Eterno Retorno

Saturday, January 08, 2022

se escabulló y volvió a las aguas del ignoto mar del subconsciente

 


Tenía el pez en la red, listo para arrojarlo sobre la hoja y cocinarlo en palabra escrita, pero se escabulló y volvió a las aguas del ignoto mar del subconsciente. Amanecer de un sábado, con la ligera resaquita de espontáneos vodkas que libé en la víspera, surfeando la cresta de una dulce ola onírica que se desvanece si no eres capaz de asirla cuando apenas has despertado. Tu primer acto del día, antes incluso que el primer sorbo de café tan negro como nuestras almas, debe ser  espulgar la red e inventariar la pesca. Qué tan ancho ye inabarcable es el océano donde moran todos esos sueños prófugos del recuerdo consciente, vastísima inmensidad del tejido neuronal siempre oculto.

Friday, January 07, 2022

De un lado están los grupos descaradamente retro

 


Decides apartar tu mirada del calzado y concentrarte en las camisetas. Por lo que recuerdas a Tina le encantan los personajes de manga y el pop coreano o al menos así ocurría hace medio año, pero sus gustos son tan cambiantes, que no es descartable  que ahora esté clavada en alguna nueva moda. Entre las camisetas hay de todo, aunque está claro que la tienda marca la frontera entre generaciones. De un lado están los grupos descaradamente retro que van desde las camisetas con la portada del Abbey Road de los Beatles y el Dark Side of the Moon de Floyd  al London Calling de  Clash sin omitir los abundantes exponentes de metal ochentero. Del otro lado están las camisetas que sin duda gustarían a tu hija con un montón de personajes de caricatura japonesa, monitos de videojuegos o imágenes de adolescentes andróginos de ojos rasgados que no te queda muy claro si son chicos o chicas o simples no genders, como suele espetar Tina, o al menos eso crees recordar. Sí, sin duda una de estas camisetas será del gusto de tu niña. Te la imaginas perfectamente luciéndola  y la talla a elegir debe ser  small o extra small. Tina va a cumplir 15 pero sigue teniendo el cuerpo menudo de una chamaquita. Comparas camisetas y por un momento estás tentado a tomar una foto con tu celular y preguntarle cuál prefiere, pero eso anulará la sorpresa. Por primera vez te atreves a romper el silencio y preguntar por el precio. Tu pregunta es formulada en español. La chica del mechón púrpura te responde,  sin siquiera voltearte a ver, que valen 25 o 30 dólares según el modelo. Instantes después te aclara que si llevas tres camisetas la tercera tiene un 25% de descuento, pero a ti va a alcanzarte exclusivamente para una y deberás elegirla muy bien, pues si cuesta 30 dólares, no es descartable que con las taxas acabes por exceder tu límite de 34 dólares.

Thursday, January 06, 2022

La existencia de librerías oníricas a las que uno regresa cada cierto tiempo

 


Navegar sobre las dos horas de diferencia con el centro de la República. He llegado  a un hotel  en la Ciudad de México. Viajo (creo interpretar) en plan de trabajo. Cobertura, reporteo, chambitas de antaño. Algo pude haber olvidado y traigo el chincual de maximizar el tiempo, de sacarle raja y provecho a esas dos orugas. En Baja California no es tan tarde, pero acá son ya las 15:18. De eso sí no tengo duda. El único pez concreto yaciente en mi red duermevelera son las tres y dieciocho de la tarde y la sensación de que el colchón horario no es tan amplio ni permite tantos lujos, aunque siempre se puede jugar con él. Algo se me ha perdido y me hace cavilar, pero ya me anda por bajar y salir a caminar por cierta placita donde hay, cómo no, cierta vieja librería en donde ya he explorado en anteriores duermevelas y claro, debo traer un libro entre ojos, aunque ando más bien en plan de dejarme sorprender y acechar por algún improbable ejemplar no contemplado. También me pregunto dónde voy a comer y barajeo ciertas opciones no tan caras donde al parecer hay buena carne. 

