Por la desaparición de la cultura oficial
(Mi culta ponencia para traspasar fronteras)
A menudo la gente me pregunta qué pienso del poco interés y el bajo presupuesto que los gobiernos dedican a la cultura.
Se imaginan que yo responderé furioso que los gobiernos son insensibles y deberían destinar un di-neral a la cultura.
Pero se sorprenden mucho cuando respondo que a mí me parece demasiado lo que le destinan y que bajo mi opinión no le deberían de destinar un solo centavo.
No estoy bromeando ni estoy tratando de provocar o hacer enojar a la gente. Efectivamente pienso y sostengo que un gobierno no debe ni siquiera preocuparse por destinar recursos a la cultura. Ese no es su papel. Los ciudadanos, que los votamos (y los debemos botar cuando no sirven) y les pagamos su sueldo con nuestros impuestos, no los mantenemos para eso.
Teoría del Estado elemental: Un gobierno debe procurar el bien común de los ciudadanos y esa cosa que llaman cultura, no está, ni tiene razón de estar entre las prioridades de un ciudadano.
Les pongo un ejemplo muy elemental, el ejemplo de nuestra ciudad: El Instituto de Municipal de Arte y Cultura de Tijuana. Su directora Elizabeth Algrávez gana mensualmente 29 mil 382 pesos, datos que pueden ustedes constatar en la página del Ayuntamiento de Tijuana. Lo que verdaderamente resulta un escupitajo en la cara, es que un policía municipal, un patrullero de tropa, gane al mes 7 mil 415 pesos. Ya no digamos un empleado de limpia. Y yo me pregunto: a mi, ciudadano tijuanense que trabajo y pago impuestos ¿Cuál me es más útil para mi vida diaria?
No sé exactamente que haga un funcionario cultural ni a que se dedique. Ignoro en que invierte su valioso tiempo, pero un mínimo de lógica elemental me hace pensar que un agente de la Policía Mu-nicipal tiene un poquito de más chamba y con bastantes más riesgos. Vaya, en la administración de Jesús González Reyes han matado 10 policías que han muerto con el uniforme puesto combatiendo a la delincuencia. Sus familias quedan en el total desamparo. Y yo me pregunto: ¿Se tiene conocimien-to de un funcionario cultural muerto en el cumplimiento de su labor?
Aclaro, no tengo nada en contra de Algravez como persona. No la conozco ni he tratado en lo más mínimo con ella. Tengo todo en contra de la plaza que ocupa, sea ella u otro funcionario. El que sea. Si mi mamá fuera directora de un instituto gubernamental de cultura igual pensaría que está robando al pueblo y que su sueldo se debería emplear para pagarle decentemente a un policía. Como ciudadano considero que esa paramunicipal, al igual que muchas otras, debe desaparecer. De la misma forma que me pronuncio por la desaparición de las instituciones culturales oficiales de otros niveles de gobierno, como el Instituto de Cultura Estatal. El Instituto Municipal tiene 23 empleados y un presupuesto anual. Creo sinceramente que ese dinero se debe emplear para tapar baches, podar los pocos parques que hay en la ciudad, pagarles mejor a los empleados de limpia, a los jardineros, a los bomberos, a los policías. Lo mismo se aplica a esa agencia de colocación panista llamada Instituto de la Juventud, pero esa es otra historia de la que ya escribiré.
El propio alcalde Jesús González Reyes me lo dijo en una entrevista que causó controversia entre la comunidad cultural. Luego de autodefinirse honestamente como una persona inculta, Chuy me dijo que está decepcionado de como se maneja el mundo de la cultura. Primero la sucia grilla que giró en torno a la designación del titular del Imac y luego de la forma en que los artistas pelean recursos, pe-ro sólo para sus proyectos personales. -Me di cuneta que la cultura es puro pelear para la bequita, para mi libro, para mi exposición-, me dijo el alcalde en palabras grabadas. Estoy totalmente de acuerdo con él y lo respaldo.
Lo peor es que una paramunicipal está diseñada para funcionar como una empresa con capacidad de pagar recursos propios, pero hasta dónde yo sé, el Imac no se mantiene solo y vive de la ubre del pre-supuesto, siendo que podría ser autosuficiente. Un gobierno, eso sí lo creo, se debe preocupar por meterle una lana al mantenimiento de las bibliotecas, para lo cual no necesita un instrituto de cultura, pero nuestras bibliotecas municipales están para llorar.
