Leo “Casi nunca”, de Daniel Sada y sólo me resta decir que hacía un buen rato que no me topaba con una prosa semejante. Si alguien quisiera imitar a este cachanilla de nacimiento, lo va a tener muy difícil. No cualquiera escribe así. Es una prosa ágil, inteligente, cargada de ritmo y malicia, pero eso sí, muy complicada. Ojo, no hablo de complicación para el lector, ni me refiero a lo complicado como sinónimo de rebusque y abruptas junglas narrativas. No, hablo de lo complicado que resulta estructurar un párrafo así. En este escaso mes y medio del 2009, en que he llevado un ritmo de lectura de dos libros por semana en promedio, “Casi nunca” apunta para ser uno de los libros del año. “Larga distancia” de Martín Caparrós le pelea el cetro. “Alter Dark” de Murakami es una atmósfera hecha libro. Excelente también. La máxima decepción tal vez sea “Balas de plata” de Elmer Mendoza o “Lanús” de Olguin
Con poco más de dos semanas trabajando en el Gobierno Municipal he recibido mi primer columnazo. Me lo dedica El Sol de Tijuana y dice, palabras más, palabras menos, que no es lo mismo ser escopeta que ser pato. Eso lo tengo clarísimo. Debería recortarlo y enmarcarlo como un monumento a las paradojas de la vida. Durante diez años pasé todas las tardes de mi vida escribiendo columna política, repartiendo patadas a diestra y siniestra. Recibir las balas que durante tantos años disparé es mi sello de garantía, el documento que certifica oficialmente que ahora estoy en la otra trinchera. Gracias. Además, siempre seré un ultra defensor de la libertad de expresión.
Con poco más de dos semanas trabajando en el Gobierno Municipal he recibido mi primer columnazo. Me lo dedica El Sol de Tijuana y dice, palabras más, palabras menos, que no es lo mismo ser escopeta que ser pato. Eso lo tengo clarísimo. Debería recortarlo y enmarcarlo como un monumento a las paradojas de la vida. Durante diez años pasé todas las tardes de mi vida escribiendo columna política, repartiendo patadas a diestra y siniestra. Recibir las balas que durante tantos años disparé es mi sello de garantía, el documento que certifica oficialmente que ahora estoy en la otra trinchera. Gracias. Además, siempre seré un ultra defensor de la libertad de expresión.