Lo emocionante y destacable es la existencia de librerías oníricas a las que uno regresa cada cierto tiempo, porque ésta de la red duermevelera no se basa en alguna librería real en específico. Creo recordar que está al lado de un restaurante, frente a una plaza, en la planta baja de un viejo centro comercial. No está muy bien surtida pero se defiende. Existe solo en el subconsciente pero creo que he regresado a ella en no pocas duermevelas. Espero en la siguiente me den por lo menos una bolsa y un  separador de recuerdo. 

Wednesday, January 05, 2022

así, sin últimas palabras ni aspavientos

 


Los suicidas del palacio municipal, una cofradía noir clásica fumando el humo mientras todo pasa, mirando el patio central desde el tercer piso. Hay un forajido dispuesto a reincidir y tiene cara de Marqués de Coralito.  Un tipo flaco, vestido  de guayabera roja con blanco se aterra ante la propuesta y sin decir “agua va” se arroja simplemente al vacío, así, sin últimas palabras ni aspavientos. El resto permanece impávido, sopesando la propuesta. Se trata de un asalto estilo Viejo Oeste al parecer, algo muy a lo Jim Thompson aunque el nombre que suena en la caja negra es Elmore Leonard. Allá abajo, justo afuera del Mr Fish, ya hace el suicida de la guayabera rojiblanca o acaso el recuerdo de un suicida anterior, o de su sordo llanto subterráneo. Es la Cone quien me habla de cómo se escuchaba el lamento agónico de aquella atormentada anatomía a punto de transformarse en alma en pena, el monocorde chillar de alguien con las vísceras hechas mierda tras caer en durísimo concreto desde un tercer piso, un despedazado suicida que no murió instantáneamente pero morirá en la ambulancia. 5:40 a.m. Nada mal para arrancar con la invernal escritura mañanera de un 5 de enero.

Tuesday, January 04, 2022

La cíclica escénica de enero sienta sus reales


 

 Enero jamás se niega a sí mismo. Enero derrocha esa esencia de eterno retorno, de nuevo comienzo en el vaivén de los ciclos. A medio camino entre la resaca y la efervescencia, enero tiene la personalidad de un baño frío al amanecer. Nunca el cruce del umbral entre un mes y otro es tan contrastante. El biorritmo existencial parece requerir estas cíclicas oscilaciones y nuestra conductual naturaleza nos condiciona a seguir estos patrones de comportamiento.  Lo que hasta hace tres días era pachorra y relajación hoy se torna en una vocación estoica y proactiva. Lindas fueron las tardes y noches de beber bourbon frente al pinito, de dieta rota,  lecturas dispersas, películas en familia, recuentos y nostalgias. Dimos la bienvenida al año peregrinando al Valle de Guadalupe, concretamente a uno de sus secretos mejor guardados, que es la vitivinícola  Vena Cava, al que bien podríamos nombrar nuestro vino bajacaliforniano favorito (aunque La Carrodilla corre casi a la par). Con las caminos anegados por las recientes lluvias, no fue tarea tan sencilla llegar hasta ahí, pero en verdad valió la pena vivir  el primer atardecer del año en el restaurante Troika a la orilla de un inspirador laguito. El 2 de enero fue consagrado a un maratón de Netflix, disfrutando en familia la nueva temporada de Cobra Kai, un buen churrito americano que sabe reflejar  dilemas intergeneracionales y contrastar personalidades y ambivalencias con mucha mayor malicia que el ochentero Karate Kid y su mundo de buenos buenísimos y malos malísimos. Con ese maratón dijimos adiós al hedonismo de temporada.

