Eterno Retorno

Friday, August 15, 2003

Cada vez leo más el blog de Tijuana en el exilio, tal vez por mi admiración por los países nórdicos y mi enorme deseo de vivir en uno de ellos.
Aunque me agrada mucho México y en particular Tijuana, siempre he pensado que debí nacer en un país de Escandinavia.
Me gusta la mitología nórdica y sinceramente me identifico mucho más con Thor y Odín que con los dioses mexicas. Entre mis discos hay creo más de 35 o 40 bandas suecas de metal y creo que no tengo un solo ejemplar de eso que llaman rock mexicano (Hay metal mexicano y punk mexicano, pero el rock mexicano tipo More FM es una reverenda mierda. Solo Santa Sabina se salva un poco y considero a las bandas del tipo Café Tacuba y similares como el mayor pedazo de excremento que puedes encontrar en una tienda de discos junto con el pop televiso)
Yo no conozco Suecia, aunque me ha tocado convivir de cerca con algunos suecos y me parecen gente por demás agradable. A mí en lo personal me gustan los lugares fríos y la gente fría. El único país nórdico que he visitado es Islandia a donde viajé en 1996 y realmente es un sitio que me gustaría para vivir.
Definitivamente no concuerdo con el autor de Tijuana en el exilio. Las cosas que el detesta de Suecia son las que me gustaría tener en México. Limpieza, privacidad, orden.
Me queda claro que yo no tengo nada de eso que llaman vibra o calor latino, ni fenotípica (eso es más que evidente) ni espiritualmente. No me identifico para nada con eso que se han dado en identificar como propio de las culturas hispanas, su supuesta pasión, su vibra caliente. Nada de eso. Soy un anti valor hispano. Detesto la devoción a la Virgen de Guadalupe y odio ese concepto de lo que llaman valores familiares mexicanos, basados en una organización patriarcal y complejo edípico. Por cierto, también me generan una repulsión sin límites los típicos valores de la cultura chicana.
Y si algo envidio de lo que narra Tijuana en el exilio es el sentido de la privacidad y el orden de los suecos. Odio que la gente tire basura y pegue de gritos en los camiones. Me repugna el nulo respeto al entorno, al medio ambiente y a la privacidad del otro que existe en este país. Me enferma ver mis amadas playas de Tijuana enpuercadas por cerdas familias que sin duda son devotas de la guadalupana y tienen mucho calor latino (y vocación de vasallaje y fracaso por cierto)
Cito textualmente a Tijuana en el exilio: - No sé porque los suecos aman tanta la privacidad de sus entornos, sin que nadie los moleste ni molestarse en ver quién es el que sube. A mi no me gusta, mil veces prefiero un ruidaje, un cantante, que un silencioso viaje a mi destino-
Yo en cambio tengo un obsesivo sentido de la privacidad. Si algo me gusta en un vecindario es que nadie me moleste de la misma forma en que yo no molesto a nadie. Lo malo es que siempre me joden con sus juntas de vecinos. En donde sí no concuerdo es en eso de la música bajita. A mi me gusta escuchar la música tan dura como sea posible. Siempre y cuando sea metal. De preferencia sueco por cierto.

Vocación de vasallos

México sigue siendo un país de vocación imperial, o más bien dicho con vocación de vasallos de una figura imperial a quien rendir infinita pleitesía. Las Leyes de Reforma fueron vapor, la creación de las grandes instituciones políticas y jurídicas son simple comida desechable. En la psique de México no hay instituciones ni leyes que valgan. El mexicano requiere sentir la omnipotencia en una persona. Sí, ahí sí coincido con Enrique Krauze y su teoría de La Presidencia imperial. Tlatoanis mexicas, virreyes españoles, caudillos insurgentes y revolucionarios, presidentes priistas y ahora... ahora Fox. A lo largo de mi vida he cubierto infinidad de giras presidenciales: Salinas, Zedillo y Fox. Todas igualmente teatrales y superfulas, ahogadas en las babas de la eterna lambisconería de esos cientos de rémoras y alimañas carroñeras que reptan en torno a la figura máxima. La ira y la risa se me confunden cuando pienso en los usos y formas del poder en México, ese hipócrita ecosistema de parásitos solemnes. Los medios deberíamos de ponernos de acuerdo un día e ignorar todos la gira del Presidente. Dejarlo hablando solo en el monte y publicar en portada la foto de un bello atardecer en el Pacífico con todo y delfines.


