Wednesday, May 04, 2016
Tuesday, May 03, 2016
Pronto descubres que cuando las víctimas son policías las muertes suelen ser anunciadas. De pronto un narcocorrido alterado irrumpe en la radiofrecuencia policial y se escuchan las voces de los mañosos. Después irrumpe el tableteo del cuerno o las R-15, la sinfonía de las sirenas en caos mayor, las persecuciones, la gritería y al final la rampante impunidad. El funeral del policía, ritual de lo habitual con discursos del alcalde pronunciados con idéntico machote, es cubierto por el reportero de la fuente municipal. Aunque a tu disposición tienes el Tsuru del periódico, tú te sientes a tus anchas pisándole a tu ancestral Hondita placas fronterizas que pepenaste en un remate chatarrero en National City. Para ti no hay GPS que valga, pues has desarrollado una suerte de sexto sentido muertero que te permite intuir la ubicación de las escenas criminales siguiendo únicamente la radiofrecuencia y el eco de las sirenas rebotando entre las laderas de las catástrofes topográficas tijuanenses en donde te sumerges en busca del muerto nuestro de cada noche.
Monday, May 02, 2016
Sunday, May 01, 2016
Vengan pues los conjuros, adelante con el exorcismo. Para displicencias con la agrafía ya estuvo bueno. Ya fue mucha chance. Erupcionen palabras en torrente. Adelante. Las estoy esperando.
Visto desde la gasolinera el tijuanero mundo puede hasta parecer emocionante, un umbral abierto a las aventuras negadas por los asfixiantes galerones de la maquila. En la línea de producción no había noche ni día ni temporal que mordiera más allá del ruido chingaquedito de la máquina. En la gotera en cambio se vive en comunión con el abrazo del viento santaanero y el furtivo chubasco de una negra nube adelantada al invierno.
Visto desde la gasolinera el tijuanero mundo puede hasta parecer emocionante, un umbral abierto a las aventuras negadas por los asfixiantes galerones de la maquila. En la línea de producción no había noche ni día ni temporal que mordiera más allá del ruido chingaquedito de la máquina. En la gotera en cambio se vive en comunión con el abrazo del viento santaanero y el furtivo chubasco de una negra nube adelantada al invierno.

