Otoño en puerta. Secretos e intuiciones. Los presagios, los sueños, los cuervos, la Muerte. El Otoño se aproxima ¿El final también?
Soñé con Juana de Arco. Una Juana de Arco pelirroja, con el pelo no tan corto y un vestido blanco, colocada sobre la hoguera del mercado viejo de Ruán. Tal vez fue la lectura de la Cazadora solitaria (Jean Seberg interpretó a la Doncella de Orelans) o por la rolita de los virtuosos riojanos de Tierra Santa, que últimamente escucho demasiado (Arderás en la hoguera, por defender a tu Dios) pero Juanita de Arco se me coló al subconsciente. De niño su historia me impresionaba y en algún lugar en el laberinto de los recuerdos está bien colocada la doncella, que hasta en los sueños se me ha tatuado. El sueño terminaba con Juana bajando de la hoguera y yo... ¿Estaba yo ahí?
No se si sea buen augurio contar los sueños en el blog. ¿Soñar con una santa es una experiencia mística?
Me gustan las mujeres que fuman. Al carajo con las paranoias californianas. Aunque yo no soy fumador, me gusta la imagen de una mujer que fuma. Fumar sí es un placer sensual. Bello es contemplar a una mujer que fuma en soledad. Fumando espera al hombre que ella quiere?
Taco de marlin
Me confieso adicto a los productos de mar envueltos en tortilla. De Baja California amo ante todo su clima, su vino y sus tacos de mariscos. Podría pasar mi vida entera comiendo tacos de marlin y jamás me aburriría. Taco de marlin, de pulpo al olivo, de camarón enchilado, de jamón de mar, de cahuamanta. Mmmm. Agua se hace esta boca mía. Cerca del periódico, en la 20 de Noviembre, existe una carreta de tacos que está entre las mejores de la región. No le pide nada a Ensenada y su mercado negro. Suelo comer ahí un día sí y otro también. Bendito sea el Océano Pacífico que no sólo regala los atardeceres más bellos del mundo, sino también la comida más deliciosa.
La era de Jack
Bebedor como soy y he sido siempre, he de señalar que las distintas etapas de mi vida han estado marcadas por determinada bebida. Si algunos místicos creen en eras como la de Acuario, yo creo en la era del mezcal y en la era del vino. La cerveza ha sido omnipresente en mi existencia y no se ha ido nunca, si bien se le ha restringido un poco en tiempos de dieta severa. La chela no tiene era pues es eterna, pero las demás bebidas han marcado determinados años y hechos de mi existencia.
Alguna vez, siendo un adolescente, fui aficionado a las bebidas preparadas del Chez (en Monterrey inició el Chez por si no lo saben) Vampiros, perros salados, sex on the beach. Hoy en día paso de las mezclas. Las bebidas preparadas son para imbéciles de 14 años sin paladar o para niñas taradas que se van de pinta de la universidad, si bien las piñas coladas eran útiles para seducirlas. Las bebidas deben consumirse en estado puro. Lo demás son mariconadas.
El verano de 1991 marcó el inicio de la era del mezcal. Los adoquines de Puerto Escondido, la arena de Zipolite y ese mezcal de garrafa que costaba no se cuántos viejos pesos (una miseria en cualquier caso) hicieron época. La peda de mezcal es punto y aparte, alucine total, orgía de cheneques interiores. Les diría que le pregunten a Malcolm Lowry, pero ahí está mi compa Rudy Cruz que no me dejará mentir. Durante años el mezcal Gusano Rojo fue un consejero inseparable y sí señores, varias veces me comí el gusano con sal y limón. Aún hoy en día hay una botella en mi cava. En otoño de 1996, en el primer mochilazo europeo, inició la era del vino. Vino de cinco o tres francos el que compraba en París, pues sólo un mochilero sabe lo que vale un centavo cuando todo tu presupuesto europeo asciende a 600 dólares. Mis amigos Leo del Bosque y Juan Masey, aficionados al buen vino chileno, continuaron en Monterrey esa afición que se consolidó al llegar a Baja California y visitar su Valle de Guadalupe y que se ha ido perfeccionando en los paseos por Argentina o con el vino caliente de Austria y República Checa, aunque si a alguien le tengo fe ciega en la recomendación de una buena botella, es a mi amigo Pedro Beas. Un buen vino es un regalo de los dioses y Pedro tiene olfato divino.
