Eterno Retorno

Friday, July 08, 2022

Breve introducción a la metafísica y antropología cultural del taco vario

 


Volvemos  a los tacos varios, como se vuelve siempre al amor. Entre todo lo que la pandemia nos robó, nada fue más triste que prescindir de una buena taquiza frente a un puesto. Yo no sé qué piensen ustedes colegas, pero creo que de todas las comidas callejeras del mundo, ninguna es tan nutritiva y tan completa como un taco vario. Vaya, no recuerdo ningún platillo de carrito que tenga tantos componentes alimenticios en una sola unidad. Dentro de dos tortillas hay proteínas, lípidos, vegetales,  A mí el que más me gusta es el de milanesa bañado en lengua, a lo que se agregan frijoles, arroz, nopales, cebollas, salsa verde. Ni hablar del de chile relleno o tortita de carne. Mención aparte la habilidad de los taqueros y su capacidad de concentración para manejar 18 guisos diferentes con sus respectivas salsas frente a un puesto siempre atiborrado. Todos un Dj a la hora de las mezclas. Claro, un buen comedor de tacos callejeros debe ser un gran malabarista capaz de comer de pie  haciendo equilibrio con el plato, la salsa, los limones y la bebida. Creo que solo los mexicanos tenemos esa bendita habilidad que heredamos genéticamente a nuestros hijos. Mención aparte la iniciativa legal que enviaré a al Congreso de la Unión  para que se declare al taco vario patrimonio gastronómico nacional. Si yo trabajara en la Secretaría del Bienestar, crearía un programa de subsidios e impulso al taco vario como parte fundamental de la canasta básica mexicana. Con dos tacos varios que te comas en la mañana tienes gasolina para el resto del día. Nutricionalmente es infinitamente superior a cualquier chatarra del Oxxo, hamburguesas o hotdogs. Créanme colegas: en el taco vario yace el futuro alimenticio de la nación y ya nomás de escribir esto se me antojó otro de milanesa.

Thursday, July 07, 2022

El Kreador en Tlane

 

 

Ocurrió hace exactamente 31 años y fue por mucho, pero por muchísimo, el mejor concierto de aquella era demencial. Yo acababa de terminar segundo año de prepa, me había ido a exámenes extraordinarios de química y geometría analítica, México vivía las elecciones intermedias en pleno idilio salinista y un eclipse nos cubrió con su manto oscuro la tarde del 11 de julio. Kreator fue la primera banda de metal europeo que vi en mi vida. En aquel 91-92 fui a todas las tocadas que hubo en la Arena López Mateos de Tlalnepantla, la Catedral del Metal en México. Hubo algunas muy prendidas y otras que con el tiempo alcanzaron el nivel de leyenda, como la de Eskorbuto el día que cumplí 17 años (único ritual punketo celebrado en ese espacio netamente metalero), pero en lo estrictamente musical, la de Kreator fue punto y aparte. Nunca había visto a una banda de Thrash sonar de forma tan pulcra y bien ejecutada. Era la gira del Coma of Souls. En aquellos tiempos prehistóricos anteriores a internet, dependías por entero de los flyers y los fanzines. De pronto empezaba a correr el rumor en el Chopo o en bazar de Lomas Verdes: “que viene Death, que viene Sacred Reich, que viene Obituary, que viene Morbid Angel, que viene Sepultura, que viene Carcass...” Luego, un día cualquiera, tu vida se iluminaba cuando veías el cartel pegado en algún muro. Empezabas entonces a juntar tu lanita y a contar los días que faltaban, siempre con el nervio de que lo fueran a cancelar. Nada de Ticketmaster, nada de lugar numerado y ninguna forma de checar detalles de la gira. Aquello era en verdad subterráneo. A muchos de esos conciertos fui solo y mi alma porque ningún amigo se atrevía a acompañarme. Tlalnepantla era algo así como el corazón de las delincuenciales tinieblas y aquellas tocadas tenían mala fama. La ruta era larga: una combi azul desde El Olivo hasta Cuatro Caminos y de ahí la combi hasta Tlane por toda la vía Gustavo Baz, atiborrada de puros greñudos de camiseta negra. Afuera de la Arena la horda aguardaba desde temprana hora a que se abrieran las puertas. Aquella vez partió plaza Leprosy y después subió Mákina. Recuerdo que Kreator abrió con The Pestilence, siguió con Betrayer y el primer trallazo que me hizo arrojarme un stage diving suicida fue Extreme Agression. Una auténtica agresión extrema y no chingaderas. El setlist estuvo de lo más variado. Recuerdo People of the Lie, Under the Guillotine y el clásico cierre kreatoriano con Flag of Hate ligada con Tormentor. Me aterra la facilidad con la que hoy en día hablo de 30 años como si tal cosa. Volví a ver a Kreator hasta la primavera de 2009, con Belphegor y Exodus, en el bien portado y siempre muy controladito espacio del House of Blues de San Diego en compañía del buen Okta. Tres décadas después, el Kreador germano sigue sacando discos y girando por el mundo (estarán en Monterrey en septiembre), el mundo jura haber cambiado, pero yo a veces ni por enterado me doy. Tengo 48 añotes y sigo (como dice Luzbel) atrapado en el Metal. Ni modo: hay terquedades y clavazones que coquetean con la eternidad.


