Eterno Retorno

Friday, October 22, 2021

Despanzurrar al Centauro

 


Despanzurrar al Centauro

Manual de pepena y caza para ensayistas rejegos

Advertencia- Aquí estamos hablando de ensayo literario, es decir de creación e imaginación. Olvídense del abstract, los objetivos,  el  marco teórico- metodológico o las conclusiones. Aquí lo que se valora sobre todo y ante todo  es la inventiva, pero  también la riqueza de la prosa, su claridad y fluidez, la originalidad de la exposición y la capacidad de establecer un diálogo franco con un hipotético lector.

 

1-    Ante todo sé creativo y suéltale las riendas a tu imaginación.  En el ensayo literario  la creatividad lleva mano sobre la erudición.

2-    Me gusta concebir el ensayo como una conversación y no como una conferencia. Cuando escribo ensayo tengo el ánimo de una charla de café o cantina. El ensayo es el fluir el pensamiento en voz alta.

3-    Olvídate de los límites. Cualquier tema es susceptible de ser desarrollado en un ensayo. Puedes bucear en profundidades ontológicas, desmenuzar la quintaesencia de la poesía mística o simplemente disertar sobre el rol de los corta uñas y los cepillos de dientes en la vida moderna.

4-    ¿Cuál es el mejor tema? Un tema que te emocione pero sobre todo que te inquiete, que  te haga dudar y reflexionar mientras caminas,  te bañas o intentas conciliar el sueño. Es deseable  (obvia decir) dominar dicho tema pero importa más que tengas algo diferente e imaginativo que expresar.

5-    Hazte preguntas y hazle preguntas a tu lector. Atiborra tu ensayo de signos de interrogación.  Nada errado andaba Sócrates con su mayéutica.  Los mejores ensayos son los que siembran dudas, no los que imponen certezas. Pregúntate, respóndete,  vuélvete a preguntar y deja que sea el lector quien saque sus conclusiones.

6-    Escribe preferentemente  desde el yo. La neutralidad y la distancia son deseables en la nota periodística o el reportaje, pero si hablamos de ensayo se trata de darle voz a tu pensamiento y de razonar tus ideas.

7-    Lee tu ensayo en voz alta e intenta sentir su ritmo y cadencia. De acuerdo,  un ensayo no es un poema, pero siempre es mucho más rico leer a un ensayista capaz de expresarse en  una prosa rítmica plena en imágenes, juegos de palabras o metáforas que a un hacedor de ladrillos.

8-    Narra historias. Echa mano de  tu anecdotario personal, de tus recuerdos o  tus lecturas. Recurre a personajes de cuento o de novela, a estrofas de poemas o a escenas de películas o a cualquier elemento de la cultura popular que te ayude a expresar mejor una idea.

9-    Aunque existen riquísimos ensayos miscelánea en donde se habla de todo un poco y se da rienda suelta a la dispersión, lo ideal es no salirse por la tangente y cambiar de tema abruptamente. Desarrolla tu tema a profundidad sin dejar de tender puentes y bifurcar senderos.

10-                       En el ensayo  la sabiduría se aplaude pero aquí no se trata de derrochar conocimientos. No te aferres a  demostrar lo mucho que sabes sobre un tema amontonando datos y estadísticas. No cuestión de emular a  Wikipedia sino de expresar puntos de vista, lanzar interrogantes, formular hipótesis.

11-                       Ante todo lee.  Sé un lector omnívoro y lee a cuantos ensayistas puedas pepenar. Lee a Montaigne, que es el papá de los pollitos y después lee a Thomas de Quincey, a Rousseau, a Nietzsche y Zweig. Lee la obra ensayística de Borges (sin duda lo más parecido a eso que llaman deidad). Lee a Susan Sontag y a Margo Glantz. Lee  a Alfonso Reyes y lee a Vasconcelos. Lee a Sergio González Rodríguez, a Juan Villoro, a Laura Sofía Rivero y a Heriberto Yépez.  Lee por favor a Gabriel Zaid y Octavio Paz (aunque te hayan dicho que es un mamón) y lee a Cristina Rivera Garza (aunque a veces me harte su estilo). Lee Cumpleaños de César Aira y El último lector de Piglia.  Lee a Sergio Pitol y a Alberto Manguel y si quieres estar a la moda lee a Irene Vallejo y a Yuval Noah Harari (de moda o no, ambos son buenísimos).

12-                       Mejor no me hagas caso. Deja las reglas y los inviolables mandamientos para la academia.  Tú imagina, crea y sobre todo duda y hazme dudar. Ten siempre afilado y al acecho el signo de interrogación.  (DSB)

 

 

 

Tuesday, October 19, 2021

Nuevos mapas del limbo transpeninsular

 


La historia comienza cuando Ánimas Rocafuerte, ya moribundo, encarga a la reportera Betina Ángeles el rescate y compilación de unas crónicas viajeras que conformarán el segundo bloque de la Enciclopedia apócrifa de las Californias. Betina relee los testimonios, escritos cada uno de ellos por un viajero diferente y al encontrarlos dispersos e incompletos, decide llenar ella misma los vacíos dando rienda suelta a la imaginación o emprendiendo sus propios viajes en busca de ruinas o vestigios que certifiquen la existencia de los sitios narrados.

