Eterno Retorno

Friday, May 19, 2023

Fuck luismi

 


Si de gustos musicales hablamos, desde pequeño he vivido inmerso en una suerte de autismo metalero. Lo que está fuera de las fronteras del rock duro simplemente no existe para mí. Claro, mis fronteras son amplísimas y aunque lo mío es el Heavy Metal más puro y ortodoxo, soy aficionado de muchos géneros que van del Rock and Roll Clásico,  el Hard Rock y el Progre, hasta el Death Metal, el Black Metal o el Punk Hard Core o el Rock Radikal Vasco. Vaya, aunque mi mero mole es Iron Maiden, Motorhead o Black Sabbath, muy a menudo voy por la carretera Escénica pisando el acelerador a fondo  con un disco de los Rolling Stones a todo volumen,  pero también puedo ir con uno de Carcass o Eskorbuto. Soy tan feliz con virtuosos como Rush y Dream Theatre que con atascados como Venom o Mayhem  (con un paréntesis aparte para el Rock Argentino  que siempre ha sido mi perdición).  

Lo confieso: difícilmente compraría por mi iniciativa un disco o un boleto para un concierto que no sea de rock, pero eso no significa que sea intolerante a otros géneros. De hecho, si estoy en una carne asada o me estoy tomando unas cervezas contigo y me pones vallenatos colombianos o tangos argentinos puedo ser inmensamente  feliz. Puedo ponerme alegre a cantar si me pones Tigres del Norte o Bronco, pero también si me pones José José o Juan Gabriel y por supuesto José Alfredo Jiménez, que me encanta. Hay muchísima música que no es rock que disfruto honestamente y me emociona.

El problema es que también hay toneladas de música que me resulta absolutamente despreciable,  aborrecible y bajo ninguna circunstancia tolero escuchar. Quizá la obviedad sea el reguetón, que ni haciendo acopio de tolerancia puedo soportar. Es como un sonsonete molesto y cagante que tus oídos exigen apagar de inmediato. De hecho, si tengo que elegir, creo que me es mucho más  llevadero escuchar corridos tumbados que reguetón (los corridos no me molestan, para ser honesto).

Pero claro, la música aborrecible no acaba ahí. Hay toneladas de popcitos insulsos y romanticoides que te toman por asalto en cualquier centro comercial o sala de espera. Me puse entonces a pensar cuál sería el top de lo despreciable  musicalmente hablando. Así como Iron Maiden, Motorhead y Slayer están en mi top de favoritos, hay un top de sonidos que bajo ninguna circunstancia puedo soportar.

Estoy a punto de decir que el primer lugar de lo despreciable lo ocupa el reguetón, pero no. El primerísimo lugar de lo que me da más asco en cualquier género musical  se llama luis miguel. La razón es sencilla: el reguetón llevo unos diez años padeciéndolo, pero a luis miguel lo tengo que padecer desde que era niño. Creo que desde 1986 a la fecha que sus bodrios da canciones me salen al paso a cada momento, así que por derechos de antigüedad se lleva el título a lo más pestilente. De ahí que me resulte inconcebible ver actualmente a  tantísimas personas en lista de espera y pagando miles de pesos para ver a esa basura. Queda claro que el mundo y yo no nos entendemos. Lo que para algunos vale miles de pesos para mí es un pedazo de mierda.

Obvia decir que yo no pagaría medio centavo por ver esa porquería, pero incluso si me regalaras unos boletos vip los despreciaría. Es más, no iría a ver ese bodrio ni aunque me pagaras por hacerlo. Ante mí,  luis miguel encarna una de las manifestaciones más despreciables y odiosas de la mexicanidad contemporánea: cursi,  ñoño, pedante, romanticoide, clasista, mamón, carente de la más mínima gracia o chispa. Ni compone ni toca instrumentos y simplemente se limita a desgraciar baladas que ya de por sí son cursis.

Pero claro, aún en la mierda hay categorías. Cuando crees que has tocado fondo, siempre hay un escalón más abajo. Y es que lo único que pude ser peor a luis miguel es… ¡luis miguel cantando villancicos!!! Eso sí ya raya en la tortura. Creo que me es más tolerable masticar una cucaracha  embarrada con caca que oír eso.

Blue Moon

 


