El año de tripas corazón ha dado comienzo. El único propósito es sencillito: AGUANTE
La furia del viento de Santa Ana largó a la chingada al 2007 y con él se fue una época, una forma de vivir y amar la vida. No podemos pretender que la existencia seguirá siendo la misma. El año concluyó de la forma más triste posible. La muerte de Morris significa también la muerte de una parte de nuestras vidas. Absurdo siquiera intentar que todo siga su curso como si nada hubiera pasado. Una muerte anunciada, que no nos toma de sorpresa y que no por ello deja de ser desoladora. Este vacío no se parece a nada. Esta tristeza tiene un rostro propio y acaso pueda afirmar que es para nosotros un sentimiento desconocido.
Muy pocas veces lamentas la muerte de alguien a quien sabes que recordarás cada día del resto de tu existencia y a quien evocarás hasta el último día de tu vida. Vaya, sólo la muerte de tu pareja, de alguien de tu núcleo familiar o de un amigo íntimo puede ser equiparable. Con su muerte estás diciendo adiós a una forma de entender y vivir tu vida cotidiana. A partir de su ausencia, debes forzosamente recomponer tu forma de existir.
Aún así, su muerte deja dolorosas enseñanzas. La primera, es que en esta vida lo que más importa es lo en apariencia más sencillo, aquello que forma parte de tus rituales cotidianos.
La vida de un perrito me parece mucho más trascendente que esa colección de estupideces egocéntricas que según nosotros construyen nuestro camino. Los logros profesionales, los grandes placeres, tu patrimonio, todo eso queda muy chico. Puedes perder tu casa, destrozar tu carro, perder tu patrimonio y sin embargo sabes que eres capaz de recuperarlo, que ninguna catástrofe material es tan devastadora como para tirarte abajo. Sin embargo hemos perdido a alguien irrepetible, insustituible, un amigo que estuvo presente en todos y cada unos de los días de nuestra vida en común.
La vida diaria, el camino simple de cada mañana, esos miles y miles de días que por ordinarios creemos tirar al olvido, son los que te construyen y definen. Esos ritualitos sencillos, esa tarde cualquiera, esas infinitas horas que has olvidado. Eso es la vida y cuando alguien logra formar parte de esa intimidad y establecer contigo semejante puente de comunicación, no es fácil digerir su ausencia.
La gente dice que exageramos, que es excesiva importancia para una mascota. Pobres pendejos. Vayamos siendo honestos, carajo, pues en esta existencia son pocos los seres a los que llegas a amar de verdad y nadie ha dicho que deben ser necesariamente humanos. Tengo pocos, poquísimos seres queridos en esta vida y la muerte no suele afectarme en lo más mínimo. Mi núcleo familiar, algunos buenos amigos que he hecho a lo largo de la vida en diferentes ciudades y épocas, algunos familiares con los que tengo alguna comunicación especial, pero en cualquier caso son pocos. A diario convives y saludas a cientos de personas cuyos destinos te valen un soberano carajo. Perdón por la franqueza, pero salvo unos cuantos colegas (muy pocos) a los que aprecio sinceramente, el 90% de mis compañeros laborales a los que veo a diario podrían pasar a mejor vida y sólo me heredarían la hueva de dar el hipócrita pésame a sus familiares. Vaya, aún con los consanguíneos me sucede lo mismo. Salvo tus padres y hermanos, la mayoría de tus parientes son sólo un dato en tu árbol genealógico. Sí, hay algunos tíos y primos a los que quiero especialmente, con los que de alguna forma me siento muy unido, pero son minoría. Los demás son sólo nombres, datos. Incluso por el lado paterno ignoro cuántos primos y sobrinos tengo exactamente y desconozco hasta sus nombres. Cómo mierdas pretenden que pueda afectarme su muerte? Sólo porque tiene el estatus de familiar y humano? Quién carajos tiene el derecho a sugerirme a quién debo amar?
