Al Conejito Iker Santiago ya le anda por salir. Dice que allá adentro está algo aburrido, así que se ha puesto de cabeza, listo para tirarse un clavado al mundo exterior. Le hemos dicho que espere otras seis semanitas, que respete los burocráticos nueve meses que se supone debe permanecer en la mejor incubadora del mundo, pero hay veces que este señor no entiende razones. De repente el tiempo se subió al tren bala. El Señor Conejo a viene en camino. Queda tan poco tiempo y me resulta claro que aún no puedo dimensionarlo.
Es sábado y no conecto. Parece que el cable a tierra sólo cae por la mañana. Arrancó el diplomado de la Ibero. Ocho alumnos el primer día. Todos jóvenes, entre 20 y 25. Interesados la mayoría en redactar como Satanás manda que redacte un periodista que aspira a decir la verdad. Un nuevo tiroteo en la 5 y 10 cobró la vida de un agente más. Un nuevo comunicado sin insultos ni desafíos de por medio, mojado en una copa de Cetto. Mañana en Calafia, Don Conejito será anfitrión desde su uterina incubadora de su primera gran fiesta.
Al otro lado del charco, en la romántica Lutecia, Victoria espera dar su primer grito de libertad. Mi hermana Ana nos lleva seis semanas. Ahora sí que en cualquier momento cae este golecito galo. Octubre está atiborrado de Deja Vu.