Friday, August 07, 2020
Dimitris
El 4 de abril de 2012, Dimitris Christulas, un farmacéutico ateniense de 77 años de edad, descendió del metro y caminó lentamente hasta la sede del parlamento griego en la Plaza Sintagma. El lugar era un hervidero de protestas, un avispero de indignados gritando contra los recortes en el gasto social. La cuna de la civilización occidental se transformó de pronto en una nación en quiebra, un estado en bancarrota. En una plaza atiborrada de pensionados, nadie reparó la presencia de Dimitris, que en silencio y sin la mayor parsimonia fue a colocarse debajo de un árbol. Nadie vio el momento en que extrajo la pistola de la bolsa de su saco. Nadie captó tampoco el instante preciso en que abrió la boca y colocó el cañón de la pistola entre sus labios. Sólo el retumbar del disparo, seco y contundente, hizo que miles de personas voltearan la vista al árbol donde yacía el cuerpo ensangrentado de Dimitris. Su nota suicida, encontrada en la bolsa de su saco, fue una declaración de dignidad: “me niego a revolver comida en la basura”. Los suicidios de los románticos del Siglo XVIII eran motivados por la angustia existencial. Los suicidios de la primera década del Siglo XXI los motiva la plena conciencia de saberse desechables e innecesarios.
Thursday, August 06, 2020
Algo muy jodido debe haber en tu existencia o en tu autoestima para que tu carta de presentación ante el mundo sea autodefinirte como incondicional defensor de un líder político, cualquiera que sea su tendencia. Fungir como testaferro o palero de cualquier régimen, sea de izquierda o de derecha, es esencialmente algo abyecto e indigno. Una suma de frustraciones, complejos, profundos resentimientos e inseguridades definen al ente sectario. Se los juro: alguien a quien la vida le sonríe no malgasta sus horas en alabar a un líder. Formado en los valores del liberalismo y el laicismo, siento un rechazo natural hacia el fanático, aquella persona capaz de creer que un dios o un gobernante son infalibles y que sus opositores estamos necesariamente viciados o corrompidos. Por ejemplo, mi primer criterio para rechazar una solicitud de amistad en Facebook o eliminar a alguien de esta red, es que sea un fanático, ya sea de un movimiento político o de una religión. Lo mismo aplica para la charlatanería, la conspirafobia o la pseudociencia, pero esa es otra historia (puedo aceptar de buena gana el fanatismo futbolero, siempre y cuando se asuma como algo lúdico, simple pasatiempo). Si alguien dedica todos los días de su vida a perorar alabanzas a su dios o a su presidente, mi única certidumbre es que se trata de una persona con quien difícilmente podré tener algún día una charla interesante o enriquecedora. Vaya, si tu imagen de perfil es tu foto con el presidente o con el gobernador o el logo de un partido o el símbolo de un culto religioso, entonces prefiero no tener nada que ver contigo. Lo mío es la duda perpetua, el cuestionamiento, el signo de interrogación como bandera de vida, no la alabanza. Por ello me sorprende y me decepciona recorrer Twitter y ver a miles de usuarios presentarse como “100% amlover” o “100% Frenaa”, “radicalmente 4t” . Ya en serio: ¿esa es tu carta de presentación ante el mundo? ¿Lo mejor y más creativo que tienes para autodefinirte y proclamar tu rol ante la vida, es que amas u odias a un presidente? ¿De verdad no haces nada un poquito más interesante? ¿No tienes creaciones o acciones propias para mostrarnos? Alguien que de entrada se presenta como fanático ya juega en inferioridad. Ya sé cómo piensa, cuáles son sus valores y cómo reaccionará en un debate. Al menos en México (y creo que también en EU), esta polarización nacional que para algunos es sana, no es más que un coro de peroratas con los oídos tapados. No estamos ni siquiera poniendo frente a frente dos proyectos de nación o dos ideologías, sino la abyecta adoración a un presidente o el sistemático rechazo al mismo. Sí, también quienes no votamos por este gobierno hemos caído en el juego. Al carecer de un proyecto de nación o de una figura líder, la oposición se limita a desfogar su odio atacando a la persona sin ofrecer alternativa alguna. Triste y pestilente pantano en el que chapoteamos.
Tuesday, August 04, 2020

Monday, August 03, 2020
Con traje de sombras irrumpe la luz de agosto. El sol ha estado bajo control en los primeros tres días del mes más ardiente. No, hoy el cielo no está desnudo e incandescente pero los días empiezan a cargarse una cara de monserga que no pueden con ella. Domingo de carretera infestada y larguísima fila en el Oxxo, de confinados en fuga, de sospechas de contagio. Un 37 y medio de fiebre es heraldo de Apocalipsis y un escalofrío evoca espantosas escenas de entubamientos. La noche interrumpida sin causa aparente a las 4:00 de la mañana y una laaarga entrevista con Ian Peace no fue capaz de conjurar el insomnio. Después la red duermevelera arrojada como palangre en un océano de leche. Morfeo trazando sus rutas de escape, la densidad del lunes, el límbico mediodía, la noche innavegable.
El lunes no deja de ser lunes y eso es lo terrible. Quisieras que la cuáquera cuarentena anulara el fluir del tiempo y deshiciera el orden del mundo, pero … ¡demonios!!! El domingo no renuncia a su dominicalizante dominicalidad y el lunes no renuncia al lunecidio. Moby Dick abierto en la página 203 en plan bíblico o leviatánico.
Sunday, August 02, 2020
