Encorsetando centenarios
La receta es estereotípica, casi de manual: a todos los dictadores fascistoides
les da por promoverse como auténticos herederos
de la grandeza de una cultura ancestral de vocación guerrera e imperial.
Mussolini se obsesionó con la simbología del Imperio Romano mirándose a sí mismo
como un nuevo César providencial mientras que Hitler exaltaba la pureza del
alma germánica encarnada en el Cantar de los Nibelungos y la leyenda de
Sigfrido, llevada a la apoteosis por la épica
wagneriana. A Franco le fascinaba verse reflejado en la gloria de la imperial España
ultramarina de Cortés, Pizarro y compañía mientras Milósevic no dudó en lucrar con el
resentimiento de los serbios hacia los turcos. En 1989 encabezó una ridícula y
multitudinaria ceremonia de desagravio en el Campo de los Mirlos en Kosovo para “vengar” la derrota del príncipe serbio
Lazar a manos de los otomanos 600 años antes. La exaltación del rencor por algo
ocurrido seis siglos atrás resultó ser gasolina en el fuego de la guerra balcánica.
Por ello me llama la atención la forma en que el gobierno mexicano busca lucrar
con la herida abierta de la caída de Tenochtitlán y además tergiversar fechas y encorsetar
centenarios a la fuerza. Ya he dicho más de una vez lo que pienso sobre la ridícula
exigencia de perdón a la también ridícula corona española. Lo que ya raya en la
patología o el debraye, es querer hacer
cuadrar a huevo la celebración de los 700 años de la fundación de Tenochtitlán.
Sacado de lo más profundo de la manga de la 4t. Que alguien me corrija si tiene a la mano un
dato confiable, pero al menos yo no he encontrado una sola fuente seria en
donde se diga o siquiera se sugiera que Tenochtitlán fue fundado en 1321. Ni
Matos Moctezuma, León Portilla, Ignacio Bernal. Nadie. Por otra parte, en el
caso de las ciudades mesoamericanas no se levantaba un acta fundacional así que
es ridículo tratar de hacer cuadrar una fecha exacta. Pero hazlos entender. ¿Quién
dice que el pasado no puede manipularse a conveniencia? En fin, si la cuestión es ponernos en plan conmemorativo
este año, sería muy bueno que de verdad reflexionáramos y repensáramos sobre
1821 y la tan mal narrada e incomprendida consumación de la Independencia. ¿Dónde
va a quedar Iturbide en el relato oficial de la 4t? ¿En qué rincón minimizarán
el rol clave de Matías Monteagudo y los fifís conspiradores de La Profesa?
Porque al relato oficialista no le conviene admitir que el “pueblo bueno”
acaudillado por Hidalgo nada consiguió
con su masacre en la Alhóndiga aparte de sembrar terror y derramar sangre y
tampoco le conviene admitir que la verdadera Independencia fue conseguida sin
apenas derramar sangre por los criollos más fifís de los fifís. La
Independencia fue conseguida por las élites, no por las masas, pero eso jamás
será admitido por la 4t. En fin, repensemos los 21 y leamos. Por lo que a mí
respecta, releo el fascinante Tenochtitlan en una isla de Ignacio Bernal.