Propósitos 2008-
Propósitos de año nuevo? Morderme un huevo. Aguante, aguante y puro aguante. Quieres que sea optimista, que te desee un feliz 2008? La verdad no veo cómo. Vaya, no hace falta ser muy analítico para intuir que será un año de la chingada. La reforma fiscal ya es vigente en este momento, el capítulo agropecuario del TLC, la recesión histórica en Estados Unidos, la podredumbre de Baja California, las peroratas imbéciles de sus políticos. Aguante, resistencia. Esas son las palabras. Plantar cara, no dejarse caer. Aferrarse. Somos más fuertes que cualquier desgracia. Cierro el año escuchando punk hard core. Discharge, Ratos de Porao, Black Flag. Confrontar, sacar la lengua y mentarle la madre a la adversidad. Ayer fui a la playa a despedirme del 2007. El viento empezó a soplar con furia en la tarde y en la carretera zarandeaba el carro. Un Santa Ana feroz para llevarse a la chingada el año. Dije que hoy sería el día de la peor cruda para los mexicanos. Pues bien, no para mí. Estoy sobrio, dormí bien. A las 11:00 nos despedimos del 2007. Recibimos el 2008 de la mejor forma posible: Plácidamente dormidos. Hoy, aunque usted no lo crea, estoy de mejor ánimo. Que venga el cielo nublado, que vengan los tiempos sombríos. Aquí estoy para plantarles cara. No hay que quebrarse mucho la cabeza con propósitos. La receta para sentirse bien es bastante sencillita: Duerme bien y ten buen sexo. Es la receta perfecta para que muchas pendejadas y rencores se vayan de tu cabeza. Salucita en sobriedad.
Lo desparramado sobre moleskine en la playuca
Día último del año, cuarto del resto de nuestras vidas
La tristeza es la dueña de este invierno
El vacío llegó para quedarse
La niebla juega bromas pesadas y en regaderas espirales el Mar arroja caricias de su furia. El Sol desparrama lenguas de fuego en las olas, el brillo final, los últimos rayos sumergidos antes que caiga la noche.
El Sol se acerca al horizonte. El día, el año y acaso nuestras vidas dicen adiós, se acercan a su ocaso, a su noche eterna. Lo que amaste, lo que deseaste, todo lo que dejas atrás. Finitud, flagelo nuestro de cada día.
Nos hablaremos de tú con el vacío, nos regocijaremos en las caricias de la nada, dormiremos bajo el manto de tinieblas heladas y en nuestros sueños serás huésped eterno, llama de una vela iluminando nuestras náufragas vidas.
Errante en algún cielo andas tú, navegando el río por donde algún día nos cruzarás. Este Sol ya no te alumbra, este viento invernal no acaricia tu cuerpo, este aire frío no lo respiras más. Y sin embargo, de nuestros sueños no te has ido.
La furia del viento de Santa Ana largó a la chingada al 2007 y con él se fue una época, una forma de vivir y amar la vida. No podemos pretender que la existencia seguirá siendo la misma. El año concluyó de la forma más triste posible. La muerte de Morris significa también la muerte de una parte de nuestras vidas. Absurdo siquiera intentar que todo siga su curso como si nada hubiera pasado. Una muerte anunciada, que no nos toma de sorpresa y que no por ello deja de ser desoladora. Este vacío no se parece a nada. Esta tristeza tiene un rostro propio y acaso pueda afirmar que es para nosotros un sentimiento desconocido.
Muy pocas veces lamentas la muerte de alguien a quien sabes que recordarás cada día del resto de tu existencia y a quien evocarás hasta el último día de tu vida. Vaya, sólo la muerte de tu pareja, de alguien de tu núcleo familiar o de un amigo íntimo puede ser equiparable. Con su muerte estás diciendo adiós a una forma de entender y vivir tu vida cotidiana. A partir de su ausencia, debes forzosamente recomponer tu forma de existir.
Aún así, su muerte deja dolorosas enseñanzas. La primera, es que en esta vida lo que más importa es lo en apariencia más sencillo, aquello que forma parte de tus rituales cotidianos.
La vida de un perrito me parece mucho más trascendente que esa colección de estupideces egocéntricas que según nosotros construyen nuestro camino. Los logros profesionales, los grandes placeres, tu patrimonio, todo eso queda muy chico. Puedes perder tu casa, destrozar tu carro, perder tu patrimonio y sin embargo sabes que eres capaz de recuperarlo, que ninguna catástrofe material es tan devastadora como para tirarte abajo. Sin embargo hemos perdido a alguien irrepetible, insustituible, un amigo que estuvo presente en todos y cada unos de los días de nuestra vida en común.
La vida diaria, el camino simple de cada mañana, esos miles y miles de días que por ordinarios creemos tirar al olvido, son los que te construyen y definen. Esos ritualitos sencillos, esa tarde cualquiera, esas infinitas horas que has olvidado. Eso es la vida y cuando alguien logra formar parte de esa intimidad y establecer contigo semejante puente de comunicación, no es fácil digerir su ausencia.
