Eterno Retorno

Wednesday, December 26, 2012

Que diez años no es nada

26 de diciembre 2002. Un día cualquiera de invierno, con la redacción poblada de fantasmas y la crudita postnavideña danzando en la cabeza se me ocurrió empezar un blog. No sabía muy bien de qué se trataba el asunto y ni siquiera había tenido tiempo de leer otras bitácoras en la red. Me tiré a matar como el Borras, desparramando un cuento cachondo llamado Ipanema cumple años y alguna meditación sobre la otredad y la sensación de sentirse extranjero en todas partes. Empecé a liberar palabras e hice de aquello una auténtica cuna de porquería, rica en errores de dedo y palaras mochas. Leo lo escrito en los tiempos prehistóricos de mi blog y reparo en su absoluto desaliño. Con todo, antes de acabar con la cuesta de enero de 2003, me había transformado en un poseso de mi blog. Esto escribí el 29 de enero de 2003: Es un hecho, voy a ir a blogadictos anónimos y si no lo hay, lo fundaré. Cuando una adicción te empieza a provocar que mandes al carajo los deberes por los cuales te pagan, entonces las cosas son graves. Ni con el alcohol me ha sucedido esto. El blog me agarró y ya no me suelta. Enero ha sido por mucho uno de los meses periodísticamente más improductivos de mi vi-da Si ustedes notan que en Frontera la firma de Daniel Salinas aparece cada vez menos en la primera plana, échenle la culpa al blog. Por lo demás quisiera mandar al carajo el periodismo por un buen rato. Ver si lo extraño, si llego a necesitar de él o si tan solo fue una falsa ilusión. En fin. En esta cuna de porquería yace la historia de mi vida. En esta cuna de porquería yacen afirmaciones contundentes y algunos “de esta agua no beberé” que ahora, ahogado en estos mares de incertidumbre, suenan a palabras tragadas con la sal de la contradicción. He desparramado cuanto pensamiento prófugo se me ha atravesado y hasta ahora no me ha dado por arrepentirme de algo. En este blog me he jugado entero… qué le voy a hacer.

Monday, December 24, 2012

Imposible resistirse a las listas de fin de año, a los conteos, a los top 10. En el año que concluye he leído libros realmente alucinantes y otros tantos que yacerán en el montón. En cualquier caso y aunque diciembre aun no termina, creo que salvo una improbable y no presupuestada sorpresa en estos últimos diez días, tengo muy claro cuáles fueron los mejores tres libros que leí en el año. Mira que en este 2012 he leído de los que esperaba muchísimo como La Mujer de Sombra de Luisgé Martín, Los Ejércitos de Evelio Rosero y El Violonchelista de Sarajevo de Steven Galloway, que sin ser decepcionantes, se quedaron en la media tabla. Leí otros a los que les faltó un paso para ser buenísimos pero se quedaron en buenos, como Los Living de Martín Caparrós, Arrecife de Juan Villoro, Socorro Perdón de Frederic Beigbeder o la Sirvienta y el Luchador de Castellanos Moya. Un par de ensayos muy recomendables como fueron Mexicanidad y Esquizofrenia de Agustín Basave, El Planeta Americano de Vicente Verdú y tres recopilaciones de periodismo narrativo que no tienen desperdicio: Mejor que Ficción de Jorge Carrón, Antología de la Crónica Latinoamericana de Darío Agudelo y A Ustedes les Consta de Carlos Monsivais. Y sin embargo los tres libros del año son: La Carretera de Cormac McCarthy, Diario de Invierno de Paul Auster y Windows of the World de Frederic Beigbeder