La luna de mayo es azul. Azulísima, mancuniana y ciudadana.  Colegas: llevo casi cuatro décadas viendo futbol ininterrumpidamente cada semana y con conocimiento de causa puedo decirles que lo visto el miércoles en Manchester ha sido una de las expresiones más acabadas de un partido rayano en la perfección. Una orquesta sinfónica tocando con exacta y  malévola pulcritud. Así como Nadia Elena Comăneci tuvo un diez  en gimnasia, creo que ayer los Ciudadanos dieron la nota perfecta. El guardiolismo como una de las bellas artes. Yo pensaba que la más alta expresión del script de Pep lo habíamos visto en el casi perfecto Barcelona de 2010 con Xavi, Iniesta y Messi. Con brutal honestidad pensé que Guardiola jamás superaría semejante concierto blaugrana,  pero trece años después lo ha hecho y trapeó al Madrid del mismísimo Ancelotti. Casi nada.  El primer tiempo del City es de esas obras de arte que cualquier entrenador debería enmarcar en oro y mostrar por siempre a sus pupilos para dejar claro que la perfección futbolística existe. Ni siquiera logro descifrar la formación, una suerte de pentagrama letal  formado por Stones, Rodri, Gündogan,  Bernardo Silva, De Bruyne…uff. Lo mejor de Madrid fue Courtois. Le sacó tres a Haaland de la raya que yo ya había cantado como goles. Yo sé que hiere decirlo, amigos merengues, pero el juego pudo quedar  7-0 sin problema alguno. Hay partidos perfectos y el del miércoles  fue uno de ellos. El día que cumplí 15 años de edad, el 21 de abril de 1989, el Milán de Gullit y Van Basten aplastó 5-0 al Real Madrid de Hugo en la semifinal de la Orejona y fue la graduación del mejor cuadro lombardo de la historia. Aquel fue un partido de nota perfecta. Han pasado 34 años y otra vez en una semifinal orejona vuelvo a ver a un equipo jugar como orquesta.  Cierto, Inter es un equipazo, Lautaro está on fire, pero creo que nada impedirá la coronación del City en Estambul.

Pd- Sé  que los carnalitos Gallagher pueden llegar a ser odiosos, pero justo es reconocer que llevan la camiseta del Man City desde que estaban en segunda división, cuando eran los pobretones de la ciudad industrial y el United de Ferguson ganaba todo. La rueda de la fortuna es cabrona. ¿Se reunirá Oasis si levantan la Orejona en Estambul?

Pd- Por la noche, con mi camiseta Tigre bien puesta, me entregué a una velada de marrullerías y suciedades arbitrales. Con un “gol” que jamás entró y anulándonos uno legítimo, la basura rayada sacó un empate de San Nicolás. Yo sé que ellos son favoritos. Vaya, el Tigres más inestable y quebrado del siglo, con tres directores técnicos en cinco meses, con tres pilares fundamentales  lesionados,  jugando contra un Monterrey súper líder que batió su récord histórico  de puntos y ¿qué vimos?

Hago memoria de los clásicos de liguilla en los últimos 20 años desde que el Tuca se enfrentó a Pasarella en 2003 o Bato al Piojo en 2005 y mi conclusión es que nunca, pero lo que se dice nunca,  había visto a un equipo tan patético, soso, medroso y descafeinado como el rayados de anoche.

Podrán presumir 40 puntos, pero nunca en un clásico de liguilla vi un equipo tan de camión atrás como el de anoche. La peor versión en 20 años. La Vuce- cobardía Algunos le llaman futbol inteligente. Yo le llamo por su nombre: RATONERO.

Pd- Nada que decir sobre el clásico de los villamelones

Thursday, May 18, 2023

el aferre de la naturaleza silvestre enmarcando momentos dramáticos

 


Hey colega, para el reloj un par de minutos, deja de mirar la pantalla de tu celular y échale un ojo a tu entorno. Fíjate: nuestros cerros, tradicionalmente yermos y pelones, están atiborrados de flores amarillas. No recuerdo una primavera con tantísimas flores cubriendo las laderas de Tijuana. Lo prolongado de las lluvias, la terquedad de los vientos y los cielos nublados le han confeccionado una falda de pétalos a nuestros montes. Me gusta esta belleza tan simple, espontánea y baldía que nada pretende y sin embargo está ahí, maquillando a Tijuana en uno de sus momentos más complicados como ciudad. El momento en que todo implosiona y la catarsis del caos dice presente. Me da esperanza pensar en el aferre de la naturaleza silvestre enmarcando momentos dramáticos. Acaso para miles de migrantes que solo habrán contemplado Tijuana durante unos días o unas horas, ese sea el recuerdo que quede: una caótica ciudad de cielos nublados y flores baldías cubriendo montes y cañones en perpetuo desmoronamiento. Con cuántas miradas puedes reconstruir e imaginar una ciudad. Aunque a menudo intento mirarla como si fuera un perfecto extraño recién llegado, a mí ya no me será dado contemplarla con los ojos de un migrante. La mirada de una niña centroamericana que patea una pelota junto a una barda fronteriza. La mirada de un padre de familia que aguarda desesperado una respuesta a su petición de asilo o la improbable oportunidad de un cruce furtivo. Para miles de ellos Tijuana será tan solo una angustiante sala de espera acampando frente un muro, una estación de paso, pero para otros tantos acabará siendo un hogar como lo es para mí y una ciudad oculta revelará ante sus ojos.

Aquí, frente a nosotros, hay un complicado tejido de destinos, un mar de velas bajo una tormenta, un cruce de relatos que nunca me será dado conocer y que acaso se evaporará e irá a vivir al limbo donde moran las historias de lo que pudo haber sido.