¿Kapuscinski o Juan Villoro? Tokarczuc o Garro? ¿Szymborska o Sor Juana? ¿Behemot o Transmetal? ¿Slawomir o Eligio?
En la historia de la literatura mexicana,
el combate más célebre entre México y Polonia se da en Ciudades desiertas de
José Agustín. Eligio – intenso, pasional, moreno y lampiño- intenta
infructuosamente partirle la madre a Slawomir –gigantón, albino, frío y torpe-
quien le ha bajado a Susana y no parece ni siquiera inmutarse por ese mexicano
encabronado que irrumpe de pronto en el cuarto del motel. Este equipo polaco me
ha parecido como Slawomir: puros grandotes torpes sin sangre en las venas, pero
por desgracia a México le falta la picardía de Eligio. Polonia no trae nada o
casi nada. Después de ver jugar a los cuatro contendientes, concluyo que los
polacos son los más limitados del grupo. Pura fuerza bruta sin habilidad, pero
a México le falta la irreverencia y la chispa. Bien Chucky, bien Antuna el poco
tiempo que jugó, cumplidores Herrera y Gallardo, absolutamente nulo Jiménez. La
obviedad sería concluir que el Tricolor está vivo gracias a Ochoa. Uno de los
peores atajadores de penales de nuestra historia apareció cuando tenía que
aparecer. Sin duda Memo cambia está única atajada por 50 goles encajados con
las aguiluchas. México tuvo dos errores defensivos que pudieron costar
carísimos, pero le arrebató la posesión de la pelota a los polacos y en general
se puede decir que los dominó territorialmente pero sin inquietarlos demasiado.
La peor noticia es que Arabia y Argentina se vieron infinitamente más intensos
que México y Polonia y el Tricolor va a tener que mostrarse con mucha más
malicia para ganarle a una vulnerable Argentina que llega herida y obligadísima
a ganar.
¿Kapuscinski o Juan Villoro? Tokarczuc o
Garro? ¿Szymborska o Sor Juana? ¿Behemot o Transmetal? ¿Slawomir o Eligio?