Hastiado de la política

A lo largo de mi vida he estado siempre demasiado cercano al teatro de la política. Sus costumbres y su lenguaje me son familiares desde niño. Recuerdo como me emocionaban las grandes manifestaciones de la campaña gubernamental de 1985 en Nuevo León y las movilizaciones ciudadanas contra el fraude de Jorge Treviño encabezadas por un joven y entusiasta Fernando Canales (sí el mismo cejón que te sugiere que no te de vergüenza ser uno más de los millones de desempleados) Siendo adolescente mi tío me invitó algunas veces a los eventos de la campaña de Salinas como candidato del PRI y más tarde, siendo él diputado, fui varias veces a San Lázaro a ver los encarnizados debates de la Legislatura salinista. Confieso que el asunto me emocionaba. En 1992 comencé a estudiar Ciencias Políticas, pero al final me recibí de abogado en 1996. A lo largo de mi vida estudiantil participé en cantidad de debates y concursos de oratoria. Por alguna razón tengo una endemoniada capacidad innata para hablar en público y ganarme auditorios, pero terribles limitaciones para conversar en privado y negociar. Leí los grandes textos de la teoría política; Maquiavelo, Hobbes, Rousseau, Locke, Cosío Villegas, solo por mencionar algunos. Mis materias favoritas en la escuela fueron Derecho constitucional y Derecho administrativo. Casi todos los días de mi vida tengo conversaciones con políticos o funcionarios públicos y desde que soy periodista desquito mi sueldo escribiendo sobre temas que el 80% de las ocasiones tienen que ver con política. Hoy en día, luego de haber cubierto la enésima gira presidencial de mi vida, me declaro absolutamente hastiado de todo lo que tenga que ver con el tema. No me pregunten como veo el rumbo del país o que pienso de las aspiraciones políticas de Martita o que me parecen los tiradores a la alcaldía de Tijuana. Basta, por favor. Mejor platiquemos del calor que hace en Tijuana, del triunfo del Pumas sobre América, de lo buena que sabe una Heineken bien fría, de lo chingón que estuvo El Enrabiado de Montes, de lo bien que me cae Violetta de Diablo Guardián, de la omnipresencia de Macedonio Fernández en los libros de Piglia, de Los últimos tres días de Fernando Pessoa, de que dentro de 11 días Maiden, Dio y Motörhead me volarán la cabeza de tanto hacerme headbanguar. De lo que sea pero por piedad, olvidémonos de la política. Aunque sea solo un ratito, pero yo pido paz.

Para olvidarnos de la política, mejor hablar de mujeres.
Mi amigo Yorsh pone en In my Room su Top 10 de la belleza. Aquí me permito poner el mío.

I - Carolina Cabello (indiscutiblemente)

II (en un remoto segundo lugar)--- Cristina Scabbia
III Asia Argento
IV Juliette Binoche
V Sophie Marceu
¿Cómo se llama la francesita que sale en La Playa? Bueno ella está sexto. Elizabeth Hurley en séptimo y como ya no me acuerdo quien más, diré que un sin fin de morras que he visto en las calles del Mundo, principalmente en el Viejo Continente y que te dejan literalmente con la bocota abierta.