Lo que me pone triste en verdad, es ver mi amada Biblioteca Benito Juárez que frecuento todas las semanas. La principal biblioteca de Tijuana, no tiene baño disponible para el público, sus computadoras son de risa, y su acervo es en extremo limitado, aunque hay ejemplares valiosísimos (en esa biblioteca pueden encontrar Roberto Artl, literatura gótica de la editorial Infernaliana, toda la colección de Vuelta, el Adan Buenosayres por poner sólo unos ejemplos) Yo soy un visitante asiduo de la Biblioteca, he pasado ahí largas horas y me deprime su estado.
Ahora sí que como en juguemos a cantar, si yo fuera Presidente... lo siento mucho, pero eliminaría los apoyos oficiales a la cultura. Tijuana y México necesitan muchos barrenderos que limpien sus puer-cas calles, jardineros que poden sus maltratados jardines, escuelas para formar carpinteros y albañiles. Necesitamos policías que combatan la delincuencia, bomberos bien pagados que apaguen los incendios que nos dejan estos vientos santanosos, no premios de poesía, no becas para zánganos inspirados. Quiero una ciudad limpia y con parques, una ciudad segura y con fuentes de em-pleo, no con poetas y artistas conceptuales que de nada nos sirven. Esos se dan solitos como la mala hierba, no hay que formarlos en talleres. ¿Quieren escribir? ¿quieren publicar? Pues bien, hagan como Erika, la doñita que vende sus libros de poemas afuera de Palacio Municipal. Ella paga de su bolsa las ediciones, se toma el trabajo de venderlas en la calle, suda la gota gorda y al final gana dinero. Loable labor en verdad. Ojalá pueda yo un día ver a un escritorzuelo de los premios estatales poniendo un centavo paga pagar su libro o trabajando en la calle para venderlo. Y siento decirles que Erika ha vendido muchos más libros que cualquier poetucho maricón que acude a inútiles y desangeladas mesas redondas a traspasar fronteras y drogarse en público. DSB
PD-Esta es la opinión del ciudadano Daniel Salinas Basave usuario de la Biblioteca Benito Juárez, no del periodista, así que ni empiecen a joder con que el periódico donde trabajo quiere golpear a la cultura Cuabndo lo publique en el periódico, entonces sí me reclaman . Esta es y será mi opinión como ciudadano. El día en que como periodista me ponga a investigar y publicar cuánto dinero se malgasta en la cultura no ha llegado y los becados de la cultura deberían orar porque ese día no llegue, así que por ahora agradezcan a su dios que estoy muy ocupado con las mafias del naftaleno y los coyotes del Infonavit.
(Mi culta ponencia para traspasar fronteras)
A menudo la gente me pregunta qué pienso del poco interés y el bajo presupuesto que los gobiernos dedican a la cultura.
Se imaginan que yo responderé furioso que los gobiernos son insensibles y deberían destinar un di-neral a la cultura.
Pero se sorprenden mucho cuando respondo que a mí me parece demasiado lo que le destinan y que bajo mi opinión no le deberían de destinar un solo centavo.
No estoy bromeando ni estoy tratando de provocar o hacer enojar a la gente. Efectivamente pienso y sostengo que un gobierno no debe ni siquiera preocuparse por destinar recursos a la cultura. Ese no es su papel. Los ciudadanos, que los votamos (y los debemos botar cuando no sirven) y les pagamos su sueldo con nuestros impuestos, no los mantenemos para eso.
Teoría del Estado elemental: Un gobierno debe procurar el bien común de los ciudadanos y esa cosa que llaman cultura, no está, ni tiene razón de estar entre las prioridades de un ciudadano.
Les pongo un ejemplo muy elemental, el ejemplo de nuestra ciudad: El Instituto de Municipal de Arte y Cultura de Tijuana. Su directora Elizabeth Algrávez gana mensualmente 29 mil 382 pesos, datos que pueden ustedes constatar en la página del Ayuntamiento de Tijuana. Lo que verdaderamente resulta un escupitajo en la cara, es que un policía municipal, un patrullero de tropa, gane al mes 7 mil 415 pesos. Ya no digamos un empleado de limpia. Y yo me pregunto: a mi, ciudadano tijuanense que trabajo y pago impuestos ¿Cuál me es más útil para mi vida diaria?
No sé exactamente que haga un funcionario cultural ni a que se dedique. Ignoro en que invierte su valioso tiempo, pero un mínimo de lógica elemental me hace pensar que un agente de la Policía Mu-nicipal tiene un poquito de más chamba y con bastantes más riesgos. Vaya, en la administración de Jesús González Reyes han matado 10 policías que han muerto con el uniforme puesto combatiendo a la delincuencia. Sus familias quedan en el total desamparo. Y yo me pregunto: ¿Se tiene conocimien-to de un funcionario cultural muerto en el cumplimiento de su labor?
