Eterno Retorno

Saturday, April 02, 2022

Feria en duda

 


Les comparto una genuina duda colegas ¿alguien sabe si existe al menos la intención de celebrar la Feria del Libro de Tijuana este año? Por obvias razones, en 2020 y 2021 tuvimos que privarnos de ella, pero en 2022 muchas ferias librescas están reviviendo en forma presencial. Baja California ya está en semáforo verde y ahora mismo se están celebrando importantes ferias como la de Minería, la de Bogotá o la de Yucatán. También se celebrará el St Jordi en Barcelona y la Feria de Madrid y la feria de León en el Bajío, la de Saltillo-Arteaga en Coahuila, la de Monterrey y por supuesto Guadalajara. ¿Alguien tiene idea de qué pasará con Tijuana en 2022?

A diferencia de lo que sucede en otras entidades, la Feria de Tijuana es hecha por los libreros, no por las editoriales. El mayor evento cultural de la ciudad nació en 1980 gracias a la visión de un quijotesco librero vocacional como es Alfonso López Camacho y 42 años después el evento se mantiene (o se mantenía) en pie. Para que se den una idea, la de Tijuana es una feria con mayor antigüedad que la de Guadalajara (nació siete años antes que la tapatía). He vivido grandes momentos en la fiesta tijuanense de los libros y en verdad lamentaría no tenerla por tercer año consecutivo. ¿Alguien toma la batuta? ¿Unión de Libreros? ¿Cecut? ¿IMAC? ¿Alguien dijo yo? ¿Alguna mano levantada?

Viví mi primera feria libresca tijuanense en mayo de 1999 en el patio central de Palacio Municipal, cuando yo era un recién llegado a la ciudad. Era en verdad algo muy modesto aunque los libreros, como siempre, derrochaban corazón. El primer libro que compré en la feria en aquella primavera del 99, eso sí lo recuerdo muy bien, fue Un asesino solitario de Élmer Mendoza y fue (por supuesto) en el stand de El Día. Desde entonces como lector he acudido a todas las citas, pero mi primera participación en el programa de la feria se remonta a 2005, en la época en que se celebraba en la Revolución y las presentaciones eran en el Jai Alai. Junto con mis colegas de la Ciruela Eléctrica compartí una charla sobre literatura y rock (con el Live After Death de Maiden como música de fondo). En aquella ocasión me tocó también presentar Lecciones para una liebre muerta de Mario Bellatin (y no faltaron quienes se quejaron por el hecho de que un “vil reportero” y no un literato presentara a un escritor tan sofisticado). Desde entonces a la fecha he participado de una forma u otra en todas las ferias del libro, ya sea presentando el trabajo de un colega o presentando algo mío. Soy un lector y las ferias librescas representan (Sade dixit) mi vicio ampliamente recompensado. La Feria del Libro de Tijuana debería posicionarse en el imaginario colectivo como la primera feria libresca de Latinoamérica geográficamente hablando.

Si en el escudo de la ciudad se lee Aquí empieza la patria, la Feria de Tijuana debería explotar algo así y jugar con conceptos como “Aquí empieza nuestra literatura”, “Aquí empiezan nuestras letras”, “Lectores sin fronteras”. ¿Podremos celebrar la fiesta en el 22? Yo tengo muchos signos de interrogación en la cabeza, pero si alguien sabe algo que yo no sé… por favor cuéntenme.

Pd- Hace casi dos meses murió Mario González Lamia, director del IMAC. Una pérdida repentina y en verdad lamentable, pues aún sin conocerlo personalmente, me daba la impresión de que Mario derrochaba entusiasmo y habría podido escribir una interesante historia en el Instituto de Cultura, pero a dos meses de muerte ¿alguien sabe si ya hay sucesor titular en puerta? ¿Cuál es el futuro del IMAC? Lo único definitivo es que, al menos por lo que a mí respecta, las dudas le van ganando por goleada a las certezas.