Eterno Retorno

Wednesday, September 27, 2006

Dark desires

¿Dónde está en este preciso momento el hombre que va a matarte dentro de exactamente media hora? ¿Qué está pensando? Si el asesinato está bien planeado, sin duda estará pensando en ti y tú, tan quitado de la pena, te entregas con total fastidio a alguna actividad cualquiera como si la existencia fuera eterna, mientras alguien, muy cerca de aquí, tiene en sus manos tu final.

Cuando Angie, aquella gerente de Publicidad de Tv Azteca, fue asesinada afuera de su casa, pensé en escribir un hipotética e imaginaria crónica, minuto a minuto, del último día de su vida. Dos vidas paralelas que se cruzarán durante unos segundos, los últimos en la vida de la víctima.

Aquella vez llegamos muy pronto a la escena del crimen. Mi colega Sergio se voló semáforos en rojo y en cuestión de minutos estábamos en la Colonia Hipódromo, antes que los de Periciales. El cadáver estaba aún dentro del carro y la sangre era fresca. Su asesino (¿fue el Cholo?) debía andar cerca todavía. Fue entonces cuando imaginé la crónica. Lo que hacen el asesino y su víctima las doce horas previas al crimen. El asesinato se cometió por la noche. La joven despertó temprano y se fue a trabajar. El asesino posiblemente dormía, pero cuando abrió los ojos tenía ya muy claro lo que haría esa noche. Mientras por la tarde la víctima comía, iba al baño, hacía llamadas, navegaba en internet con total parsimonia, su asesino estaba ahí, cerca de ella, en algún lugar de la ciudad, siguiendo sus pasos o aguardando su llegada. El bajo de Harris empieza a sonar y se escucha el grito de Di Anno. Sí, el soundtrack de esa escena es Killers de Iron Maiden. El asesino oculto en las sombras. Killer, behind you. Irrumpe en escena. Cuestión de segundos y se vuelve a perder en las sombras. Añejo ritual.

A menudo alucino con una surte de Aleph urbano, un cuadro total en miniatura a o una vista aérea con lupa. Contemplar la ciudad como contemplas un hormiguero y seguir, paso a paso y al mismo tiempo, la marcha de dos hormigas que tarde o temprano se encontrarán.
La Ciudad vista por un Ojo Omnipotente y eterno, un Ojo capaz de penetrar en todos los rincones. Que absurda luciría nuestra urbe caníbal. Imagina la escena: Miras a una mujer que a bordo de su camioneta Navigator sale de Playas de Tijuana y toma a toda velocidad por la Avenida Internacional. Estéreo a todo volumen, el clima en el nivel más frío, acelerador a fondo, 75 millas por hora. Al mismo tiempo, en la Zona Norte, un tecato sale de un picadero en donde ha ido a conectar su respectiva dosis de heroína. Tú, con el Ojo Omnipotente o a través de tu Aleph, los contemplas a los dos como dos hormigas que se acercan irremediablemente aunque ni uno de los dos lo sabe. La mujer de Playas y el tecato de la Zona Norte habitan en la misma ciudad y sin embargo nunca se han visto en sus vidas o acaso han estado a centímetros, en algún crucero. La mujer detrás del cristal de su camioneta, el tecato, trapo en mano, limpiando al parabrisas. Ahora su encuentro será definitivo. Ves a la mujer pisar más fuerte el acelerador y al tecato encontrarse con una patrulla. La mujer conduce a toda velocidad por la Avenida Internacional y a unos metros de ahí, el tecato corre, con la dosis en su bolsa, tratando de huir la policía. Correrá hacia el canal y cruza a toda velocidad la Avenida Internacional, justo en el momento en que la mujer, a 75 millas por hora, contesta el celular. El trancazo arranca a la mujer de su letargo, pero lo único que ve es al tecato, diez metros adelante, despedazado.
El accidente es típico. Lo interesante me parece seguir la secuencia de las dos vidas que coinciden en un segundo exacto por un tejido milimétrico de casualidades. Si miras la ciudad como un Aleph, mirarás el absurdo total de esa aleatoriedad caprichosa. La ciudad como un hoyo de ratas en donde en unos cuantos metros cuadrados, tras una pared, alguien es torturado por sus secuestradores, mientras en la casa de a lado una pareja coge y en la de a lado se representa la enésima escena de ultraviolencia familiar. Un hoyito de alimañas enloquecidas partiéndose la madre, yendo y viniendo frenéticas mientras la Muerte les sonríe compasiva desde algún lugar.