En 1998 inició la era del vodka. Ese ardiente verano regio, mientras trabajaba en El Norte y veía a Francia consagrarse campeona del Mundo, lo viví con una botella de Absolut en la mano. Absolut con agua quina y una rodaja de limón. Esa es la máxima delicia. Mi primer viaje a Baja California y el primer depa que tuvimos Carol y yo es lo que me hace recordar el sabor del vodka, una bebida efímera en mi vida. Hoy en día, y desde hace algunos años, estoy inmerso en la era de Jack. Sí señores, tengo una adicción severa al whiskocho y lo peor es que al igual que el Metal, es una adicción solitaria, pues casi nadie me hace segunda. Mi bebida preferida, la única que es capaz de motivarme a hacer fila para cruzar la frontera e ir al Dutty free de San Ysidro, es el Jack Daniels. Nada como sentarte en el patio con un vaso con harto hielo y un buen Metal en las bocinas. Jack Daniels sabe a Motörhead. Y si algún improbable lector cae en este chapoteadero porqueriozo, sin duda pensará y con mucha razón, que más me vale ir pensando en ir a AA. Pero señores, si algo no he hecho nunca es votos de sobriedad. Ya llegará el día en que no me quede otra alternativa, pero mientras ese día no llegue...Salud.
Primer zarpazo
Los buenos partidos los huelo. Intuyo el aroma de esas noches gloriosas de Miércoles futbolero, noches nicolaítas de entre semana, llenas de goles y emociones. Lo sabía, lo intuía. Tigres daría un partidazo ante Pachuca Saavedra no se raja. La edad de Cristo es la flor de la juventud Javier. Mario Ruiz, lo tuyo es la lateral. Abreu, tu frente sigue siendo letal depredadora. Jesús Chávez , usted siga siempre subiendo al área enemiga. Aguante Tolo Gallego. Este aficionado te respalda a muerte (No como al bastardo de Carrillo cuya cabeza yo exigía ganaran o perdieran) Creo que puedo leer cuando el problema de un equipo es el entrenador y en el caso de Tigres no lo es. No se por qué, pero me huele a una remontada de aquellas. Sí, ya se que Atlante no son enchiladas, que va invicto, que jugaremos con una defensa de cachorros (ni Rivas, ni Cubero ni Cáceres) pero tengo fe y mi camisa felina más puesta que nunca. ARRIBA LOS TIGRES
Soñé con Juana de Arco. Una Juana de Arco pelirroja, con el pelo no tan corto y un vestido blanco, colocada sobre la hoguera del mercado viejo de Ruán. Tal vez fue la lectura de la Cazadora solitaria (Jean Seberg interpretó a la Doncella de Orelans) o por la rolita de los virtuosos riojanos de Tierra Santa, que últimamente escucho demasiado (Arderás en la hoguera, por defender a tu Dios) pero Juanita de Arco se me coló al subconsciente. De niño su historia me impresionaba y en algún lugar en el laberinto de los recuerdos está bien colocada la doncella, que hasta en los sueños se me ha tatuado. El sueño terminaba con Juana bajando de la hoguera y yo... ¿Estaba yo ahí?
No se si sea buen augurio contar los sueños en el blog. ¿Soñar con una santa es una experiencia mística?
Me gustan las mujeres que fuman. Al carajo con las paranoias californianas. Aunque yo no soy fumador, me gusta la imagen de una mujer que fuma. Fumar sí es un placer sensual. Bello es contemplar a una mujer que fuma en soledad. Fumando espera al hombre que ella quiere?
Taco de marlin
Me confieso adicto a los productos de mar envueltos en tortilla. De Baja California amo ante todo su clima, su vino y sus tacos de mariscos. Podría pasar mi vida entera comiendo tacos de marlin y jamás me aburriría. Taco de marlin, de pulpo al olivo, de camarón enchilado, de jamón de mar, de cahuamanta. Mmmm. Agua se hace esta boca mía. Cerca del periódico, en la 20 de Noviembre, existe una carreta de tacos que está entre las mejores de la región. No le pide nada a Ensenada y su mercado negro. Suelo comer ahí un día sí y otro también. Bendito sea el Océano Pacífico que no sólo regala los atardeceres más bellos del mundo, sino también la comida más deliciosa.
La era de Jack
Bebedor como soy y he sido siempre, he de señalar que las distintas etapas de mi vida han estado marcadas por determinada bebida. Si algunos místicos creen en eras como la de Acuario, yo creo en la era del mezcal y en la era del vino. La cerveza ha sido omnipresente en mi existencia y no se ha ido nunca, si bien se le ha restringido un poco en tiempos de dieta severa. La chela no tiene era pues es eterna, pero las demás bebidas han marcado determinados años y hechos de mi existencia.