Tuesday, July 05, 2022

Mi caos favorito

 



A ver raza: ayer publiqué un post sobre lo desbordado multitudinario y excesivo que se ha vuelto todo en Baja California. Mi texto generó algunas reacciones y bueno, yo creo que el embrujo de la escritura es que cada quien le da la interpretación que quiere y eso se respeta. Sin embargo, me gustaría puntualizar o dejar claras algunas cosas.

La primera, es que con todo su caos a cuestas, Baja California es, desde mi punto de vista, el mejor lugar de todo México para vivir. Al menos yo no lo cambiaría por ninguna otra entidad.

He viajado por toda la República y por 22 diferentes países, he vivido en otras ciudades y puedo afirmar con objetividad y conocimiento de causa, que yo elijo Baja California por encima de cualquier otro lugar de México.

Por ejemplo, nací y viví la primera parte de mi vida en Monterrey, y aunque le tengo cariño a mi tierra natal, a la hora de elegir y poner en la balanza, yo elijo una y mil veces a Baja California por encima de Nuevo León. Lo que más extraño de tierras regias es sobre todo la cultura futbolera y el poder ver jugar a mis Tigres cada 15 días. Extraño sus montañas, en especial la Huasteca y el Sol poniéndose tras las Mitras; extraño cierta forma de preparar la carne asada, pero como lugar para vivir y tener un hogar yo prefiero a Baja California.

También viví casi cuatro años en la Ciudad de México y hasta hace poco solía viajar ahí con cierta frecuencia y por lo que a esa urbe respecta no tengo ninguna duda: elijo un millón de veces a Baja California por encima del Chilango. La capital está muy bien para ir de paseo unos días (de preferencia pocos) recorrer sus librerías (el único punto en que nos superan) ir a algún concierto y párale de contar. Cuando viví ahí fui muy feliz, pero eran otros tiempos (88-92). Me costaría horrores volver a habitar en esa ciudad y me cuesta trabajo creer que haya gente que pueda ser tan feliz ahí, pero en este mundo, por fortuna, hay millones de rotos para millones de descocidos.

En mi caso no hay medias tintas ni titubeos: yo creo que Baja California es el mejor sitio posible en México. Tal vez mi plan B, si tuviera que elegir otro lugar para vivir, sería Baja California Sur.

Ayer escribí que todo se ha desbordado y se ha vuelto excesivo en Baja California y eso es cierto. Genera inconvenientes, sí, pero piensen que si hay un kilómetro de fila en la caseta de Capufe en Playas de Tijuana, es porque nos siguen visitando decenas de miles de turistas. Si ves cientos de construcciones por toda la ciudad y un montón de restaurantes caros a reventar, es porque la economía, pese a todo, fluye y el dinero se mueve. Si hordas de sureños siguen llegando, es porque pese a lo que digan, aquí se vive mucho mejor que en el Centro y Sur de México. Mal que bien, somos el corazón del corredor macro-económico binacional más grande de América.

