Salman Rushdie en
la FIL Guadalajara 2015. A la fecha puedo afirmar que ha sido el evento
libresco más tumultuoso y con mayor seguridad que me ha tocado asistir en toda mi
vida. Los protocolos de acceso a la sala fueron estilo Estado Mayor Presidencial,
con detectores de metales, cacheo y guardias
distribuidos por toda la sala. La segunda foto que incluyo es la del tumulto
formado afuera del recinto, donde muchísima gente se quedó afuera. Mi único
antecedente de una presentación editorial con medidas extremas de seguridad,
fue cuando Jesús Blancornelas presentó en Tijuana su libro El Cártel, en 2002, pero aquello fue algo muy
restringido en donde solo hubo acceso a prensa previamente acreditada y a algunos invitados. En cambio, lo de
Rushdie en Guadalajara fue como un concierto. Mientras Salman impartía su
conferencia, yo miraba al público y a los guardias tratando de imaginar cómo
reaccionarían si a alguien se le ocurriera atentar contra el de Bombay.
A estas alturas ya
podemos afirmar que Rushdie es un personaje de tragedia griega. Hagas lo que
hagas y sin importar cuantos años transcurran, tu destino fatal te alcanzará. Allá desde el
cielo musulmán en donde a cada yihadista le tocan sus 72 vírgenes, el Ayatolá
Jomeini sonríe. Una fetua es eterna y nada sabe de prescripción. Pobre Salman.
Su obra, su vida entera y su memoria estarán ligadas por siempre a una condena. Seamos realistas y brutalmente
honestos: el mundo conoció a Salman Rushdie gracias a la fetua del régimen
iraní. Yo recuerdo haber visto la noticia con Jacobo en 24 horas y lo primero
que pensé, fue: quiero leer ese libro. La neta: de no haber sido por Jomeini, millones
de personas jamás habrían escuchado mencionar su nombre y a lo mejor Rusdie
tendría actualmente la moderada fama de
un Hanif Kureishi (cuya literatura, por cierto, me gusta mucho más que la de
Salman). Por supuesto, al igual que millones de curiosos, leí Versos Satánicos
a principios de los 90. Leí Hijos de media noche, los cuentos de Oriente y
Occidente, El Último suspiro del Moro y El suelo bajo sus pies (con arranque en
un rancho tequilero en Jalisco sacudido
por un terremoto). Mentiría si dijera que es uno de mis autores de cabecera, pero
sería injusto si dijéramos que su obra carece de valor, aunque si de
autores-escándalo hablamos, me parece mucho más sólida la propuesta de
Houellebecq. En fin, quizá los únicos que celebran, además de los
fundamentalistas islámicos, son sus editoriales y sus agentes literarios, pues
sin duda esta mañana en Amazon ya se han vendido varios miles de libros de
Rushdie. Y se seguirán vendiendo