El Enrabiado
Felipe Montes
Literatura Mondadori

Por Daniel Salinas Basave


No se si El Enrabiado sea la obra más violenta de los últimos tiempos, como dicen sus editores. El calificativo de entrada me parece simplista, sobre todo tratándose de una novela cuya riqueza está en la tremenda agilidad de su prosa y en sus vertiginosos cambios de ritmo.
El regiomontano Felipe Montes ha escrito una historia cruda, llena de oscuridad, en la que es capaz de reflejar en muy pocas palabras la impotencia, la furia y el odio de un hombre y una ciudad.
Lo que más me sorprende es su capacidad de dar saltos prosísticos sin previo aviso, así como el hábil y veloz manejo de un lenguaje por momentos poético para describir los entornos más oscuros.
De hecho, más allá de una narración violenta o terrorífica, prefiero valorar a El Enrabiado como una gran metáfora que describe como pocas esa bestia humana que de una u otra forma todos llevamos dentro y que yace a menudo encarcelada en la mazmorra de la cotidiana conformidad.
Felipe Montes inicia su narración a partir de un hecho que marcó o acaso hirió para siempre la historia de Monterrey y diría aún de la historia de la industria mexicana: La quiebra de Fundidora.
La gran fábrica acerera, que por casi un siglo encarnó el sustento y el motor de una urbe que despertaba con el sonar de su silbato, un día cerró sus puertas para siempre y dejó en la calle a miles de familias.
Para los regiomontanos es imposible olvidar aquellos aciagos días de marchas obreras y la imagen de las gigantescas chimeneas oxidadas y vacías que dejaron para siempre de arrojar humo.
El día en que Fundidora cierra sus puertas, Gonzalo Martínez, un obrero acerero enamorado de su trabajo, regresa a casa al atardecer con el miedo y la incertidumbre a cuestas.
En el Puente de Fierro que cruza el Río Santa Catarina, el obrero es atacado por una feroz jauría de pe-rros callejeros que lo dejan medio muerto sobre un charco de sangre en la banqueta.
Desde los primeros párrafos, Montes parece decidido a desparramar oscuridad en cada una de sus frases. Aunque pudiera parecer que abusa de simbolismos, las descripciones de Montes son demasiado ágiles. Me gusta esa capacidad de inyectar poesía cuando se describe la escena de un obrero atacado por perros en un oscuro puente- “Una nube de pelos, dientes y ojos, colas que flagelan al río de la noche sobre el Puente de Fierro y Acero”. “Ojos intensos en el centro del puente, en el centro de la noche. Quijadas poderosas machacan por partes su cuerpo en silencio. La saliva chasquea en su garganta”. “Su ropa es sudor ante esas bocas de sepulcro y piedras blancas. Polvo estirones dentelladas. Sus brazos y piernas cubiertos de jirones de sangre oscura y fresca”-
Lo que a continuación sucede tiene algunos elementos de una típica historia licantrópica, aunque nuevamente es la prosa de Montes la que es capaz de crear una atmósfera oscura.
Particularmente intensa me pareció una página en la que Montes describe alternativamente en los mismos párrafos dos escenas distintas cargadas de angustia. Por una parte Gonzalo, que empieza a sentir los efectos de su transformación y por otra su anciano padre, buscando trabajo en barrios marginales vestido de payaso.
Más allá del elemento de ficción que supone la transformación de Gonzalo, con mucho más de licantropía que de hidrofobia, la verdadera dureza del libro radica en el derrumbe interior del hombre de familia que de un día para otro ve su vida en pedazos ahogado en la furia de una ciudad hostil y aferrado pese a todo al amor de su familia.
Acaso la bestia en la que se transforma Gonzalo, sea ese monstruo que se incuba en las grandes urbes y que brota cuando los frágiles muros de una existencia se derrumban.

Wednesday, August 13, 2003

Mis crisis de insomnio son lo más parecido que conozco al Infierno.

En un país frontero con Dios, se levantaban sus palacios inmensos. Nadie podrá olvidarlos con haberlos visto una vez. Arca tras arca, bóveda seguida de bóveda, los tesoros acumulados brillaban con oscu-ra intensidad: hundían sus raíces en despojos- No creo que Pablo Soler Frost se refiera a Tijuana-

Pensándolo bien, Violetta, la personaje principal de Diablo Guardián, me cae muy bien. Creo que fui un poco ríspido en mi reseña. Personajes literarios del año: Benito Torrentera de Fadanelli y Violetta de Velasco. Ambos rifan-

Definitivo: Esta semana me agarró el amor (otra vez) por Deep Purple-

Cuando la realidad aprieta, nada como un buen partido de futbol y vaya que América y Pumas se están luciendo. Sentimentalmente los equipos chilangos me valen madre, pues para sentimientos solo mis Tigres existen en mi Universo, pero el duelo entre aguiluchos y unamitas rara vez me defrauda. En junio de 1991, tuve la fortuna de acudir al Estadio México 68 a ver aquella gran final que los felinos ganaron con el tremendo Tucazo que dejó helado a Adrián Chávez- Un verano bello el de 1991. Yo tenía 17 años y una bella novia llamada Carime. Los libros de Sartre y Camus ocupaban mi atención. El salinismo estaba en su apogeo y todo el mundo amaba al pelón. Días después de aquella histórica final, Kreator recetó un histórico concierto en Tlalnepantla y yo fui feliz. En el momento en que escribo esto UNAM gana 3-2- La de cosas que me hace recordar un partido de fut.