Con el primer día hábil de año irrumpe la imperiosa necesidad del nuevo comienzo. El árbol navideño es el termómetro de nuestras emociones, el testigo perfecto de esta oscilante vibra. Colocar el arbolito es un acogedor ritual cuyo horario ideal es el prematuro crepúsculo invernal, con villancicos, galletas y alguna bebida, con toda la calma para ir combinado esferas y adornos. Su brillo en la sala parece ser el salvoconducto para para entregarse a una suerte de hedonismo hogareño. En nuestra casa nos tomamos de lo más en serio la decoración navideña  y no creo ser subjetivo si afirmo que mi esposa Carolina  compite a un nivel profesional a la hora de combinar colores, formas y espacios. Sin embargo, con la irrupción de enero llega la  necesidad de dar vuelta a la página y dejar atrás. El 3 de enero, en un arranque energético, quitamos el árbol y las luces de las ventanas. Ponerlo es una ceremonia pero quitarlo  es un proceso industrial mecanizado. Esa es la vibra adecuada.  Cuanto más rápido y preciso mejor. Hoy la pared desnuda me indica que debo ponerme las pilas. A las 5:00 de la mañana ya estoy despierto metiéndole velocidad a un proyecto postergado. Dos horas después arranco la escritura de esta columna, la primera del 22.  Reviso correos, pongo en orden archivos y tecleo en mi lap top con la sensación de que la vida no piensa esperarme. La vida es cíclica, no lineal. Conozco bien esta sensación  tan propia de los diciembres y eneros. Hoy Iker vuelve a clases y el día 17 retornará presencialmente a la escuela luego de 22 meses de ausencia, lo cual es todo un acontecimiento. La cíclica  escénica de enero sienta sus reales. Hay que aprovechar el impulso y subir a la cresta de la ola. La nietzschiana serpiente del eterno retorno ha vuelto a morderse la cola

Monday, January 03, 2022

Cuscatlecos en plan ladino

 



Había un retén al final de la pendiente que desciende hacia el Forjadores de la Patria. Salté como pude el charco de aguas negras y les dije a los soldados que vivo aquí y  que suelo pasear siempre por el rumbo con mi perro (he olvidado si Pappo me acompañaba). Ahí, en la vereda, del otro lado del retén, estaba la caravana. Trailers, camiones, casas rodantes y chingos de salvadoreños manifestándose, exigiendo no sé qué, si visas humanitarias, trabajo, dinero o todo a la vez.  Los cuscatlecos en plan ladino y lastimero, chantajeando sentimentalmente pero advirtiendo la posibilidad siempre latente de un brote violento, una erupción de rabia, riot salvatrucha.

Sunday, January 02, 2022

(¿a alguien le consta qué tan oscura es la boca de un lobo?)

 


Retorno, Eterno Retorno. Sigue girando, dirían los Ratones. Volver a empezar, partir de cero, con la cuenta en blanco. El primer garabato antecedió al primer sorbo de café que aún no he dado, peor que daré al momento de terminar esta frase. El sorbo primario ya va peregrinando por mi esófago y el segundo va tres pasos atrás…  

Tanta y tan gélida es la oscuridad de esta madrugada, que por un momento tuve la certidumbre de estar sin luz y hasta encendí la lámpara para comprobarlo. Boca de lobo, dice el lugar común (¿a alguien le consta qué tan oscura es la boca de un lobo?) frío de montaña. Un frío que nada tiene de metafórico. La red duermevelera me arroja el envío de un comunicado, una nota aclaratoria, un “lo que él quiso decir” o lo que yo quise decir pues al parecer el comunicado era para justiciarme a mí mismo o desmentir y desconocer un comunicado que nunca mandé (crisis de comunicación, le llaman). Arrancamos  el 22 hedonistas e intrépidos, yendo a las profundísimas profundidades de nuestro valle, hasta el oasis de la VenaCava. Hay un vestigio de embrujo a la orilla de ese lago y valió la pena surcar veredas anegadas y peppapigueanos charcos de lodo. El crepuscular retorno por la serpenteante carretera libre arañando los últimos destellos de moribunda luz que arrojó el primer sol del año, mientras el Conejo nos aguardaba con su Tita. Enero y su innegable esencia. Enero no se niega a sí mismo. El 1 es todavía una cápsula de irrealidad, un instante de fuga, pero el 2 tiene vocación de realismo crudo aunque sea domingo y poco a poco, el pino, los renos y los cojines navideños empiezan a mirarnos con el rostro de los desahuciados. 

(¿Qué acaso ya se valen los testimonios realistas en esta red duermevelera? ¿No se supone que todo debía ser vena onírica por estos rumbos? ¿Dónde han quedado las surrealistas arenas mojadas del subconsciente?)