La historia se escribe con letras de Oro. Fue la final de la temporada 77 78 cuando dos equipos felinos y universitarios se vieron las caras en la Gran Final del Futbol Mexicano. Los gloriosos Tigres de la UANL acaudillados por Don Carlos Miloc con escasos cuatro años en la Primera División llegaron a la Gran Final contra los Pumas de la UNAM. No voy a decir que lo recuerdo a la perfección, pues yo tenía escasos cuatro añitos de edad, los mismos que Tigres en Primera. La cuestión es que en el juego de ida en el Estadio Universitario de San Nicolás de los Garza un miércoles por la noche, los Tigres, el Felino Mayor, se impuso 2 a 0 al gato montés unamita. En el juego de vuelta celebrado en el Olímpico México 68 el marcador quedó 1 a 1. Así las cosas, con un global de 3 a 1, Tigres se proclamó Campeón del Futbol Mexicano por vez primera en su historia. Fue también el primer título de futbol profesional para la Ciudad de Monterrey, algo que cierto equipo mediocre con más de 30 años en primera en aquel entonces no había podido nunca lograr para nuestra ciudad. Los aficionados unamitas parecen haber olvidado aquella final en que el gatito sucumbió, pero yo se que les duele en el alma, pues eran amplios favoritos. Desde entonces, el Felino Mayor manda. Ya veremos esta tarde.
Guadalajara, Guadalajara, Hueles a pura cancha mojada.
Si fuera un mal perdedor, comenzaría diciendo que yo esperaba ver un partido de futbol, no un partido de waterpolo. Pero bueno, ante todo hay ser reconocer cuando se pierde. Las Chivas nos ganaron bien y dado que las deudas de juego son deudas de honor, aquí van unos cuantos laureles al Rebaño Sagrado dedicados a Armando Sámano quien me ganó la apuesta. La apuesta era que el perdedor debía escribir un texto elogiando al equipo ganador. Eso me sería imposible si se tratara de los rayaditos, pero tratándose de las Chivas creo que sí hay tela de donde cortar para hablar bien.
El Rebaño Sagrado
Sepan ustedes que según la encuesta que hizo la semana pasada su periódico Frontera con aficionados tijuanenses, arrojó que el equipo favorito de esta ciudad es el Guadalajara.
Las Chivas son por mucho las favoritas de la afición tijuanense, por arriba del América y los Pumas.
Lo mismo sucede en el Sur de Cailfornia. Cuando acudo a ver juegos de la Selección al Qualcomm o al Memorial Coliseum las tribunas siemrpe están atiborradas de camisetas rojiblancas. Los aficionados Chivas están repartidos por todo México y Estados Unidos. Pero aquí va una confesión: Yo mismo tuve una etapa en que realmente me emocionaba con el Rebaño Sagrado. Digamos que era mi segundo equipo después de los Tigres. Mi abuelo, quien nació en Guadalajara, siempre me habló de la mística de aquel campeonísimo de Javier de la Torre. Y resulta que en los años que yo empecé a clavarme en el futbol, Chivas era un equipo ofensivo, alegre y espectacular. Me refiero a aquellas Chivas de Alberto Guerra, con Javier Zully Ledezma en la portería, Sergio Lugo, Concho Rodríguez, Yayo y Chepo de la Torre, Benjamín Galindo y el gran Sheriff Fernando Quirarte como gran capitán. En aquel entonces yo admiraba al Scheriff Quirarte. Las Chivas eran expertas en recetar goleadas en esos años. Recuerdo aún la primera vez que acudí a ver en vivo a las Chivas. Fue lógicamente en el Volcán en un juego contra Tigres y el marcador final fue de 1 a 1 con goles de Chepo de la Torre y Pato Lucas. Ni falta hace decir que cuando las Chivas se presentaban en la cancha del Tec para jugar contra la basura rayada siempre acudía a apoyarlas y casi siempre ganaban. Para mi las Chivas de 1987, las que se coronaron batiendo a Cruz Azul, fueron las mejores que yo vi jugar. Disculpen, pero yo aún no nacía cuando jugaba Chava Reyes.
Cuando viví en México acudí a varios juegos de las Chivas y me sorprendió ver como llevaban más gente que los equipos locales.
Recuerdo en especial un juego contra Cruz Azul en el Azteca que ganó el Rebaño por 2 a 0. Sólo una vez en mi vida he acudido a un Clásico Chivas vs América. Fue allá por 1991 en el Azteca y las Águilas ganaron 2 a 1.