Ya empató el América 3-3- Lo siento Huguito, tendrás que callar tu enorme hocico

Tuesday, August 12, 2003

Siempre he estado enganchado al vicio de escribir sin otro propósito que el mero placer y deshago que me genera hacerlo.
Desde el orwelliano y heavymetalero año de 1984 llevo un diario escrito de mi vida que a veces, en días de extremo ocio, me da por leer. He cambiado demasiado de casa, de ciudad y aún de actividades, pero en esencia soy básicamente pan con lo mismo. De vez en cuando me da por leer lo que escribía en un mes como este, pero hace algunos años y me doy cuenta que no hay metamorfosis significativas conmigo. Esto, elegido al azar, lo escribí una noche de agosto, hace cinco años y sin embargo pude escribirlo anoche. Retorno, Eterno Retorno, la vida gira sobre un eje milimétrico-

15 de agosto de 1998- Dejemos morir al Sabbath, dejemos que el vodka se de un paseo y se columpie en mis neuronas. Nosferatu muerde la yugular de la noche, el deseo es mito y Borges promete arrojarme en un laberinto. Carolina contempla el Pacífico reventar en el cuerpo arena de la Península. La jaula ha estado siempre rota. La lluvia ha vuelto a pedir caricias y la historia nunca contada de esta noche se mete como agua en cada poro abierto de mi cara. Un ángel revolotea en las aspas del ventilador y yo no puedo salpicarlo de semen. Las venas de la noche soportan el filo de mi daga. The Devil and the Women as One.


Lo he descubierto: La actriz Asia Argento y la vocalista de Lacuna Coil Cristina Scabbia se parecen mucho. Bueno tal vez depende del ángulo de las fotografías, pero hay algunas en las que lucen casi idénticas. Me gustaría poder verlas en vivo alguna vez para despejar mis dudas.





La mente, algunas veces, se vuelve lodo fértil. Entraña de tierra tropical en donde las ideas surgen como matorrales nacidos de una prófuga semilla. Una imagen, un cielo, un pensamiento, bastan para hacerme parir historias de lo que pudo haber sido.


La niebla volvió a cubrir la Carretera Escénica esta mañana. Nada puede distinguirse excepto las luces de los carros y esos seres fantasmagóricos que se atraviesan como conejos y pegan un brinco entre los hoyos de la barda que ellos mismos se han dedicado a agujerar con furtiva paciencia

Mi hermana Ana ha dejado Irlanda para marcharse a Francia en donde ya debe estar en estos momentos. Solo espero que aproveche la invitación a visitar la bella Italia. Por fortuna, Ana se dio cuenta muy a tiempo que el mundo no se acaba en el Cerro de la Silla.


Las Islas Coronado

Ya lo he dicho antes: La isla al medio día es uno de mis cuentos favoritos de Cortázar. El cuento trata de un aeromozo que todos los días al medio día mira, desde la ventanilla del avión donde trabaja, una pequeña isla en el Mar Egeo con la que empieza a alucinar. Luego de meses y meses de contemplar la isla al medio día, el aeromozo decide pedir sus vacaciones e ir a pasarlas a su soñada isla, que no es más que un peñasco desierto visitado ocasionalmente por pescadores. Cuando finalmente está en la Isla, tirando hueva a pierna suelta, el aeromozo se da cuenta que pronto será el mediodía y se dispone a ver su avión pasar por encima de él. Vaya espectáculo el que la aleatoriedad reserva al aeromozo que desde su hamaca ve desplomarse el avión justo en los peñascos de la isla donde se encuentra. En fin, si no lo han leído ya se los conté. La cuestión es que todas las mañanas (y también las tardes si es que llego temprano) suelo contemplar las Islas Coronado. En ocasiones, las menos, se pueden distinguir con impresionante claridad que permite mirar las rocas y las plantas. Las más de las veces, son apenas un par de sombras oscuras que se diluyen en la niebla, un presentimiento de acecho, fantasmagórico barco gigante, monstruo marino emergiendo del horizonte. Me gusta sentir que las Islas Coronado nos miran, nos acechan y nos vigilan como eternos guardianes. He escuchado toda clase de leyendas sobre ellas, pero yo he preferido fabricar mis propias historias. Alguien está parado en el acantilado de la Isla y observa a Tijuana desgarrada por la furia de lo cotidiano. La ciudad debe mirarse tan inocente, tan etérea desde ese lugar. ¿Quién nos mira desde ahí? ¿Solamente lobos marinos y las gaviotas? En fin, ya no le doy más vueltas al asunto: Quiero mirar Tijuana desde las Islas Coronado.

