El bebé de Rosemary
El fin de semana leí un librito chatarra. Lo compré en la Comercial Mexicana por 25 pesos. Se trata de La semilla del Diablo o mejor dicho El bebé de Rosemary, de Ira Levin. La he pasado bien. Me da risa la típica estructura inocente de los libros comercialones escritos con el digerible estilo de folletín del corazón. Debo admitir que el libro es bastante divertido pese a su absoluta falta de malicia literaria. Un producto pop setentero semidesechable. Hacía un rato que no me topaba con un texto que al ser su estructura tan pavorosamente ordinaria, acaba por ser extraordinaria.
Sin embargo, cuando era niño me platicaron esa película y he de confesar que me impresionó mucho la idea. Nada hay más terrorífico que el mal oculto tras la ternura y la inocencia. La imagen de una joven que espera a un bebé con cuernos y cola me resultaba aterradora. Lo imagino como el bebé que sale en la portada del Born Agian de Black Sabbath.
Aunque soy un anticinéfilo y he visto muy pocas películas en mi vida, confieso que de niño y adolescente me atraían mucho las películas que tenían a Satanás de personaje principal.
Por desgracia, tanto en cine como en literatura, son pocos, muy pocos, los productos que apuestan por el Diablo y resultan ser de calidad. Al menos en la literatura moderna, cuando se elige a Satanás como personaje principal, el resultado suele ser desastroso por lo cómico. Y en cine, creo que después de los setenta no se hace nada que valga la pena.
En realidad, los mejores productos cinematográficos paridos por la obsesión satánica de los 70, tienen en común la manía por mezclar niños con Lucifer. Una linda chica espera a un hijo que en realidad es el mismísimo Satanás en Rosemary. Un niño encantador es el Anticristo en La Profecía y una preadolescente es poseída por Satán en El Exorcista.
De cualquier manera, créanme que me quedó una sana curiosidad por saber qué carajos fue del hijito de Rosemary, que hoy en día debe estar por cumplir sus 39 añitos de edad.
Orejudo
Estoy leyendo un libro no tan chatarra. Se llama Reconstrucción y lo escribe el madrileño Antonio Orejudo. Trata sobre la reforma protestante y la contra-reforma católica, centrada en un hecho muy específico ocurrido en la ciudad alemana de Münster. Un libro más que adecuado para leer en estos tiempos de euforia papal.
The Haunted
Mi última adquisición discográfica, es el álbum Revolver de la banda sueca (¿cómo le hace Suecia para parir tantas bandas de mi agrado?) The Haunted.
Si quisiera dar un encasillamiento rápido y sin complicaciones, diría que es Thrash-Core. Rápido, agresivo. contundente y sin piedad. Sin muchos revoltijos ni virtuosismos. Puro y vil hard core thrashero.
Total Caos
Hay veces que el cuerpo y el alma están dispuestos. Ciertas tardes o medio días, una cerveza sabe a elíxir de los dioses. Hay noches en que una cena exige vino. Las entrañas simplemente así lo demandan y no puedes negarte a complacerlas. Con la música sucede lo mismo. Hay veces que tus oídos reclaman a gritos un disco en específico o un estilo. Me sucede a menudo que sueño con canciones. Son sueños rítmicos. Anoche soñé que escuchaba viejos casetes de punk-hard core. The Exploited, GBH, Total Chaos, Discharge. Por la mañana, cuando me dirigía al trabajo puse un tape de Total Chaos, el Patriotic Shock para ser específicos y vieran ustedes que bien me sentó. Mi sangre entró en armonía inmediata con los batacazos. Hay días en que uno amanece irremediablemente hardcorero. Hoy es miércoles, es muy temprano, me espera un día muy largo y ando hardcorero. No respondo por mis actos.
Banfield
Banfield es el equipo más antiguo de Argentina. Fue fundado en el ya lejano 1896 por un grupo de trabajadores ingleses que construían un ferrocarril en ese suburbio de Buenos Aires. En un país plagado de equipos de futbol, Banfield puede presumir haber sido el primero. Sin embargo, el Taladro aún no puede presumir ni un sólo título en Primera División. Durante más de un siglo de historia, Banfiled ha pasado muchos años en divisiones inferiores viendo como Boca, River, Independiente y Velez se reparten el pastel de la gloria. Sería un caso similar al del Pachuca, el equipo más antiguo del futbol mexicano, que durante años fue un eterno del ascenso-descenso, hasta que a partir de 1999 le llegaron las vacas gordas y ganó tres títulos (dos de ellos de tristísimo recuerdo para mí) Banfield está apostando todo su corazón en su primera Copa Libertadores. Tiene toda la enjundia, el coraje, la cancherez y las trampas propias de equipo chico del Cono Sur. Esta tarde, mis Tigres y Banfield se ven las caras en Buenos Aires. Mis pronósticos no son alentadores. Luego de dos deprimentes derrotas contra un par de equipos mediocres como Veracruz y Tecos, he perdido toda fe en Leonardo Álvarez. Pero aún así, este día he cumplido con mi ritual y traigo mi camiseta puesta. Siempre que Tigres disputa un partido yo amanezco con la camiseta puesta y la porto durante todo el día. Hoy he elegido la azul con amarillo, que me regaló mi padrino en Navidad. No estoy muy optimista que digamos, pero un triunfo en Buenos Aires podría dejar tatuada una sonrisa en los labios por el resto de la semana. Por favor Tigres, hagan el milagro.
