Soy un Bolchevique
No acostumbro criticar libros que aún no he leído, pero cuando lea los nuevos libros de texto…habrá señales.
Ya en serio colegas: la
verdad es que aún no he tenido la oportunidad de leerlos y mi personalísimo
credo de lector tlacuache estipula que uno no puede criticar un libro que no ha
leído.
Lo único que puedo
reiterarles es que como ustedes saben,
yo me opongo forma de catecismo o adoctrinamiento.
¿Saben por qué desde mi
adolescencia me proclamé ateo? Porque yo rechazo a priori cualquier clase de
dogma. Para mí no hay verdades incuestionables y la mejor educación posible es
que la enseña a dudar y a cuestionar.
De la misma forma que
me opongo a la educación religiosa por sembrar miedo, superchería e ignorancia,
me opongo también a cualquier forma de credo oficialista que induzca a la
glorificación de un gobierno o un caudillo. Bajo mi criterio, la Biblia y el Corán han hecho tanto daño
como el Libro Rojo de Mao.
¿Han leído Sumisión de
Houellebecq? Pues bien, en la hipotética y tal vez ya no tan improbable Francia
islámica, los nuevos amos musulmanes
tienen como prioridad controlar el Ministerio de Educación. Aceptan
delegar a los laicos otras carteras, tales como Economía o Finanzas, siempre y cuando ellos tengan control
absoluto de los programas educativos.
En cualquier caso, no
hay nada nuevo bajo el sol. Crecí con los libros de texto del echeverrismo
donde había una elevada dosis de nacionalismo charchino, inocultable xenofobia
y una cursi glorificación del tercer
mundo.