Hace unos días apareció publicada una carta del escritor Luis Humberto Crosthwaite dirigida al empresario José Galicot en donde explicaba los motivos por los que rechazó que su fotografía apareciera en el Paseo de la Fama tijuanense que ha sido colocado en el horrible aeropuerto de esta ciudad.
Posteriormente, Jaime Chaidez hizo un atinado comentario en su columna dando su apoyo a Luis Humberto. El tema me ha puesto a pensar. El autor del Gran pretender tiene mucha razón y respaldo totalmente su decisión de no aparecer en dicho paseo. Fue lo más coherente que pudo hacer alguien que realmente quiere a Tijuana.
Respeto los esfuerzos que hace Galicot con su Comité de Imagen de Tijuana, pues como hijo adoptivo que soy de esta ciudad, me gusta que se hable bien de ella. También detesto que gente de otras partes de la República hablen pestes de TJ cuando ni siquiera la conocen y jamás dudo en defenderla cuando alguien se pone a blasfemar sobre su nombre sin conocimiento de causa. Lo que no me gusta son los métodos rimbombantes de Galicot y su discurso meloso atiborrado de lindos adjetivos en superlativo. La limpia que promueve el empresario, bajo mi punto de vista, parte de una óptica puritana inaplicable a esta ciudad. No se puede querer a alguien empeñado en taparte los ojos para no mirar aquellas cosas, que bajo una óptica como la de Galicot, son defectos. Es tanto como decir que estas muy enamorado de tu mujer, pero la obligas a matarse en el gimnasio y maquillarse la cara para que elimine aquello que bajo la mirada absolutista se ve feo y es innombrable. A la mierda. No hay nada como amar y ser amado con toda la catarata de defectos inherentes a toda ciudad y ser humano. La Tijuana de Galicot, empapada con ese discurso salido de libro de Miguel Ángel Cornejo, sería aburridísima, soporífera y desan-gelada. Prefiero la Tijuana de Estrella de la Calle Sexta o Instrucciones para cruzar la frontera. Hay que aprender a amar a Tijuana como es y una vez que lo has hecho, no podrás separarte de ella. O acaso porque quiero mucho esta ciudad voy a decir que en Tijuana no hay putas, que en Tijuana no hay narcotráfico, que en Tijuana no hay polleros, que en Tijuana no hay cantinas y que en Tijuana todos somos empresarios bonitos, bien vestidos que no dicen groserías ni van a cantinas y se levantan cada mañana con la falsa sonrisa de un libro de Alex Day. Que hueva. Por lo demás, estoy seguro que el presidente del Comité de Imagen de Tijuana nunca ha leído a Crosthwaite y supongo que sus libros de cabecera son motivacionales o de excelencia empresarial. De cualquier manera, yo apoyo los esfuerzos de todo aquel que quiera hacer algo por nuestra ciudad, aunque tengo otra forma de quererla.
Me quedó con aquella estrofa del buen Andrés Calamaro en la rola Ni tan Buenos Aires: Pero no me importa nada, Buenos Aires es mío y no la cambiaría, me la quedo con toda su porquería- Y sí, amar significa quedarse con alguien o algo, con toda su porquería.
La rola termina con una frase contundente: Buenos Aires, mi cloaca preferida. Tijuana es la mía y aquí me quedé a vivir.

Monday, August 11, 2003

Los lunes me cuesta un inmenso trabajo existir. Y sin embargo, existo.

Me gustó la prosa de El Enrabiado de Felipe Montes. Tiene cambios de ritmo repentinos y muy bien logrados. Acciones contundentes descritas en unas cuantas palabras, delirios interiores atiborrados de metáforas y saltos sorprendentes de la primera a la tercera persona con ocasionales incursiones en la segunda. Felipe me hizo recordar las chimeneas de Fundidora, el silbato eterno, los puentes de fierro.
Un buen libro es una ráfaga de nostalgia.

Acúsome de beber demasiado vodka. Mucho, mucho, muchísimo vodka- Eso suele sucederme en verano y no está en mis manos controlarlo.

Soundtrack del fin de semana: Black Crowes- Me gusta esa mezcla entre Zeppelin, Rollin y Lynard. No puedo evitarlo, me gusta mucho el rock and roll y el southern rock es una de sus expresiones más puras y acabadas.

Fireball de Deep Purple- Este fin de semana anduve rucanrolebrio (cuando no) y la pandilla de Ian y Ritchie puso mi corazón de un color púrpura profundo.

Sábado de carpintería. El carpintebrio se aventó un buen jale. Cobro caro pero le quedó al puro tiro. Ya tenemos un enorme closet en nuestro cuarto y pusimos puertas en el desván de abajo.
Además, ya contraté línea telefónica. Se supone que el día 22 o antes nos la instalan