Claro, los riesgos son muchísimos, pues la región se nos está desbordando y puede colapsar. Urge impulsar una planeación ordenada a mediano y largo plazo, dejar de apostar por aspirinas y remedios temporales y unir esfuerzos en pro de las ciudades que les heredaremos a nuestros nietos en 2050. El programa Respira, que impulsa el actual Gobierno del Estado, despierta mi esperanza.

Baja California es insegura y por desgracia lo seguirá siendo, porque por nuestra posición geográfica estamos condenados a ser la joya de la corona de casi cualquier negocio ilícito, pero aunque las estadísticas sean escandalosas sobre todo en lo que se refiere a homicidios, creo que como ciudadano vives mucho más inseguro y con mucho más miedo en estados como Guerrero, Tamaulipas, Michoacán, Morelos o el EdoMex.

Pero con todo su caos y su inseguridad a cuestas, mi sitio en el mundo es este brazo de noble tierra que surgió del fondo oceánico; estos benditos 71 mil 450 kilómetros cuadrados en donde caben todos los climas y ecosistemas.

Esto es Baja California- Casi cuatro millones de habitantes procedentes de muy diversos rincones del país y del planeta creando un mosaico multicultural siempre abierto al mundo.

Esto es Baja California- Abrazada entre las aguas de dos mares; uno frío e impetuoso, otro cálido y sereno.

Esto es Baja California- Tierra de oportunidades e innovación; de dinamismo y fuerza de voluntad; siete municipios, cada uno con su esencia y vocación, con uno de los índices de desarrollo humano más elevados de México; una joven entidad ubicada en la esquina noroccidental del país, ventana al Lejano Oriente y puerta de entrada a la economía estadounidense

Esto es Baja California- Una península que por millones de años fue fondo marino y emergió de las aguas del Pacífico. “Doncella que surge del mar”, reza el Canto a Baja California en alusión a la que es considerada una de las formaciones geológicas más jóvenes de la Tierra.

Esto es Baja California - Un caleidoscopio de ecosistemas en donde la montaña nevada no está muy lejos del arenoso desierto y donde el silencio bajo la noche estrellada en una playa solitaria antecede al neón de la iluminada noche urbana.

Somos muchos los que llegamos de paso y nos quedamos aquí para siempre, porque una vez que conozcas la Baja California profunda corres el riesgo de no querer irte nunca.

Caminamos por ardientes desiertos y sierras nevadas.

Nadamos entre las olas más salvajes y las tibias aguas de un spa natural en medio del desierto.

Brindamos con el mejor vino de México

Comemos lo mejor de nuestro mar y nuestra tierra fusionado en la cocina Baja- Med.

Nos fundimos en el silencio de La Rumorosa y en el loop eterno de la noche tijuanense.

Baja California es diversidad

Baja California es innovación

Baja California es magia

Baja California es inspiración

Cierto, estamos hechos un canijo caos, pero es este mi caos favorito.



 

 


Monday, July 04, 2022

El Sol afila sus dientes, el verano se anuncia rudo y todo el entorno parece enloquecer

 


