El Kreador en Tlane
Ocurrió hace exactamente
31 años y fue por mucho, pero por muchísimo, el mejor concierto de aquella era
demencial. Yo acababa de terminar segundo año de prepa, me había ido a exámenes
extraordinarios de química y geometría analítica, México vivía las elecciones
intermedias en pleno idilio salinista y un eclipse nos cubrió con su manto
oscuro la tarde del 11 de julio. Kreator fue la primera banda de metal europeo
que vi en mi vida. En aquel 91-92 fui a todas las tocadas que hubo en la Arena
López Mateos de Tlalnepantla, la Catedral del Metal en México. Hubo algunas muy
prendidas y otras que con el tiempo alcanzaron el nivel de leyenda, como la de
Eskorbuto el día que cumplí 17 años (único ritual punketo celebrado en ese
espacio netamente metalero), pero en lo estrictamente musical, la de Kreator
fue punto y aparte. Nunca había visto a una banda de Thrash sonar de forma tan
pulcra y bien ejecutada. Era la gira del Coma of Souls. En aquellos tiempos
prehistóricos anteriores a internet, dependías por entero de los flyers y los
fanzines. De pronto empezaba a correr el rumor en el Chopo o en bazar de Lomas
Verdes: “que viene Death, que viene Sacred Reich, que viene Obituary, que viene
Morbid Angel, que viene Sepultura, que viene Carcass...” Luego, un día
cualquiera, tu vida se iluminaba cuando veías el cartel pegado en algún muro.
Empezabas entonces a juntar tu lanita y a contar los días que faltaban, siempre
con el nervio de que lo fueran a cancelar. Nada de Ticketmaster, nada de lugar
numerado y ninguna forma de checar detalles de la gira. Aquello era en verdad
subterráneo. A muchos de esos conciertos fui solo y mi alma porque ningún amigo
se atrevía a acompañarme. Tlalnepantla era algo así como el corazón de las
delincuenciales tinieblas y aquellas tocadas tenían mala fama. La ruta era
larga: una combi azul desde El Olivo hasta Cuatro Caminos y de ahí la combi
hasta Tlane por toda la vía Gustavo Baz, atiborrada de puros greñudos de
camiseta negra. Afuera de la Arena la horda aguardaba desde temprana hora a que
se abrieran las puertas. Aquella vez partió plaza Leprosy y después subió
Mákina. Recuerdo que Kreator abrió con The Pestilence, siguió con Betrayer y el
primer trallazo que me hizo arrojarme un stage diving suicida fue Extreme
Agression. Una auténtica agresión extrema y no chingaderas. El setlist estuvo
de lo más variado. Recuerdo People of the Lie, Under the Guillotine y el
clásico cierre kreatoriano con Flag of Hate ligada con Tormentor. Me aterra la
facilidad con la que hoy en día hablo de 30 años como si tal cosa. Volví a ver
a Kreator hasta la primavera de 2009, con Belphegor y Exodus, en el bien
portado y siempre muy controladito espacio del House of Blues de San Diego en
compañía del buen Okta. Tres décadas después, el Kreador germano sigue sacando
discos y girando por el mundo (estarán en Monterrey en septiembre), el mundo
jura haber cambiado, pero yo a veces ni por enterado me doy. Tengo 48 añotes y
sigo (como dice Luzbel) atrapado en el Metal. Ni modo: hay terquedades y
clavazones que coquetean con la eternidad.