Castaneda

Me ha dado por releer al azar páginas de los libros de Carlos Castaneda. Allá por 1994 esos textos fueron mis fieles compañeros. Los primeros cuatro, Las enseñanzas de Don Juan, Una realidad aparte, Viaje a Ixtlán y Relatos de Poder, no tienen desperdicio. Son los cuatro que publicó en el Fondo de Cultura Económica. Lo que vino después se acerca más a la chatarra new age que a la antropología y la filosofía. Con ese cuarteto de libros me quedo. Alguna vez esos libros iluminaron mi camino y podía recitar como una oración sus conceptos. Algunas enseñanzas don juaneras las trato de aplicar a mi vida diaria, sobre todo aquello de tener a la Muerte como consejera, la conciencia del Tonal y el Nagual, los Caminos con Corazón, el Desatino Controlado y ¿Borrar la Historia Personal? Si la borrara debería empezar por borrar este blog.

Nostalgia universitaria

Enésima charla con alumnos de comunicación de la UABC. He perdido la cuenta de las veces que he ido a universidades a dar pláticas a alumnos de esa carrera que nunca estudié. Mi conclusión siempre es la misma: extraño espantosamente la universidad. El pasado 18 de mayo se cumplieron diez años de mi graduación. Mi título de licenciado en derecho con su respectiva cédula profesional yace cómodamente archivado en mi librero. Si algo le reprocho al perro periodismo es que en diez años no me ha dejado volver a pisar un salón de clases como alumno. Mi Abuelo dijo que él no concebía su vida fuera del aula y yo ya llevo diez largos años fuera de ella. Es por eso que cuando me invitan a exponer algún tema para alguna clase de periodismo siempre digo que sí. A trancazos o como sea me hago un hueco en la agenda y voy solo para salir de ahí pensando en lo mucho que me gustaría estar de nuevo en la Universidad. Me ha tocado ir varias veces al CUT, en donde ya soy huésped permanente del tradicional Juicio a los Medios, a la UDC y a la UABC. Me agrada mucho rolar sobre todo por el templo cimarrón. Me hubiera gustado mucho estudiar ahí. Es más, no descarto algún día entrarle a cualquier maestría aunque no la necesite. Digan lo que digan, la UABC es una gran institución.Y es que estudiar es un fin en si mismo, no un medio para hacer un carajo.


Masoquismo Tigre

Una de las ventajas de vivir tan lejos de Monterrey es que no debo padecer un bombardeo incesante de carrilla cuando las cosas no marchan bien para los Tigres.
Por supuesto que aquí en Tijuana no falta quien echa un poco de limón en la herida recordándome los humillantes resultados de mi equipo, pero si viviera en mi tierra natal tendría una avalancha de pestilentes rayaditos haciendo mofa de la desgracia felina. Por lo que a mí respecta, nada ha cambiado. Siete goles en contra no bastan para mermar mi amor por esos colores y siete partidos sin ganar no serán causa suficiente para que me quite mi pulsera, mi monedero y mi escudo de los Tigres que llevo conmigo todos los días, ni dejaré de usar las más de 20 camisas de este equipo que guardo en mi closet. ¿Masoquismo? ¿Adicción a la desgracia? ¿Fidelidad a prueba de balas? Si ya soporté un descenso, creo que ya nada puede destruir mi fe. Por lo demás, me quedaré esperando paciente que llegue un triunfo, que dudo mucho sea contra nuestro coco Pachuca este sábado.

My Space

Gracias a las enseñanzas de mi amigo Pedro Beas me he transformado en un maniático del My Space. Ahora no pasa un día sin que navegue por ahí en busca de alguna banda y grande es mi sorpresa al descubrir que hasta la más improbable y subterránea agrupación está metida en este rollo. Eso sí, debo admitir que he comprado menos discos desde entonces. Y es que he de confesar que a menudo experimentaba comprando discos a ciegas de bandas que jamás en mi vida había escuchado y si bien de vez en cuando te llevabas una grata sorpresa, no fueron pocos los fiascos. Por ahora la tarde otoñal transcurre mientras escucho en My Space Electric Wizard, banda inglesa de Doom radical, un Doom lento, lentísimo, corrosivo, sucio, con riffs duros y repetitivos, tristes como ellos solos, algo así como el rollo del primer Black Sabbath, o acaso su embrión Earth, denso como una tarde negra de lluvia fría.

