Eterno Retorno

Tuesday, February 01, 2022

Cuando la playa neuronal aún está empapada por el mar del subconsciente

 


Hoy empieza el mes de febrero y lo inicio como me gusta, cazando amaneceres. Esta es la hora embrujada, cuando la playa neuronal aún está empapada por el mar del subconsciente. Muchos de los párrafos que he escrito a lo largo de mi vida  han nacido en los instantes previos a la primera luz del día.

Esta hora es ideal para escribir. No significa que solo a esta hora pueda hacerlo, pero en otro momento del día no es igual. A veces me imagino que la mente es como una playa que al dormir es cubierta por el océano del subconsciente. Un mar inmenso y lleno de misterios nos envuelve pero al despertar la marea desciende y por herencia nos queda una playa empapada, llena de conchas y sargazo. Esa playa neuronal mojada suele ser fértil. Hace unos minutos estábamos aún sumergidos en el océano onírico donde todo es posible, pues bajo sus aguas el  subconsciente es amo y señor y le da por destapar la válvula donde habitan mil y una historias. Es un gran narrador este mar que nos cubre por las noches pero sus relatos son como peces escurridizos y no dejan atraparse fácilmente. Por eso al despertar lo primero que hago es tratar de transformar en palabra escrita los  sueños o lo que de ellos recuerde. Siempre tengo la sensación de haber soñado muchísimo, de haber emprendido un viaje muy largo, pero la marea suele bajar rapidísimo y la playa neuronal pronto se seca. Si no convierto esos vestigios en escritura pronto me quedaré sin nada, así que suelo hacerlo antes de inmediato, a veces antes del primer trago de café. Claro, no siempre hay botín onírico en la red duermevelera y siempre da la impresión de que lo rescatado, al ser transformado en palabra escrita, pierde algo o mucho de sustancia. Escribir es traducir, atrapar, codificar y lo que bajo el mar onírico era alucinante, se torna absurdo o carente de sentido cuando llega a mi cuaderno en forma de garabato. En cualquier caso, estos ejercicios son buenos para encender la chispa y poder retomar el texto de ayer.