Betina va narrando su propio periplo y el de los viajeros ficticios mientras va describiendo los lugares, con sus habitantes y leyendas. Lo que leeremos es su propia crónica testimonial como viajera, alternando con los testimonios que va recopilando y construyendo. Aunque los sitios son reales o en algunos casos legendarios, la ficción se impone a la realidad.

  Junto con Betina viajamos por las Islas Coronado y el legendario casino de Al Capone; La Chinesca y sus fumaderos de opio ocultos en laberintos subterráneos; los precipicios de La Rumorosa y su cofradía de fantasmas y aparecidos junto con su mítico manicomio; la Isla de Guadalupe y su santuario de tiburones blancos; el Foreign Club, el Nelson, el Casino Agua Caliente y los altares de la legendaria Sodoma de los años 20; el gran desierto transpeninsular y el lenguaje de sus piedras; la fiebre gambusina en la Ensenada decimonónica y el edén vinícola que los prófugos rusos molokanos construyeron en San José de la Zorra.

El libro concluye con el ensanchamiento de la gran falla geológica que acabará por desprender la península bajacaliforniana de la plataforma continental

Nuevos mapas del limbo transpeninsular  abreva de libros como Las ciudades invisibles de Italo Calvino y Danubio de Claudio Magris. Su intención es jugar con una cartografía híbrida al estilo de los mapas medievales en donde a un lado de islas reales aparecen dragones marinos y abismos oceánicos.

Caterva de calafias y californios

 


Con un guiño a Vidas imaginarias de Marcel Schwob, a Historia universal de la infamia de Borges o a Historias falsas  de Goncalo M. Tavares, Caterva de calafias y californios  está estructurado como un mentiroso diccionario biográfico.

La historia comienza en el momento en que Ánimas Rocafuerte, anciano vitivinicultor del Valle de la Trinidad y buscador de pinturas rupestres y reliquias de misiones, decide conformar una enciclopedia más grande aún que la de Diderot y D’Alembert en donde se narre la historia oculta de los personajes que imaginaron y construyeron las Californias. Rocafuerte va armando un rompecabezas con retazos de pinturas rupestres, viejos pergaminos, recortes de prensa, testimonios, grafitis y ligas a sitios ocultos en la red profunda.

El diccionario arranca con la biografía de la mítica Reina Calafia, amazona mayor de las Californias y la historia de Ginés de Larrazábal, integrante de la expedición de Cortés por el Pacífico, que en el barco leía un ejemplar de Las sergas de Esplandián y va construyendo en su cabeza la California mitológica mientras navegan entre las islas. Aparece Juan Rodríguez Cabrillo, Francisco Ulloa y el Padre Kino, primeros exploradores de la Península y la Alta California, así como los corsarios chilenos y británicos que invadieron San José del Cabo para jurar la independencia del territorio o el aventurero William Walker, fundador de la fallida República de Sonora.

Aparecen por supuesto los insurrectos magonistas que integraron la comuna anarquista secesionista de 1911 y también los defensores de la trinchera bajacaliforniana, los primeros zares del juego en la mítica Tijuana de los años 20,  la galería de personalidades que se perdieron en las noches blancas del Casino Agua Caliente, los fundadores rusos del valle vinícola  y el contradictorio Juan Soldado, violador y santo.

Hay también una galería de retratos de personajes recientes como la Maguana, ex bailarina mulata y esquizofrénica, convertida en la indigente más célebre de Tijuana; Rafa Saavedra y su noche tecnopoética; Noe Carrillo y su extraña desaparición  a la par de personajes siniestros como Ramón Arellano, Jorge Hank y el Pozolero.

Son biografías imaginarias, donde se narran posibilidades de destinos alternos, casi siempre absurdos y con finales abiertos. El orden de las biografías es cronológico. 

 

Monday, October 18, 2021

En vano esperó Livio su regreso.


 

El otoño trajo consigo las primeras noches realmente frías, algunas lluvias  y el arribo de los osos. No era infrecuente ver a los plantígrados rondando en las cercanías de las zonas habitadas de la Sierra Madre. Aunque no era cosa de todos los días, los avistamientos de osos  ocurrían una o dos veces por año. Lo que no era frecuente, era verlos  entrar a los patios o deambular frente a los porches  de las casas.

Un día, poco antes del amanecer, un ruido de cristales rotos despertó a Livio. Desde la ventana de su cuarto vio a una la pareja de osos dando cuenta de los restos de su solitaria cena de la noche anterior que había olvidado recoger de la mesa de la terraza. Eran dos osos negros de tamaño considerable que husmeaban a sus anchas. Livio pudo ver cómo volteaban en el bote de basura y arrastraban el mantel.

