Todo sabe a vuelta estos días, aunque en teoría no nos hemos ido a ninguna parte. La agonía de un ser querido es sinónimo de ausencia. Durante los momentos críticos de la enfermedad de Morris entramos en otro estado físico y mental. En el caso de Carol llegó al extremo. Apenas dormía y se olvidaba de comer. Demasiados aspectos de nuestra vida cotidiana se borraron de nuestra cabeza. Los últimos días trabajé por compromiso, como autómata, con la cabeza a años luz de distancia de la política bajacaliforniana. Ahora, tras la muerte de Morris y el luto, parecemos reencontrarnos poco a poco con eso que se llama vida diaria. Hoy volví a la redacción tras cinco días de ausencia, pero me parece que hubieran pasado años. Pasamos varios días fuera de casa. Nos aterraba la idea de sentirnos demasiado solos en ella. La nostalgia y la tristeza nos iban a zarandear sin clemencia al estar ahí. Finalmente, tras días de autoexilio en Popotla retornamos. Dicen por ahí que la vida sigue.
Thursday, January 03, 2008
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