Eterno Retorno

Tuesday, June 28, 2005

Los más leídos

Me llama la atención que en la lista de los libros más leídos publicada el domingo pasado en Mosaico, destacan ejemplares que no son precisamente novedades editoriales y que de hecho, sin merecer ser llamados clásicos, fueron publicados hace unos añitos, pero que cuentan con la bendición comercial de la reedición.
Algunos de esos libros, los leí hace 10, 15 o hasta 20 años. Ahí están Nicolás y Alejandra de Robert K. Massie, que leí allá por 1986, o el México Negro de Francisco Martín Moreno que leí allá por 1988, el Noticias del Imperio de Fernando del Paso, que me chuté a principios de los 90 y el Seductor de la Patria de Enrique Serna que leí por el 2000.
Por supuesto también se incluyen las novedades de supermercado y no faltan los panes calientes de Dan Brown y su código además de las revelaciones de Olga Wornat sobre Martita Sahagún. Estos últimos sobra decirlo, no me llaman la atención en lo más mínimo.

Odio leer de política

Hay quienes tienen la errónea idea de que yo leo libros y revistas sobre política. Se imaginan que siendo yo un tipo que come gracias a que se dedica a reportear y escribir sobre el tema, debo pasarme la vida sumergido las lecturas que lo abordan.
En alguna época de mi vida fui un comprador compulsivo de Proceso. Cuando salió Milenio jamás me perdía un número. Cuando recién llegué a Tijuana compraba Zeta todos los viernes. Eso fue hace más de cinco años. Hoy en día ni por casualidad compro una revista sobre política. Tampoco veo noticieros. Lo poco que entiendo sobre la política bajacaliforniana y un poquito de la nacional, lo absorbo con el humo de los cigarros que fumo en los pasillos del Palacio Municipal conversando con los grillos.
Tal vez las actrices porno no gustan de coger en sus ratos libres y los chefs se limitan a pedir comida rápida de un puesto chatarra cuando tienen tiempo de echarse un taquito. A mí me aburre espantosamente hablar de política cuando no estoy chambeando y se me haría un desperdicio emplear mi sagrado tiempo dedicado a la lectura, en leer sobre ese soporífero tópico. Jamás compraría un libro de Olga Wornat o de Julio Scherer. Los libros de revelaciones periodísticas sobre temas narcopolíticos caducan más pronto que un ostión en verano. Ya me imagino el 2006, y su avalancha de librajos desechables sobre el Peje y Madrazo y los analistas eructando sus teorías sobre el sexenio de Fox. Me valen un carajo. Hoy en día, las únicas revistas que compro son sobre historia (Historia y Vida es por mucho la mejor de todas, pero la de la National Geographic no tiene desperdicio) y una que otra revista de heavy metal. Interrumpí mi colección de Letras Libres y dejé de leer La Tempestad, pues me di cuenta que me generaban ataques insufribles de tedio por ser insportablemente teroreicas y culturosas hasta niveles gore. Mis lecturas hoy en día se limitan a historia, literatura, un poco de ensayo filosófico y cuentos de futbol.
Lo que se de política bajacaliforniana es lo que vivo todos los días conviviendo con los actores, no leyendo mierda. A ver ¿Qué teorréico chilango me va a venir a contar a mí historias sobre Jorge Hank Rhon? Por favor. Y con la política nacional e internacional, me pasa lo mismo. Por ejemplo, hoy entrevistamos en exclusiva a Martita Sahagún. La idea que tengo de ella es la que me he formado yo, no la que me chuta Olga Wornat o la tipa del Conaculta con su librito de elogios. Ayer, por ejemplo, entrevisté en exclusiva a Rigoberta Menchú y me llevé de ella una excelente impresión. El año pasado tuve tiempo para platicar con Cuauhtémoc Cárdenas hasta hartarme a bordo de un barco que nos trasladó a las Islas Coronado y así me ha tocado tener tiempo para conocer a uno que otro tipejo interesante y varios millones de aburridos. Es parte de lo que te da este lindo oficio mío. Pero ¿en qué estaba? Ah, sí, en que no me gusta leer sobre política. Me basta con chutarme a sus actores. Y eso pues.

The Northern Most Killers RIP

En mis oídos: The Funeral Album de los finlandeses Sentenced. Con este disco, Sentenced dice adiós para siempre, luego de unos 15 años de recetar un metal oscuro y melódico. Sami Lopakka, su guitarrista, advierte que la disolución es definitiva. El Funeral Album es el último disco de Sentenced y cualquier posibilidad de reunión futura está absolutamente descartada. Un disco oscuro, irónico, con sus buenos toques de humor negro salpicando la infinita melancolía que parece invadir cada nota. Las fotografías del libirto, que muestran paisajes del bosque en Finlandia, no tienen desperdicio.
Sentenced son unos veteranos del metal en Finlandia. A finales de los 80 y principios de los 90 en Finlandia se tocaba un black extremo y blasfemo interpretado por bandas como Beherit, Belial e Impaled Nazarene (a estos últimos los vi en Monterrey en 1998) En contra parte, los virtuosos ultra melódicos de Stratovarius hacían lo propio con su power progresivo. Desde ese entonces Sentenced ya habían asaltado la escena con un death-doom extraño y dueño de un sonido muy propio y característico.
Finlandia es un país que ha parido grandes bandas. Children of Bodom, auténticos demonios de la guitarra, Sonata Arctica, herederos de Stratovarius, los progresivos folks de Amorphis, los ultra virtuosos del chelo Apocalyptica y poniéndole el toque femenino están Nightwish, Sinergy y Lullacry.
Hoy en día, bandas comerciales de gótico pop como HIM y To Die For, por no hablar de los descaradamente pop Rasmus le han hecho ver al gran mercado del rock que en Finlandia se producen buenos acordes de lira y bataca y tal vez sean el gancho para que descubran la gran escena de metal y rock gótico que hay en ese país. Sin embargo, una de las bandas más grandes no solo de Finlandia sino de la historia del metal ha dicho adiós y no mucha gente parece darse cuenta. Descanse en paz Sentenced. En este momento acudo a tu Funeral.