Nunca antes había experimentado con tan obscena intensidad nuestra condición reos de
Por un momento, tuve la iluminación del ridículo total de nuestra época, cuando imaginé a quienes leerán, estudiarán y seguramente se burlarán de este momento de la historia humana (no señores mayas, no me creo sus profecías del 2012)
Nuestra concepción lineal y progresiva de
Con la cómoda distancia del tiempo, sentados en nuestra zona de confort, leemos sobre épocas en donde determinado pueblo o nación sucumbió en medio de la absurda demencia. “Pobrecitos, qué tontos, qué fanáticos, qué inconscientes, qué ciegos”, diremos desde nuestra racional época de tolerancia y consciencia, sin acertar a mirar el sinsentido que nos rodea.
Imagino al que dentro de cien años estudiará al México de la primera década del Siglo XXI y se reirá de nuestra estupidez y nos contemplará como una masa condenada por la ceguera de sus gobernantes y la conjunción de adversidades sociales, climáticas y sanitarias.
Sí, siempre serás tú y tus circunstancias, pero pocas veces como ahora tengo tal conciencia de estar experimentando en carne propia el destino de una nación o un planeta. De pronto, millones de personas comparten (y acaso se hermanan) en un destino trágico.
Me explico; las más de las veces vives condicionado a circunstancias personalísimas que te afectan únicamente a ti y a tu microcosmos. Has tenido un accidente o padeces una enfermedad que te afecta sólo a ti. Si bien tu desgracia obedeció a determinadas circunstancias de causa-efecto, es, ante todo, una tragedia individual, casi independiente de la época histórica.
Sin embargo, hoy mi vida diaria se desarrolla entre escenarios de caos interconectados, los distintos círculos de un mismo infierno, los órganos contaminados de un gran cuerpo enfermo. Comprometido y condenado a la cárcel del instante presente, eres conciente de lo infinitamente ridícula que es tu época y sin embargo, no puedes escapar a ella. Eres preso de tu época histórica y deberás vivirla y padecerla.
Hoy más que nunca me queda claro que no hay destinos individuales ni predestinados. Seas quien seas, siempre serás un juguete de dioses borrachos, caprichosos, practicantes del más negro de los humores.
Imagínalo por un momento: eres Daniel Salinas Basave, has nacido con tu misma cara, tu mismo cuerpo, tu misma carga genética y tu mismo IQ, pero te ha tocado vivir en
Hace poco leí un ensayo del medievalista francés Robert Fossier, “Gente de
PD- El hombre atraviesa el presente con los ojos vendados. Sólo puede intuir y adivinar lo que de verdad está viviendo. Y después, cuando le quitan la venda de los ojos, puede mirar al pasado y comprobar qué es lo que ha vivido y cuál era su sentido. Milan Kundera