Tuesday, September 26, 2006

Polvo de otros lodos


La crítica de la realidad de este mundo y por ende del yo la hizo hace ya un
par de siglos un señor llamado David Hume. Nada cierto, nos dice Hume,
podemos afirmar del mundo objetivo y del sujeto que lo mira, salvo que uno y
otro son haces de percepciones instantáneas e inconexas ligadas por la
memoria y la imaginación. El mundo es imaginario aunque no sean las
percepciones en que, alternativamente, se manifiesta y de disipa. El
escepticismo, sino es congruente consigo mismo, está condenado a negarse. El
escéptico se sirve de la razón para mostrar las insuficiencias de la razón,
su sinrazón secreta. Inmediatamente después, en un movimiento circular, se
vuelve sobre sí mismo y examina su razonamiento: si su crítica ha sido
efectivamente racional, debe estar marcada por la misma inconsistencia.
Extraño; cuando Alexis Jardines Husserl y la alteridad no recurro a un libro
de filosofía, sino a las Enseñanzas de Don Juan de Carlos Castaneda o más
concretamente al prólogo que de este libro hace Octavio Paz. Cuando Husserl
habla de la experiencia de la otredad, no puedo dejar de ceder a la
tentación de leer El otro, es fantástico cuento en el que Jorge Luís Borges,
sentado a la orilla del Charles River que divide Cambridge de Boston,
encuentra al otro Borges. DSB



Mi sueño ha durado ya setenta años. Al fin y al cabo, al recordarse, no hay
persona que no se encuentre consigo misma. Es lo que nos está pasando ahora,
salvo que somos dos. ¿No querés saber algo de mi pasado, que es el porvenir
que te espera? JLB El Otro

Caer: Volver a ser. Hambre de vida: hambre de muerte. Salto de la energía,
disparo, expansión del ser: pereza, inercia cósmica, caer en el sinfín.
Extrañeza ante lo Otro: vuela a uno mismo. Experiencia de la unidad e
identidad final del ser. Octavio Paz El arco y la lira.


I

Sólo la sed y el sudor parecían ser reales. El enemigo existía sólo hasta que sus balas y machetazos desgarraban la piel tostada de tus hombres, que hasta entonces recordaban que cada paso dado sobre esa tierra embrujada era acechado por mil ojos delatores. Las balas enemigas brotaban del suelo, se arrastraban como serpientes bajo las piedras, hasta parecían escupidas por los ojos de los animales. ¿De dónde iban a salir sí no? Cómo explicar que te mataran cinco, seis, diez hombres de una patrulla sin que nadie viera nada, ni siquiera una maldita sombra entre los arbustos. Todo sucedía de la nada, cuando el sudor que inundaba la cara les empezaba a quemar los ojos, te decían que apenas se oía un ruido y después sólo se sentía arder la piel y la sangre mojando poco a poco el uniforme y minutos después ahí estaba uno más tus hombres, retorciéndose en una hamaca, con la herida infestada de moscos y pus. Después era imposible combatir contra la superchería y el pánico a estar guerreando contra una fuerza sobrenatural. DSB



II

La caricia de aguardiente en tu garganta no es capaz de apagar el ruido. Sólo trae mórbidas nostalgias y sed de venganza. El ruido no muere, ni siquiera el sueño seco es capaz de sofocarlo. Llega, dibujado en los rostros obtusos de los que a tu lado comparten la condena. ¿No es esto fantástico? El progreso atravesó el Pacífico desde el lejano oriente y desembarcó como un redentor dispuesto a condenar a los avernos la prehistoria campesina. La saliva de la bestia es el infinito océano, la ubre de escamas capaz de amamantar al mundo. Y tú estás ahí, lánguido como un feto, aferrado a tu cadena umbilical. DSB