En aquella final de 1997, cuando se impusieron por 6 a 1 a Toros Neza, me dio demasiado gusto ver a Gustavo Napoles, paisano oriundo de San Nicolás de los Garza y producto de las fuerzas básicas de Tigres, despacharse con cinco goles, record de goleo individual en una final.
Y en fin, eso es lo más positivo que puedo decir de las Chivas y mi mejor deseo es que se quiten de en medio a ese nuevo rico pedante de Vergara, pues con
él al frente me cuesta mucho trabajo sentir simpatía por ese equipo en la actualidad.
Guadalajara, Guadalajara, Hueles a pura cancha mojada.
Si fuera un mal perdedor, comenzaría diciendo que yo esperaba ver un partido de futbol, no un partido de waterpolo. Pero bueno, ante todo hay ser reconocer cuando se pierde. Las Chivas nos ganaron bien y dado que las deudas de juego son deudas de honor, aquí van unos cuantos laureles al Rebaño Sagrado dedicados a Armando Sámano quien me ganó la apuesta. La apuesta era que el perdedor debía escribir un texto elogiando al equipo ganador. Eso me sería imposible si se tratara de los rayaditos, pero tratándose de las Chivas creo que sí hay tela de donde cortar para hablar bien.
El Rebaño Sagrado
Sepan ustedes que según la encuesta que hizo la semana pasada su periódico Frontera con aficionados tijuanenses, arrojó que el equipo favorito de esta ciudad es el Guadalajara.
Las Chivas son por mucho las favoritas de la afición tijuanense, por arriba del América y los Pumas.
Lo mismo sucede en el Sur de Cailfornia. Cuando acudo a ver juegos de la Selección al Qualcomm o al Memorial Coliseum las tribunas siemrpe están atiborradas de camisetas rojiblancas. Los aficionados Chivas están repartidos por todo México y Estados Unidos. Pero aquí va una confesión: Yo mismo tuve una etapa en que realmente me emocionaba con el Rebaño Sagrado. Digamos que era mi segundo equipo después de los Tigres. Mi abuelo, quien nació en Guadalajara, siempre me habló de la mística de aquel campeonísimo de Javier de la Torre. Y resulta que en los años que yo empecé a clavarme en el futbol, Chivas era un equipo ofensivo, alegre y espectacular. Me refiero a aquellas Chivas de Alberto Guerra, con Javier Zully Ledezma en la portería, Sergio Lugo, Concho Rodríguez, Yayo y Chepo de la Torre, Benjamín Galindo y el gran Sheriff Fernando Quirarte como gran capitán. En aquel entonces yo admiraba al Scheriff Quirarte. Las Chivas eran expertas en recetar goleadas en esos años. Recuerdo aún la primera vez que acudí a ver en vivo a las Chivas. Fue lógicamente en el Volcán en un juego contra Tigres y el marcador final fue de 1 a 1 con goles de Chepo de la Torre y Pato Lucas. Ni falta hace decir que cuando las Chivas se presentaban en la cancha del Tec para jugar contra la basura rayada siempre acudía a apoyarlas y casi siempre ganaban. Para mi las Chivas de 1987, las que se coronaron batiendo a Cruz Azul, fueron las mejores que yo vi jugar. Disculpen, pero yo aún no nacía cuando jugaba Chava Reyes.
Cuando viví en México acudí a varios juegos de las Chivas y me sorprendió ver como llevaban más gente que los equipos locales.
Recuerdo en especial un juego contra Cruz Azul en el Azteca que ganó el Rebaño por 2 a 0. Sólo una vez en mi vida he acudido a un Clásico Chivas vs América. Fue allá por 1991 en el Azteca y las Águilas ganaron 2 a 1.
En aquella final de 1997, cuando se impusieron por 6 a 1 a Toros Neza, me dio demasiado gusto ver a Gustavo Napoles, paisano oriundo de San Nicolás de los Garza y producto de las fuerzas básicas de Tigres, despacharse con cinco goles, record de goleo individual en una final.
Y en fin, eso es lo más positivo que puedo decir de las Chivas y mi mejor deseo es que se quiten de en medio a ese nuevo rico pedante de Vergara, pues con
él al frente me cuesta mucho trabajo sentir simpatía por ese equipo en la actualidad.