Eterno Retorno

Thursday, November 27, 2003

Los cuervos del Pacìfico

Hay una tensa calma en el entorno, la quietud que antecede a las grandes tempestades. Todo el dìa ha soplado en Tijuana un viento helado, picoso.
Por ahora nada fuera de lo comùn, ningún alimento sòlido para la paranoia que intentan sembrar ciertos personajes.
Hasta ahora puros correos electrónicos de gente que me sugiere que me vaya un rato de vacaciones, que me cuide, que esos gueyes son mafia, unos hijos de puta consumados. La verdad creo y prefiero creer que exageran, que no es para tanto. Otros gueyes me han estado escribiendo para darme tips. Dicen que aunque la bodega està vacìa y abandonada, los depósitos subterráneos estàn llenos de naftaleno y otros me dicen que han dejado de cruzar por Tijuana y se fueron a las aduanas de Tecate y Mexicali. A todos ellos gracias por su información, pero yo agradecerìa mucho que fuera con nombre y apellido. Carajo, nunca en mi historial he echado de cabeza a una fuente que me pida anonimato, no se porque se ocultan, no se porque tanto misterio. Al igual que todos mis colegas de Frontera, firmo mis reportajes. Les pongo Por Daniel Salinas, pues según dicen en el pueblo asì me llamo. La firma va con todo y el correo electrónico para recibir mentadas de madre. Yo no se porque estos sabios denunciantes que tan enterados estàn de tejes y manejes se niegan a decir su nombre.
Por ahora sòlo he notado una cosa rara. Desde hace varios dìas hay unos cuervos negros rondando por la casa. Por las mañanas, a eso de las 6.30, cuando saco a pasear al Morris, escucho sus graznidos y entonces los veo, parados sobre los balcones de las casas. Cuervos grandes, negrísimos. Un supersticioso podría decir que esas aves fungen como heraldos de los infortunios. A mì en lo personal me gustan mucho esos pàjaros, me identifico con ellos. Mi maldita vibra Poe esperando escuchar un graznido que suene a Nevermore.
Agradezco a todos su enorme solidaridad. Siento buena vibra en este espacio bloguero. Un abrazo a todos ustedes. Es extraño, aunque conozco personalmente a poquísimos blogueros, empiezo a sentir un sincero aprecio por esta comunidad sui genereis a la que leo todos los dìas.
A manera de breviario cultural, les dirè que en este momento escribo desde el Palacio Municipal de Tijuana, desde la improvisada sala de prensa a donde vine en compañìa de mi colega Said Betanzos a cubrir el II Informe del alcalde Jesús Gonzàlez Reyes. Una cobertura burocrática, aburrida como ella sola, dirìase antiperiodìstica. ¿Què puede haber de noticioso en el Informe de un político?
La nota ya està escrita, ya sabemos lo que informarà, las obras que presumirà, los mensajes duros contra los empresarios que lo acusan de ser corrupto, y el reconocimiento de que la inseguridad sigue siendo el lastre de Tijuana y no han podido combatirla. El Palacio està atiborrado de Policías y uno que otro soldado, pero no hay ni una pinche protestita en los alrededores que le ponga calor a este asunto.


Las Memorias

Ayer pasè toda la mañana en Las Memorias, una casa hogar para enfermos de VIH Sida ubicada en el marginal Barrio de La Morita.
Hacìa bastante tiempo que tenìa deseos de hacer ese reportaje que saldrà publicado el 1 de diciembre Dìa Mundial del Sida, pero confieso que lo que encontrè me sorprendió bastante.
Imaginaba que entrarìa a un sitio lúgubre, oscuro, deprimente, algo asì como un leprosario silencioso. Imaginaba la vibra de la novela Salòn de Belleza de Mario Bellatin, pero no fue asì.
La gente que vive en Las Memorias tiene huevos de sobra y ganas de vivir. No se sienten desdichados ni acomplejados y ni por casualidad intentan causarte làstima.
En el lugar, una casa bastante precaria ubicada en un callejón de tierra, hay televisión, música, puertas y ventanas abiertas, la gente habla en voz alta y hay sobre todo muy buena vibra.
Platiquè con algunos enfermos, pero sobre todo con uno llamado Miguel Ángel, de 31 años, quièn accedió a contarme su vida.
Al igual que la mayorìa de los 27 internos que hay en este momento en la casa, Miguel Ángel fue adicto a la heroína, aunque el sostiene que el Sida se lo pegò una morra y no una jeringa.
El virus es mi mejor amigo, me dijo Miguel Ángel. Tienes que hacerlo tu mejor amigo. Si te empiezas a llevar mal con èl, a hacer como que no existe o a dejar que te tumbe entonces sì te llevò la chingada.
En cambio, si te llevas bien con èl, te acuerdas que te tienes que tomar tu cocktail de medicinas retorvirales sin falta tres veces al dìa, haces ejercicio, comes bien y haces planes para el futuro, entonces el virus puede ser tu amigo, me dijo Miguel.
El me habla de sus hijos, de sus planes para el futuro y aunque le faltan algunos dientes y la enfermedad se refleja en su rostro, tiene demasiadas ganas de vivir.
Cuando no hace mecánica o artesanìa, se dedica a pegarle a una pera de box.
Es cierto, en Las Memorias tambièn hay gente muy jodida, literalmente en los huesos, agonizante, con manchas en la cara y que ni siquiera puede hablar.
Pero hay bastantes como Miguel Ángel a los que le sobran ganas y huevos para vivir. Lo que màs les caga es que la gente trate de mantenerlos a distancia, que sienta asco de saludarlos de mano, de tocarlos, cuando es una estupidez pensar que la enfermedad pueda contagiarse de esa forma.
Soy una persona como tu, me dijo Miguel Ángel. Tu tambièn te vas a morir, de eso puedes estar seguro, tarde o temprano. Yo tengo una enfermedad pero voy a tratar de vivir todos los años que me sea posible.
Al medio dìa me invitaron a sentarme a ver el futbol. Jugaba Real Madrid contra Olympique de Marsella. Hablamos del golazo de Beckhamm, de la endiablada precisiòn de Zidane, del cañòn de Roberto Carlos, del oportunismo de Ronaldo, disfrutando de la Copa Europea como todo hombre de bien que sabe apreciar el buen futbol y de pronto olvidè que estaba sentado en un sillòn con cinco enfermos terminales de Sida que dependen de un carìsimo medicamento retroviral para tratar de alargar su vida.
Una buena experiencia. Creì que saldría de ahì listo para escribir una historia oscura y angustiante y salì cargado de buena vibra.