Las alertas sobre la presencia de osos en los alrededores de las casas empezaban a inundar las rede sociales. El video de un oso negro que parado en dos patas intentaba abrazar a una joven senderista en Chipinque  se volvió viral. Aunque no se habían registrado ataques a seres humanos, la recomendación era no hacer confianza ni acercarse demasiado. Livio había olvidado lo que se siente tener una mascota. Sus únicos perros los tuvo en su infancia, en la casa paterna de la Obispado, pero desde su entrada a la cementera no hubo en su vida tiempo para nada más. Livio mismo no sabría cómo definir su reacción ante la presencia de los animales. Primero fue inquietud o franco miedo al verse invadido en su vivienda. El paso lógico habría sido llamar a Arnauda y pedirle que trajera de inmediato a personal de protección civil o de Profepa que capturara a los invasores. También pensó en disparar al aire una de las dos pistolas que guarda para su defensa personal y así espantar a los plantígrados, pero cuando estaba a punto de hacerlo reparó en que la presencia de los osos no lo incomodaba. En lugar de eso se puso a grabarlos con su celular. Los osos permanecieron cerca de una hora en su terraza y solo acertaron a retirarse cuando les quedó claro que ahí no había más comida. En los días siguientes no volvieron a aparecer. En vano esperó Livio su regreso. Solo hasta ese momento se dio cuenta que deseaba volver a recibir la visita y fue entonces cuando se le ocurrió algo que en un principio podía parecer absurdo y descabellado pero que acabó por resultarle divertido: dejó suficientes sobras de carne y pollo tiradas en el suelo de la terraza y la carnada surtió efecto. Esa misma noche irrumpieron tres osos. 

Sunday, October 17, 2021

Ya no mola Carmen

 


Bueno, pues resulta que el Premio Planeta ha incrementado su dotación y ahora te pagan un humilde milloncito de euros si tu novela le llena el ojo al jurado. Con este incremento, ya ha superado el monto Premio del Nobel y al paso que va, pronto podría incluso acercarse al Premio Estatal de Baja California (pero claro, eso ya serían palabras mayores). Pues bien colegas, la histórica primera ganadora del Planeta millonario fue la narradora detectivesca Carmen Mola, la nueva sensación del noir gachupín. El pequeño detallito es que la señora Mola no existe. Claro, se sabía que era un seudónimo pero hoy, junto con la entrega del millón, se dio a conocer que doña Carmen es en realidad un Frankenstein de tres cabrones: Agustín Martínez, Jorge Díaz y Antonio Mercero, los tres, por cierto, guionistas de series de televisión. Me queda claro que este trío sabe su negocio y entiende bien el espíritu de la época. Lo vendedor no es solo crear una inspectora como Elena Blanco sino crear una autora como Carmen Mola. La idea de tener como personaje a una detective de mediana edad, fuerte, empoderada pero con su dosis de simpatía, ambigüedad e irreverencia no es nueva. El noir escandinavo está lleno de inspectoras. Pregúntenle a Camilla Lackberg o a Asa Larsson si tienen dudas. La única novela que hasta la fecha he leído de Carmen Mola no me volvió loco. Deep web, películas snuff, chicas secuestradas, perversa mafia, tipos malos muy malos. Un producto pensado a priori para su adaptación a serie. Si de antemano escribes pensando en la pantalla ¿por qué no mejor trabajas de una vez el guión y dejas de fingir que te interesa la literatura? Asumo que el trío se dividirá equitativamente el millón: 333 mil euros para cada cabrón. Pero claro, desde la secundaria sabemos que a la hora de trabajar en equipo hay siempre uno que chambea más y un par que irremediablemente huevonean. ¿Escribir a seis manos? Vaya nivel de coordinación. A mí, individualista incurable, me resultaría muy complicado, pero en el mundo de las series lo común es que sea una horda de guionistas quien escribe. Las novelas ya no surgen del arrebato inspirador de un creador, sino de un estudio de marketing y un brainstorming de ejecutivos de Netflix y Amazon Prime. A este paso y acorde con el espíritu de la época, no dudo que basados en estudios de mercado y corridas financieras, una cofradía de cinco o seis guionistas concluirá que el negocio más lucrativo será amalgamarse y crear une escritore no gender que a su vez creará un detective transgénero políticamente correcto (ya existe uno en Turquía creado por Mehmet Murat). Por cierto, ya les puedo ir apostando que la napolitana Elena Ferrante es también uno o varios canijos. Que no les extrañe. Por lo pronto, en lo que son peras o manzanas, Planeta sigue consagrando su premio al sano y chingativo pasatiempo de asestar cuchilladas editoriales al pingüino.

Pd- Les recomiendo un mezcalito con harto pepino, muy refrescante para este domingo santaanero.