III

Después, hasta el sonido se va impregnando de fragmentos asfálticos. Voz de lodo, silente y a un tiempo furiosa, aferrada al musical origen, rebanada por bélicos monosílabos. Y tu voz emerge insurrecta y desconocida, desafiando a ese dolor que quisiste volver hierático. Brota el sonido deforme y traidor arrojando tu historia al valle del olvido alcohólico mientras el aguardiente labra puntas de obsidiana en tus entrañas. Y ahí están junto a ti cinco sombras anónimas hermanadas por una botella de plástico que circula entre sus labios y de pronto ya está muerto el frío de la noche y esa peste perpetua a sudor y amoniaco, es solo aroma humano que recuerda el hambre de carne. El aguardiente riega el germen de las falsas esperanzas. DSB



El conocimiento teórico del Mundo y del Universo,
es por definición relativo. Aspirar a una objetividad pura de la historia
sería tanto como aspirar a tener frente a nosotros el Aleph de Borges.
Poder contemplar el todo en una cápsula en el sótano de una casa. Pero aún
la contemplación del Aleph es inaprensible. Borges no pudo retenerla. DSB


Si bien me cuesta trabajo creer en lo irrepetible del genio, sí creo en la
enorme dosis de aleatoriedad que trae consigo el conspirador solitario, el
loco capaz de cambiar la historia por un simple desajuste neuronal. Pero
hasta Mohamed Atta es un producto de la historia, el resultado de un momento
político en combinación letal con una educación fanática y una buena dosis
de locura. Ni el genio ni el conspirador solitario pueden escapar a la
historia de la misma forma que los pecadores no podían escapar de la ira de
Jehová en el Antiguo Testamento. DSB



Aunque el arte en última instancia un engendro del genio humano, es también, en
mayor o menor medida, esclavo de un proceso histórico. No sería concebible
el nacimiento del muralismo sin la Revolución Mexicana de la misma forma que
la obra de Goya no podría explicarse si el Gran Sordo no hubiera vivido en
el núcleo mismo del despotismo ilustrado Borbón y no hubiera sido testigo de
los horrores de las Guerras Napoleónicas. ¿Habría Delacroix sin Revolución
Francesa? ¿Habría Monet sin Belle Epoque? DSB



He cavilado mucho sobre este encuentro, que no he contado a nadie. Creo
haber descubierto la clave. El encuentro fue real, pero el otro conversó
conmigo en un sueño y fue así que pudo olvidarme; yo conversé con él en la
vigilia y todavía me atormenta el encuentro. El otro me soñó, pero no me
soñó rigurosamente. Soñó, ahora lo entiendo, la imposible fecha en el dólar.

Jorge Luís Borges


Como...luego existo

La recomendación de un buen restaurante la agradezco tanto como la recomendación de un buen vino. y en los dos últimos fines de semana, hemos un par de restaurantes de agasajo. Ambos bastante improbables y ocultos. El primero de ellos es El Cantábrico, ubicado en la Colonia Gavilondo de Tijuana. El dueño es un asturiano que responde a un modelo demasiado prototípico como para ser real. La comida excelente, platillos asturianos que no le saca al condimento feroz, sin escatimar en ajo. Buena carta de vinos. Ultra recomendable la morcilla, más condimentada y fuerte que la argentina. El segundo restaurante, descubierto apenas la semana pasada, es La Estancia, en Rosarito (he olvidado la calle, pero está a la mitad del Pueblo) Una auténtica cabaña de cazadores donde sirven venado, borrego, conejo, excelentes cortes carnívoros y una carta de vinos más que razonable. Por si fuera poco, tienen desayunos. Imagínate: Un burrito de venado pa matar la cruda.

De cualquier manera, creo que el Restaurante del Año ya está más que decidido: La Fonda Argentina. No hay más. Nuestra adicción a ese sitio, ubicado frente a las Torres Gemelas de Tijuana, nos ha llevado a ir casi cada fin de semana. La mejor carne de Tijuana acompañada de Casillero del Diablo.



Con pistolas Pietro Beretta y revólveres con más de 20 años de antigüedad que apenas pueden disparar seis tiros, la Policía Municipal debe enfrentar a mafiosos que poseen armas automáticas como el rifle AK-47 y la ametralladora UZI con más de 600 tiros por minuto.