Eterno Retorno

Sunday, November 20, 2022

DELIRIO INAUGURAL

 


 

En un ejercicio de libre asociación me subo al loquísimo tren de los recuerdos y reparo en que tengo clarísimo dónde estaba y qué estaba haciendo en cada inauguración mundialista desde hace 36 años. Sin googlear, por libre asociación…

1986- Italia 1-1 Bulgaria - Tenía  12 años y estaba concluyendo sexto de primaria. Acabábamos de consumar nuestra enésima mudanza en tres años. Nuestra nueva casa era un amorfo departamento en Avenida Vasconcelos en San Pedro. Unos efímeros amigos de la familia de los que no quedó huella fueron a comer a casa para ver a los italianos contra los búlgaros. Recuerdo, sobre todo, el sonoro abucheo a Miguel de la Madrid. El gol de Altobelli y el agónico y sorpresivo empate de Sirakov.

1990-  Argentina 0-1 Camerún-  Terminaba primero de prepa condenado a exámenes extraordinarios. Tenía 16 años y aquel día desperté antes del amanecer. Esperaba con ansias el Mundial.  Vivíamos en Huxquilucan, Estado de México, en la colonia La Herradura. En el cuarto que llamábamos estudio vi a Oman Biyik (que después sería goleador del América) batir a  Nery Pumpido (que sería uno de los técnicos más ofensivos y espectaculares de Tigres).  Italia 90 fue un Mundial magro y defensivo y sin embargo lo disfruté inmensamente

1994- Alemania 1-0 Bolivia- Aquel verano ardía y los demonios estaban sueltos en el país. Dos cabezas ensangrentadas abiertas por un plomazo marcaban la pauta: la chompa del pelo afro de Colosio y la cabeza de rubio pelo seboso de Kurt Cobain.  Yo era un estudiante de Derecho de 20 años de edad. Vi aquel juego en la casa de mi primo Héctor Diego Medina en el cuarto que se llamaba estudio. El Diablo Echeverri fue exorcizado y Klinsman batió a Trucco.

1998- Brasil 2-1 Escocia- Yo era un reportero del periódico El Norte que tenía ansias de tragarme el mundo a tarascadas. Aquella mañana estaba en Palacio Municipal de Monterrey, en la sala  de prensa, buscando la forma de hacer rabiar al alcalde Chema Elizondo. Recuerdo un autogolazo de Escocia. Como Irvine Welsh era mi clavo literario en aquel entonces, yo estaba a muerte con la tropa escocesa.

2002- Francia 0-1 Senagal- Yo era un reportero regio emigrado a Tijuana.  Carol y yo teníamos tres años de casados. Entre alucinaciones de duermevela recuerdo haber despertado a las 3:00 de la mañana en nuestro depita de Playas  para ver a Senegal despachar a la Francia de Zidane. Aquello parecía un delirio onírico. El técnico de Senegal era un güero  greñudo y pirado como yo.

2006- Alemania 4-2 Costa Rica- Lo vimos en la sala de juntas de periódico  Frontera mientras hacíamos la planeación del día. Prendimos la tele por terquedad mía. Lamm anotó en los primeros minutos pero Costa Rica empató de inmediato. En aquel verano me daba por hacer ejercicio y jugar a la vida sana

2010- Sudáfrica 1-1 México- Lo vi inmerso en el trajín de la campaña política de Carlos Torres rumbo a la alcaldía de Tijuana. Lo vimos en un mañanero evento multitudinario en el Auditorio Municipal de Tijuana. Recuerdo el estruendo de las bubuselas sudafricanas y el providencial gol de Rafa Márquez. Un verano intenso.

2014- Brasil 3-1 Croacia- Lo vi solo en casa, concretamente en la recámara. Un autogol brasileño fue el primer grito mundialista e hizo presagiar la tragedia del Mineirao. En aquel verano escribía como poseso Dispárenme como a Blancornelas y Días de whisky malo. Nunca he vuelto a tener un periodo tan demencialmente creativo.

 

2018- Rusia 5-1 Arabia- Lo vi exactamente en el mismo lugar y en la misma tele. Siempre pensé que Putin compró  o negoció ese partido.

 

2022- Qatar 0-2 Ecuador- Hotel Coral y Marina de Ensenada (donde ahora mismo escribo esto) Carol y yo despertamos temprano, antes de las 6:30 de la mañana. Lindo puente vacacional. Nunca en la historia un jugador Tigre o ex Tigre había marcado el primer gol de un Mundial y hoy Valencia  lo hizo por partida doble (Diego Cocca, ahí te encargo que nos lo traigas de regreso).  Me da gusto ver perder a Qatar. Ojalá pierda los tres partidos y humillen a esos despreciables jeques mojigatos, si es que de algo sirve.

Qué bueno que no somos qataríes

Qué delicioso es ver el Mundial desde la capital del vino.