Alguna vez, siendo un adolescente, fui aficionado a las bebidas preparadas del Chez (en Monterrey inició el Chez por si no lo saben) Vampiros, perros salados, sex on the beach. Hoy en día paso de las mezclas. Las bebidas preparadas son para imbéciles de 14 años sin paladar o para niñas taradas que se van de pinta de la universidad, si bien las piñas coladas eran útiles para seducirlas. Las bebidas deben consumirse en estado puro. Lo demás son mariconadas.
El verano de 1991 marcó el inicio de la era del mezcal. Los adoquines de Puerto Escondido, la arena de Zipolite y ese mezcal de garrafa que costaba no se cuántos viejos pesos (una miseria en cualquier caso) hicieron época. La peda de mezcal es punto y aparte, alucine total, orgía de cheneques interiores. Les diría que le pregunten a Malcolm Lowry, pero ahí está mi compa Rudy Cruz que no me dejará mentir. Durante años el mezcal Gusano Rojo fue un consejero inseparable y sí señores, varias veces me comí el gusano con sal y limón. Aún hoy en día hay una botella en mi cava. En otoño de 1996, en el primer mochilazo europeo, inició la era del vino. Vino de cinco o tres francos el que compraba en París, pues sólo un mochilero sabe lo que vale un centavo cuando todo tu presupuesto europeo asciende a 600 dólares. Mis amigos Leo del Bosque y Juan Masey, aficionados al buen vino chileno, continuaron en Monterrey esa afición que se consolidó al llegar a Baja California y visitar su Valle de Guadalupe y que se ha ido perfeccionando en los paseos por Argentina o con el vino caliente de Austria y República Checa, aunque si a alguien le tengo fe ciega en la recomendación de una buena botella, es a mi amigo Pedro Beas. Un buen vino es un regalo de los dioses y Pedro tiene olfato divino.
En 1998 inició la era del vodka. Ese ardiente verano regio, mientras trabajaba en El Norte y veía a Francia consagrarse campeona del Mundo, lo viví con una botella de Absolut en la mano. Absolut con agua quina y una rodaja de limón. Esa es la máxima delicia. Mi primer viaje a Baja California y el primer depa que tuvimos Carol y yo es lo que me hace recordar el sabor del vodka, una bebida efímera en mi vida. Hoy en día, y desde hace algunos años, estoy inmerso en la era de Jack. Sí señores, tengo una adicción severa al whiskocho y lo peor es que al igual que el Metal, es una adicción solitaria, pues casi nadie me hace segunda. Mi bebida preferida, la única que es capaz de motivarme a hacer fila para cruzar la frontera e ir al Dutty free de San Ysidro, es el Jack Daniels. Nada como sentarte en el patio con un vaso con harto hielo y un buen Metal en las bocinas. Jack Daniels sabe a Motörhead. Y si algún improbable lector cae en este chapoteadero porqueriozo, sin duda pensará y con mucha razón, que más me vale ir pensando en ir a AA. Pero señores, si algo no he hecho nunca es votos de sobriedad. Ya llegará el día en que no me quede otra alternativa, pero mientras ese día no llegue...Salud.
Primer zarpazo
Los buenos partidos los huelo. Intuyo el aroma de esas noches gloriosas de Miércoles futbolero, noches nicolaítas de entre semana, llenas de goles y emociones. Lo sabía, lo intuía. Tigres daría un partidazo ante Pachuca Saavedra no se raja. La edad de Cristo es la flor de la juventud Javier. Mario Ruiz, lo tuyo es la lateral. Abreu, tu frente sigue siendo letal depredadora. Jesús Chávez , usted siga siempre subiendo al área enemiga. Aguante Tolo Gallego. Este aficionado te respalda a muerte (No como al bastardo de Carrillo cuya cabeza yo exigía ganaran o perdieran) Creo que puedo leer cuando el problema de un equipo es el entrenador y en el caso de Tigres no lo es. No se por qué, pero me huele a una remontada de aquellas. Sí, ya se que Atlante no son enchiladas, que va invicto, que jugaremos con una defensa de cachorros (ni Rivas, ni Cubero ni Cáceres) pero tengo fe y mi camisa felina más puesta que nunca. ARRIBA LOS TIGRES