Ya no mola Carmen
Bueno, pues resulta que el Premio Planeta ha incrementado
su dotación y ahora te pagan un humilde milloncito de euros si tu novela le
llena el ojo al jurado. Con este incremento, ya ha superado el monto Premio del
Nobel y al paso que va, pronto podría incluso acercarse al Premio Estatal de
Baja California (pero claro, eso ya serían palabras mayores). Pues bien
colegas, la histórica primera ganadora del Planeta millonario fue la narradora
detectivesca Carmen Mola, la nueva sensación del noir gachupín. El pequeño
detallito es que la señora Mola no existe. Claro, se sabía que era un seudónimo
pero hoy, junto con la entrega del millón, se dio a conocer que doña Carmen es
en realidad un Frankenstein de tres cabrones: Agustín Martínez, Jorge Díaz y
Antonio Mercero, los tres, por cierto, guionistas de series de televisión. Me
queda claro que este trío sabe su negocio y entiende bien el espíritu de la
época. Lo vendedor no es solo crear una inspectora como Elena Blanco sino crear
una autora como Carmen Mola. La idea de tener como personaje a una detective de
mediana edad, fuerte, empoderada pero con su dosis de simpatía, ambigüedad e
irreverencia no es nueva. El noir escandinavo está lleno de inspectoras.
Pregúntenle a Camilla Lackberg o a Asa Larsson si tienen dudas. La única novela
que hasta la fecha he leído de Carmen Mola no me volvió loco. Deep web,
películas snuff, chicas secuestradas, perversa mafia, tipos malos muy malos. Un
producto pensado a priori para su adaptación a serie. Si de antemano escribes
pensando en la pantalla ¿por qué no mejor trabajas de una vez el guión y dejas
de fingir que te interesa la literatura? Asumo que el trío se dividirá
equitativamente el millón: 333 mil euros para cada cabrón. Pero claro, desde la
secundaria sabemos que a la hora de trabajar en equipo hay siempre uno que
chambea más y un par que irremediablemente huevonean. ¿Escribir a seis manos?
Vaya nivel de coordinación. A mí, individualista incurable, me resultaría muy
complicado, pero en el mundo de las series lo común es que sea una horda de
guionistas quien escribe. Las novelas ya no surgen del arrebato inspirador de
un creador, sino de un estudio de marketing y un brainstorming de ejecutivos de
Netflix y Amazon Prime. A este paso y acorde con el espíritu de la época, no
dudo que basados en estudios de mercado y corridas financieras, una cofradía de
cinco o seis guionistas concluirá que el negocio más lucrativo será amalgamarse
y crear une escritore no gender que a su vez creará un detective transgénero
políticamente correcto (ya existe uno en Turquía creado por Mehmet Murat). Por
cierto, ya les puedo ir apostando que la napolitana Elena Ferrante es también
uno o varios canijos. Que no les extrañe. Por lo pronto, en lo que son peras o
manzanas, Planeta sigue consagrando su premio al sano y chingativo pasatiempo
de asestar cuchilladas editoriales al pingüino.
Pd- Les recomiendo un mezcalito con harto pepino, muy
refrescante para este domingo santaanero.