En los parajes de lo onírico a mi mente le ha dado por parir criaturas atípicas. Apenas duermo y el subconsciente destapa profundidades abismales. Al menos en las últimas noches no ha sido la historia de siempre, la de Río San Juan 103 Colonia Miravalle, la Quinta, el Río anta Catarina y los inmortales fantasmas de toda la vida. Anoche fue la historia de una cantante alemana. No recuerdo su rostro, pero sí su voz. Cantaba como Doro en la época de Warlock, pero no era Doro, ni era la época de Warlock. Una canción lésbica, agresiva, con vibra hard rockera y aguardientoza. Recuerdo la tonada de la canción, parecida a alguna del Burning the Witches. La letra y la música acaso serían mías pues al parecer el subconsciente tiene complejo de compositor. Vaya, creo incluso que la canción tenía video. Yo no aparecía en la historia. La noche del martes sí aparecí. Pedaleaba una bicicleta por el centro de Monterrey, a la altura de la fuente de Neptuno en la Macroplaza. De pronto, el centro regio se volvía una pradera americana, era exactamente como las estepas de Wyoming, allá donde estaba la casa de Malcolm y Patt donde pasé algunos días en junio de 1989. Y en esa helada pradera americana andaba yo en mi bicicleta, en busca de una tribu cuyo nombre he olvidado. Adolescentes indígenas formaban con sus cuerpos una enorme pirámide, como esos edificios humanos de las ferias en Barcelona. La tarde caía y el Sol rojo se desparramaba sobre sus cuerpos. Ahí acabó la historia.
En la vida que supongo es real cae la tarde. Trabajo desde casa mientras veo de reojo al América vs U Católica (1-0 ganan los cruzados de Pinochet) Bebo un vaso de Black Label y agarro inspiración para la columna política. Algo se cocina en mi cabeza y no se qué carajos es. Física y espiritualmente está haciendo ruido el motor y amenaza con quemarse. Por momentos reacciono con furia injustificada y no tengo control sobre mis palabras. Un día cualquiera las neuronas se desbarajustan, los relojes marchan al revés y el suelo bajo los píes se vuelve una vela derretida. Tijuana se cae a pedazos como la piel de un leproso y nosotros jugamos a morirnos de risa. Ayer toda la puerca casta política bajacaliforniana se dio cita en la inauguración de una guardería. ¿Espontánea filantropía? Qué chingados, fueron de jariozos a ver a la madrina del evento, que fue Ana Kournikova. Todos me preguntan ¿Y cómo se te hizo Anita? Y yo respondo lo que respondo siempre que veo en persona a una mujer que he visto mil veces en los anuncios: Nada del otro mundo. La puedes ver en la calle en el Gaslamp de San Diego y no para el tráfico. Hubiera preferido a Sharapova y tampoco hubiera sido para tanto. No me gusta el tenis y en la calle he visto mujeres más bellas que Kournikova. La belleza tiene límites y las mujeres más bellas que he visto en mi vida las he visto en la vida real y nunca estarán en la portada de una revista. 2-0 la Católica. La noche llega. La columna apura.
En la vida que supongo es real cae la tarde. Trabajo desde casa mientras veo de reojo al América vs U Católica (1-0 ganan los cruzados de Pinochet) Bebo un vaso de Black Label y agarro inspiración para la columna política. Algo se cocina en mi cabeza y no se qué carajos es. Física y espiritualmente está haciendo ruido el motor y amenaza con quemarse. Por momentos reacciono con furia injustificada y no tengo control sobre mis palabras. Un día cualquiera las neuronas se desbarajustan, los relojes marchan al revés y el suelo bajo los píes se vuelve una vela derretida. Tijuana se cae a pedazos como la piel de un leproso y nosotros jugamos a morirnos de risa. Ayer toda la puerca casta política bajacaliforniana se dio cita en la inauguración de una guardería. ¿Espontánea filantropía? Qué chingados, fueron de jariozos a ver a la madrina del evento, que fue Ana Kournikova. Todos me preguntan ¿Y cómo se te hizo Anita? Y yo respondo lo que respondo siempre que veo en persona a una mujer que he visto mil veces en los anuncios: Nada del otro mundo. La puedes ver en la calle en el Gaslamp de San Diego y no para el tráfico. Hubiera preferido a Sharapova y tampoco hubiera sido para tanto. No me gusta el tenis y en la calle he visto mujeres más bellas que Kournikova. La belleza tiene límites y las mujeres más bellas que he visto en mi vida las he visto en la vida real y nunca estarán en la portada de una revista. 2-0 la Católica. La noche llega. La columna apura.