Despanzurrar al Centauro
Despanzurrar al Centauro
Manual de pepena y caza para
ensayistas rejegos
Advertencia- Aquí estamos
hablando de ensayo literario, es decir de creación e imaginación. Olvídense del
abstract, los objetivos, el marco teórico- metodológico o las conclusiones.
Aquí lo que se valora sobre todo y ante todo es la inventiva, pero también la riqueza de la prosa, su claridad y
fluidez, la originalidad de la exposición y la capacidad de establecer un
diálogo franco con un hipotético lector.
1-
Ante
todo sé creativo y suéltale las riendas a tu imaginación. En el ensayo literario la creatividad lleva mano sobre la erudición.
2-
Me
gusta concebir el ensayo como una conversación y no como una conferencia.
Cuando escribo ensayo tengo el ánimo de una charla de café o cantina. El ensayo
es el fluir el pensamiento en voz alta.
3-
Olvídate
de los límites. Cualquier tema es susceptible de ser desarrollado en un ensayo.
Puedes bucear en profundidades ontológicas, desmenuzar la quintaesencia de la poesía
mística o simplemente disertar sobre el rol de los corta uñas y los cepillos de
dientes en la vida moderna.
4-
¿Cuál
es el mejor tema? Un tema que te emocione pero sobre todo que te inquiete, que te haga dudar y reflexionar mientras caminas, te bañas o intentas conciliar el sueño. Es
deseable (obvia decir) dominar dicho
tema pero importa más que tengas algo diferente e imaginativo que expresar.
5-
Hazte
preguntas y hazle preguntas a tu lector. Atiborra tu ensayo de signos de interrogación.
Nada errado andaba Sócrates con su
mayéutica. Los mejores ensayos son los
que siembran dudas, no los que imponen certezas. Pregúntate, respóndete, vuélvete a preguntar y deja que sea el lector
quien saque sus conclusiones.
6-
Escribe
preferentemente desde el yo. La
neutralidad y la distancia son deseables en la nota periodística o el
reportaje, pero si hablamos de ensayo se trata de darle voz a tu pensamiento y
de razonar tus ideas.
7-
Lee
tu ensayo en voz alta e intenta sentir su ritmo y cadencia. De acuerdo, un ensayo no es un poema, pero siempre es
mucho más rico leer a un ensayista capaz de expresarse en una prosa rítmica plena en imágenes, juegos de
palabras o metáforas que a un hacedor de ladrillos.
8-
Narra
historias. Echa mano de tu anecdotario
personal, de tus recuerdos o tus
lecturas. Recurre a personajes de cuento o de novela, a estrofas de poemas o a
escenas de películas o a cualquier elemento de la cultura popular que te ayude
a expresar mejor una idea.
9-
Aunque
existen riquísimos ensayos miscelánea en donde se habla de todo un poco y se da
rienda suelta a la dispersión, lo ideal es no salirse por la tangente y cambiar
de tema abruptamente. Desarrolla tu tema a profundidad sin dejar de tender
puentes y bifurcar senderos.
10-
En el
ensayo la sabiduría se aplaude pero aquí
no se trata de derrochar conocimientos. No te aferres a demostrar lo mucho que sabes sobre un tema
amontonando datos y estadísticas. No cuestión de emular a Wikipedia sino de expresar puntos de vista,
lanzar interrogantes, formular hipótesis.
11-
Ante
todo lee. Sé un lector omnívoro y lee a
cuantos ensayistas puedas pepenar. Lee a Montaigne, que es el papá de los
pollitos y después lee a Thomas de Quincey, a Rousseau, a Nietzsche y Zweig.
Lee la obra ensayística de Borges (sin duda lo más parecido a eso que llaman
deidad). Lee a Susan Sontag y a Margo Glantz. Lee a Alfonso Reyes y lee a Vasconcelos. Lee a
Sergio González Rodríguez, a Juan Villoro, a Laura Sofía Rivero y a Heriberto
Yépez. Lee por favor a Gabriel Zaid y Octavio Paz (aunque te hayan dicho que es un mamón) y lee a Cristina Rivera Garza (aunque a
veces me harte su estilo). Lee Cumpleaños de César Aira y El último lector de
Piglia. Lee a Sergio Pitol y a Alberto
Manguel y si quieres estar a la moda lee a Irene Vallejo y a Yuval Noah Harari
(de moda o no, ambos son buenísimos).
12-
Mejor
no me hagas caso. Deja las reglas y los inviolables mandamientos para la
academia. Tú imagina, crea y sobre todo
duda y hazme dudar. Ten siempre afilado y al acecho el signo de interrogación. (DSB)