El fin de semana leí un librito chatarra. Lo compré en la Comercial Mexicana por 25 pesos. Se trata de La semilla del Diablo o mejor dicho El bebé de Rosemary, de Ira Levin. La he pasado bien. Me da risa la típica estructura inocente de los libros comercialones escritos con el digerible estilo de folletín del corazón. Debo admitir que el libro es bastante divertido pese a su absoluta falta de malicia literaria. Un producto pop setentero semidesechable. Hacía un rato que no me topaba con un texto que al ser su estructura tan pavorosamente ordinaria, acaba por ser extraordinaria.
Sin embargo, cuando era niño me platicaron esa película y he de confesar que me impresionó mucho la idea. Nada hay más terrorífico que el mal oculto tras la ternura y la inocencia. La imagen de una joven que espera a un bebé con cuernos y cola me resultaba aterradora. Lo imagino como el bebé que sale en la portada del Born Agian de Black Sabbath.
Aunque soy un anticinéfilo y he visto muy pocas películas en mi vida, confieso que de niño y adolescente me atraían mucho las películas que tenían a Satanás de personaje principal.
Por desgracia, tanto en cine como en literatura, son pocos, muy pocos, los productos que apuestan por el Diablo y resultan ser de calidad. Al menos en la literatura moderna, cuando se elige a Satanás como personaje principal, el resultado suele ser desastroso por lo cómico. Y en cine, creo que después de los setenta no se hace nada que valga la pena.
En realidad, los mejores productos cinematográficos paridos por la obsesión satánica de los 70, tienen en común la manía por mezclar niños con Lucifer. Una linda chica espera a un hijo que en realidad es el mismísimo Satanás en Rosemary. Un niño encantador es el Anticristo en La Profecía y una preadolescente es poseída por Satán en El Exorcista.
De cualquier manera, créanme que me quedó una sana curiosidad por saber qué carajos fue del hijito de Rosemary, que hoy en día debe estar por cumplir sus 39 añitos de edad.
Orejudo
Estoy leyendo un libro no tan chatarra. Se llama Reconstrucción y lo escribe el madrileño Antonio Orejudo. Trata sobre la reforma protestante y la contra-reforma católica, centrada en un hecho muy específico ocurrido en la ciudad alemana de Münster. Un libro más que adecuado para leer en estos tiempos de euforia papal.
The Haunted
Mi última adquisición discográfica, es el álbum Revolver de la banda sueca (¿cómo le hace Suecia para parir tantas bandas de mi agrado?) The Haunted.
Si quisiera dar un encasillamiento rápido y sin complicaciones, diría que es Thrash-Core. Rápido, agresivo. contundente y sin piedad. Sin muchos revoltijos ni virtuosismos. Puro y vil hard core thrashero.
Total Caos
Hay veces que el cuerpo y el alma están dispuestos. Ciertas tardes o medio días, una cerveza sabe a elíxir de los dioses. Hay noches en que una cena exige vino. Las entrañas simplemente así lo demandan y no puedes negarte a complacerlas. Con la música sucede lo mismo. Hay veces que tus oídos reclaman a gritos un disco en específico o un estilo. Me sucede a menudo que sueño con canciones. Son sueños rítmicos. Anoche soñé que escuchaba viejos casetes de punk-hard core. The Exploited, GBH, Total Chaos, Discharge. Por la mañana, cuando me dirigía al trabajo puse un tape de Total Chaos, el Patriotic Shock para ser específicos y vieran ustedes que bien me sentó. Mi sangre entró en armonía inmediata con los batacazos. Hay días en que uno amanece irremediablemente hardcorero. Hoy es miércoles, es muy temprano, me espera un día muy largo y ando hardcorero. No respondo por mis actos.
Banfield
Banfield es el equipo más antiguo de Argentina. Fue fundado en el ya lejano 1896 por un grupo de trabajadores ingleses que construían un ferrocarril en ese suburbio de Buenos Aires. En un país plagado de equipos de futbol, Banfield puede presumir haber sido el primero. Sin embargo, el Taladro aún no puede presumir ni un sólo título en Primera División. Durante más de un siglo de historia, Banfiled ha pasado muchos años en divisiones inferiores viendo como Boca, River, Independiente y Velez se reparten el pastel de la gloria. Sería un caso similar al del Pachuca, el equipo más antiguo del futbol mexicano, que durante años fue un eterno del ascenso-descenso, hasta que a partir de 1999 le llegaron las vacas gordas y ganó tres títulos (dos de ellos de tristísimo recuerdo para mí) Banfield está apostando todo su corazón en su primera Copa Libertadores. Tiene toda la enjundia, el coraje, la cancherez y las trampas propias de equipo chico del Cono Sur. Esta tarde, mis Tigres y Banfield se ven las caras en Buenos Aires. Mis pronósticos no son alentadores. Luego de dos deprimentes derrotas contra un par de equipos mediocres como Veracruz y Tecos, he perdido toda fe en Leonardo Álvarez. Pero aún así, este día he cumplido con mi ritual y traigo mi camiseta puesta. Siempre que Tigres disputa un partido yo amanezco con la camiseta puesta y la porto durante todo el día. Hoy he elegido la azul con amarillo, que me regaló mi padrino en Navidad. No estoy muy optimista que digamos, pero un triunfo en Buenos Aires podría dejar tatuada una sonrisa en los labios por el resto de la semana. Por favor Tigres, hagan el milagro.