Aclaro, no tengo nada en contra de Algravez como persona. No la conozco ni he tratado en lo más mínimo con ella. Tengo todo en contra de la plaza que ocupa, sea ella u otro funcionario. El que sea. Si mi mamá fuera directora de un instituto gubernamental de cultura igual pensaría que está robando al pueblo y que su sueldo se debería emplear para pagarle decentemente a un policía. Como ciudadano considero que esa paramunicipal, al igual que muchas otras, debe desaparecer. De la misma forma que me pronuncio por la desaparición de las instituciones culturales oficiales de otros niveles de gobierno, como el Instituto de Cultura Estatal. El Instituto Municipal tiene 23 empleados y un presupuesto anual. Creo sinceramente que ese dinero se debe emplear para tapar baches, podar los pocos parques que hay en la ciudad, pagarles mejor a los empleados de limpia, a los jardineros, a los bomberos, a los policías. Lo mismo se aplica a esa agencia de colocación panista llamada Instituto de la Juventud, pero esa es otra historia de la que ya escribiré.
El propio alcalde Jesús González Reyes me lo dijo en una entrevista que causó controversia entre la comunidad cultural. Luego de autodefinirse honestamente como una persona inculta, Chuy me dijo que está decepcionado de como se maneja el mundo de la cultura. Primero la sucia grilla que giró en torno a la designación del titular del Imac y luego de la forma en que los artistas pelean recursos, pe-ro sólo para sus proyectos personales. -Me di cuneta que la cultura es puro pelear para la bequita, para mi libro, para mi exposición-, me dijo el alcalde en palabras grabadas. Estoy totalmente de acuerdo con él y lo respaldo.
Lo peor es que una paramunicipal está diseñada para funcionar como una empresa con capacidad de pagar recursos propios, pero hasta dónde yo sé, el Imac no se mantiene solo y vive de la ubre del pre-supuesto, siendo que podría ser autosuficiente. Un gobierno, eso sí lo creo, se debe preocupar por meterle una lana al mantenimiento de las bibliotecas, para lo cual no necesita un instrituto de cultura, pero nuestras bibliotecas municipales están para llorar.
Lo que me pone triste en verdad, es ver mi amada Biblioteca Benito Juárez que frecuento todas las semanas. La principal biblioteca de Tijuana, no tiene baño disponible para el público, sus computadoras son de risa, y su acervo es en extremo limitado, aunque hay ejemplares valiosísimos (en esa biblioteca pueden encontrar Roberto Artl, literatura gótica de la editorial Infernaliana, toda la colección de Vuelta, el Adan Buenosayres por poner sólo unos ejemplos) Yo soy un visitante asiduo de la Biblioteca, he pasado ahí largas horas y me deprime su estado.
Ahora sí que como en juguemos a cantar, si yo fuera Presidente... lo siento mucho, pero eliminaría los apoyos oficiales a la cultura. Tijuana y México necesitan muchos barrenderos que limpien sus puer-cas calles, jardineros que poden sus maltratados jardines, escuelas para formar carpinteros y albañiles. Necesitamos policías que combatan la delincuencia, bomberos bien pagados que apaguen los incendios que nos dejan estos vientos santanosos, no premios de poesía, no becas para zánganos inspirados. Quiero una ciudad limpia y con parques, una ciudad segura y con fuentes de em-pleo, no con poetas y artistas conceptuales que de nada nos sirven. Esos se dan solitos como la mala hierba, no hay que formarlos en talleres. ¿Quieren escribir? ¿quieren publicar? Pues bien, hagan como Erika, la doñita que vende sus libros de poemas afuera de Palacio Municipal. Ella paga de su bolsa las ediciones, se toma el trabajo de venderlas en la calle, suda la gota gorda y al final gana dinero. Loable labor en verdad. Ojalá pueda yo un día ver a un escritorzuelo de los premios estatales poniendo un centavo paga pagar su libro o trabajando en la calle para venderlo. Y siento decirles que Erika ha vendido muchos más libros que cualquier poetucho maricón que acude a inútiles y desangeladas mesas redondas a traspasar fronteras y drogarse en público. DSB
PD-Esta es la opinión del ciudadano Daniel Salinas Basave usuario de la Biblioteca Benito Juárez, no del periodista, así que ni empiecen a joder con que el periódico donde trabajo quiere golpear a la cultura Cuabndo lo publique en el periódico, entonces sí me reclaman . Esta es y será mi opinión como ciudadano. El día en que como periodista me ponga a investigar y publicar cuánto dinero se malgasta en la cultura no ha llegado y los becados de la cultura deberían orar porque ese día no llegue, así que por ahora agradezcan a su dios que estoy muy ocupado con las mafias del naftaleno y los coyotes del Infonavit.