La gente dice que exageramos, que es excesiva importancia para una mascota. Pobres pendejos. Vayamos siendo honestos, carajo, pues en esta existencia son pocos los seres a los que llegas a amar de verdad y nadie ha dicho que deben ser necesariamente humanos. Tengo pocos, poquísimos seres queridos en esta vida y la muerte no suele afectarme en lo más mínimo. Mi núcleo familiar, algunos buenos amigos que he hecho a lo largo de la vida en diferentes ciudades y épocas, algunos familiares con los que tengo alguna comunicación especial, pero en cualquier caso son pocos. A diario convives y saludas a cientos de personas cuyos destinos te valen un soberano carajo. Perdón por la franqueza, pero salvo unos cuantos colegas (muy pocos) a los que aprecio sinceramente, el 90% de mis compañeros laborales a los que veo a diario podrían pasar a mejor vida y sólo me heredarían la hueva de dar el hipócrita pésame a sus familiares. Vaya, aún con los consanguíneos me sucede lo mismo. Salvo tus padres y hermanos, la mayoría de tus parientes son sólo un dato en tu árbol genealógico. Sí, hay algunos tíos y primos a los que quiero especialmente, con los que de alguna forma me siento muy unido, pero son minoría. Los demás son sólo nombres, datos. Incluso por el lado paterno ignoro cuántos primos y sobrinos tengo exactamente y desconozco hasta sus nombres. Cómo mierdas pretenden que pueda afectarme su muerte? Sólo porque tiene el estatus de familiar y humano? Quién carajos tiene el derecho a sugerirme a quién debo amar?
Propósitos 2008-
Propósitos de año nuevo? Morderme un huevo. Aguante, aguante y puro aguante. Quieres que sea optimista, que te desee un feliz 2008? La verdad no veo cómo. Vaya, no hace falta ser muy analítico para intuir que será un año de la chingada. La reforma fiscal ya es vigente en este momento, el capítulo agropecuario del TLC, la recesión histórica en Estados Unidos, la podredumbre de Baja California, las peroratas imbéciles de sus políticos. Aguante, resistencia. Esas son las palabras. Plantar cara, no dejarse caer. Aferrarse. Somos más fuertes que cualquier desgracia. Cierro el año escuchando punk hard core. Discharge, Ratos de Porao, Black Flag. Confrontar, sacar la lengua y mentarle la madre a la adversidad. Ayer fui a la playa a despedirme del 2007. El viento empezó a soplar con furia en la tarde y en la carretera zarandeaba el carro. Un Santa Ana feroz para llevarse a la chingada el año. Dije que hoy sería el día de la peor cruda para los mexicanos. Pues bien, no para mí. Estoy sobrio, dormí bien. A las 11:00 nos despedimos del 2007. Recibimos el 2008 de la mejor forma posible: Plácidamente dormidos. Hoy, aunque usted no lo crea, estoy de mejor ánimo. Que venga el cielo nublado, que vengan los tiempos sombríos. Aquí estoy para plantarles cara. No hay que quebrarse mucho la cabeza con propósitos. La receta para sentirse bien es bastante sencillita: Duerme bien y ten buen sexo. Es la receta perfecta para que muchas pendejadas y rencores se vayan de tu cabeza. Salucita en sobriedad.
Lo desparramado sobre moleskine en la playuca
Día último del año, cuarto del resto de nuestras vidas
La tristeza es la dueña de este invierno
El vacío llegó para quedarse
La niebla juega bromas pesadas y en regaderas espirales el Mar arroja caricias de su furia. El Sol desparrama lenguas de fuego en las olas, el brillo final, los últimos rayos sumergidos antes que caiga la noche.
El Sol se acerca al horizonte. El día, el año y acaso nuestras vidas dicen adiós, se acercan a su ocaso, a su noche eterna. Lo que amaste, lo que deseaste, todo lo que dejas atrás. Finitud, flagelo nuestro de cada día.
Nos hablaremos de tú con el vacío, nos regocijaremos en las caricias de la nada, dormiremos bajo el manto de tinieblas heladas y en nuestros sueños serás huésped eterno, llama de una vela iluminando nuestras náufragas vidas.
Errante en algún cielo andas tú, navegando el río por donde algún día nos cruzarás. Este Sol ya no te alumbra, este viento invernal no acaricia tu cuerpo, este aire frío no lo respiras más. Y sin embargo, de nuestros sueños no te has ido.