No sé si a ustedes les pase lo mismo, pero de un tiempo para acá tengo la impresión de que todo se ha desbordado y se ha vuelto excesivo por estos rumbos bajacalifornianos. Es como si en este 2022 se hubiera multiplicado la raza humana en Tijuana, Rosarito y Ensenada. Como si de un día para otro le hubieran sumado un millón de personas más a este terruño. Lo que antes te tomaba minutos hoy te toma más de una hora. A donde vayas hay una multitud. Un fin de semana cualquiera, sales a la carretera Escénica y en la caseta de Playas te encuentras filones de un kilómetro, a veces en ambos sentidos. Regresas por la Avenida Internacional y a cualquier hora del día fluye a vuelta de rueda. Tomas la Vía Rápida Poniente y te encuentras una vía lenta donde se celebra una carrera de caracoles contra tortugas. Ir de Playas a la Mesa te anda tomando una hora. De la Vía Rápida Oriente ni hablar: esa está por completo anulada por la kilométrica fila del cruce internacional en Ready Lane, que a menudo está atrás de la 20 de Noviembre. La Vía Rápida Oriente es una vialidad cancelada con la que ya no cuentas en tu ciudad. Si llegas de Tecate por la carretera de cuota, tardarás más de una hora en cruzar el bulevar Industrial. Haces lo mismo de la caseta hasta Mexicali que de la caseta hasta Playas de Tijuana. Ya para que acabe prefiriendo correr el riesgo de irme por el Bulevar 2000 al caer la noche, es que la cosa es seria.

Pero no hablo solamente del tráfico. Vas un día cualquiera al Costco y las filas para pagar atraviesan toda la nave y llegan al cuarto congelado de las verduras. Tardas 20 minutos en llenar tu carrito y más de una hora y media en pagar. Vas a un festival Otaku en el Museo del Trompo o en el Cecut y verás ríos de gente. Encontrar estacionamiento es algo más que una hazaña, si bien te va en el tercer piso de Plaza Río. Ni hablar de la fila para pagar el boletito a la hora de salir del parking. Las calafias y los taxis de ruta van abarrotados. Llegas a comer al Caesars una tarde cualquiera y la lista de espera es de más de una hora para poder entrar. La carretera en el Valle vinícola es un hervidero y es imposible ir a un restaurante sin reservación. En los hoteles ensenadenses como el Coral y Marina la ocupación es total de aquí a septiembre. En el Dandy del Sur no hay un resquicio en la barra y en el Hussongs pistearás rigurosamente de pie, con apenas espacio vital para alzar tu cerveza. Caminas por Tijuana y en donde pongas los ojos verás una construcción: cimientos, andamios, grises carcasas de descomunales edificios. Oficinas, condominios, varios miles de albañiles. Ayer en el Oxxo hice más de 20 minutos de fila. La cerveza y el hielo saqueados. Hordas de gringos y pochos acunando sus respectivos cartones de Tecate como si fueran bebés. En el asador de la colonia, un tumulto aguarda impaciente con sus kilos de carne. Una tropa completa de la Guardia Nacional asando sus carnitas y echando el taco en el estacionamiento sin soltar jamás sus R-15 mientras la gringuiza enfiestada del 4 de julio brinda por el jolgorio de estar vivos y yo leo la autobiografía de Johnny Ramone aguardando turno de mis ribbs en la parrilla. Las inmobiliarias construyen casas y la gente se las compra, los costos de la vivienda suben al cielo y cada vez más estadounidenses optan por vivir en este lado de la frontera (nuestra colonia ya es bilingüe desde hace un tiempo). La economía parece estar en ebullición, la gente abre las carteras y gasta, el dinero circula, pero al mismo tiempo las calles y camellones están a reventar de migrantes deportados, gente sin casa durmiendo en las banquetas, centroamericanos aguardando el milagro de una visa humanitaria, ucranianos en fuga buscando hogar. En cualquier estacionamiento hay viene-vienes, cargadores o gente que hace cualquier cosa por conseguir una propina de cinco pesos. En casi cualquier ladera o baldío brota de un día para otro un tenderete, una casita de llanta y cartón y un mes después aquello es ya un pequeño asentamiento (fíjense en la rampa El Soler o al borde de los Laureles). A la orilla de la carretera ves un montón de gente caminando a la deriva en medio de la noche, tecatos o esquizofrénicos en feroz diálogo con sus demonios internos. El Sol afila sus dientes, el verano se anuncia rudo y todo el entorno parece enloquecer. The World is on Fire. Un presagio ronda mis duermevelas: algo va a suceder, algo va a estallar.