Eterno Retorno

Monday, September 27, 2021

El 27 de septiembre es una fecha incomodísima para el oficialismo.

 

 


1-  Ocurrió  el 27 de septiembre porque Iturbide así lo quiso. En realidad el Ejército Trigarante estuvo listo desde semanas antes para hacer su arribo a la Ciudad de México, pero don Agustín decidió retrasar la marcha para que la entrada triunfal coincidiera  con el día de su cumpleaños 38. Al pasar por la calle de la Profesa, el desfile desvió su marcha y se detuvo frente al balcón de María Ignacia “la Güera” Rodríguez. Iturbide le regaló una pluma de su alargado sombrero. La Güera correspondió mandándole un beso seguido de una dulcísima sonrisa. El vallisoletano estaba en los cuernos de la luna.

2-  El 27 de septiembre es una fecha incomodísima para el oficialismo. Los historiadores chairos deben improvisar demasiadas maromas para no reconocer que la consumación de la Independencia fue obra de criollos ricos, un asunto de fifís y no del “pueblo bueno”. Por supuesto, intentarán minimizar hasta donde sea posible el papel de Iturbide y magnificar y exaltar al máximo el papel de Guerrero, pues lo políticamente correcto es sostener que el consumador de la independencia fue el humilde mulato de Tierra Caliente y no el altivo general realista. De acuerdo, don Agustín era ambicioso,  egocéntrico,  oportunista y llevó agua a su molino como todo político mexicano, pero aunque les retuerza las tripas aceptarlo, él y solo él es el consumador, el hacedor y el arquitecto de la Independencia. Punto.

3-  A diferencia de lo que ocurrió en Sudamérica donde hubo una gran batalla final en Ayacucho que representó la hecatombe del ejército virreinal, en México no hubo una gran rendición y una entrega de espada por parte de un general español derrotado. Lo único que sucedió fue que todos los jefes virreinales se empezaron a adherir al Plan de Iguala en efecto dominó y la Independencia se consiguió sin apenas derramar sangre, con política y no con guerra. La última acción armada fue un combate en Azcapotzalco contra el último bastión realista que no se había adherido al  Trigarante, pero la moneda ya no estaba en al aire, pues todo México estaba con Iturbide.

4-  Ahora bien ¿Es el 27 de septiembre el verdadero Día de la Independencia? Como somos odiosamente centralistas, todo siempre que ver con la capital. Definimos el 13 de agosto de 1521  como fecha de la Conquista por la caída de Tenochtitlán de la misma forma que el 27 de septiembre 1821 es la fecha en que el Ejército Trigarante entró a la Ciudad de México. En realidad podríamos celebrar el 24 de agosto de 1821, por ser la fecha en que se firmaron los Tratados de Córdoba, Veracruz, cuando Juan O’Donojú, el último jefe político (que no virrey) de la Nueva España, reconoció el Plan de Iguala y acordó con Iturbide la retirada de las tropas virreinales. Podríamos celebrar el 28 de septiembre, fecha en que formalmente se firmó el Acta de Independencia. Claro, habrá quien diga que el capítulo final ocurrió el 18 de noviembre de 1825, cuando se rindió el último reducto español que resistía en la isla de San Juan de Ulúa;  o el 11 de septiembre de 1829, cuando se rinde en Tampico la fallida expedición de conquista encabezada por Isidro Barradas, derrotada por Mier y Terán (aunque Santa Anna se colgó la medalla).España no reconoció la Independencia de México hasta el 28 de diciembre de 1836 (Día de los Inocentes había de ser). En cualquier caso, me parece mucho más coherente, lógico y digno celebrar este día 27 que seguir enalteciendo la fallida, sangrienta y absurda rebelión emprendida por Hidalgo. Así las cosas ¡Feliz Día de la verdadera Independencia! 200 añitos y contando.