Conste que lo dije ayer, antes de
que agarraran al asesino: “lo mejor que podría suceder para acabar de
beatificar a Charlie Kirk, es que el autor del disparo resultara ser alguien de
piel un tanto oscura, una persona que no tenga al inglés como lengua materna y
lo hable con una odiosa pronunciación extranjera, un ser de sexualidad
ambivalente y libertina. Eso sí que sería un hit. El nuevo héroe W.A.S.P.
asesinado por un bad hombre, un odioso inmigrante ilegal enemigo de los valores
americanos, un degenerado sexual o un apóstata sin temor de dios”.
Pues no. Nanay palomas. Tyler Robinson
resultó ser un lindo mormoncito, hijo de una perfecta familia norteamericana de
manual, orgullosamente republicana. Y lo más simpático es que Spencer Cox, el
gobernador de Utah, confirma mis sospechas con total desparpajo. La declaración
de Cox es tan burdamente honesta, que acaba por ser tierna. “Por 33 horas
estaba orando que, si esto tenía que ocurrir acá (asesinato de Kirk), que no
fuera uno de nosotros, que fuera alguien de otro estado, alguien que
viniera de otro país”, expresó Cox.
“Tristemente, esta oración no fue
respondida como yo esperaba. Yo pensaba que iba a ser más fácil para nosotros
porque podría decir: ‘Generalmente, nosotros no hacemos esto, pero sí, ocurrió acá y fue uno de nosotros, uno de
los nuestros”.
Así es, mi pobre Spencer. Sad but
true, te manda decir Metallica: el asesino fue uno de los tuyos, un lindo
mormoncito de manual, lector de la biblia, temeroso de tu iracundo dios, pero
sobre todo y ante todo, amante de las armas, faltaba más. Como marca el manual protestante,
anglosajón y republicano. Las fuscas son su símbolo fálico, su fetiche
onanista. Sospecho que en Estados Unidos los cristianos se masturban con rifles.
Así es el dios de los protestantes
gringos, pérfido por naturaleza. Es el mismito dios del antiguo testamento, el
que designó a Israel como su pueblo elegido y se complacía matando primogénitos,
ahogando egipcios en el Mar Rojo o derrumbando murallas en Jericó de la misma
forma que en 2025 se regocija destripando niños palestinos en Gaza. Así es la celosa y corajuda deidad de los
sionistas que se lleva de cachete y nalgada con los cristianos trumpistas.
Tengo una duda Spencer: ¿Por qué
tu oración no fue respondida? ¿Será que tu ingrato dios mormón es sordo a tus
plegarias? ¿O es acaso porque no existe? ¿No te has puesto a pensar que a lo
mejor tu dios es un amigo imaginario, una vil puñeta mental?
Y lo más tierno de todo, mi pobre
mentecato, es cuando dices que “generalmente nosotros no hacemos esto”. Ay cosita.
Lamento contradecirte mi buen, pero ustedes
lo hacen todo el tiempo. Así nacieron. ¿Ya
se les olvidó cómo colonizaron Utah? A sangre y fuego. Salt Lake City, el Jerusalén de los mormones,
nació de la matanza de Mountain Meadows en 1857, cuando los santos de los
últimos días masacraron una caravana de colonos a los que confundieron con
soldados.
Bajo el liderazgo de un
predicador delirante y ególatra llamado Brigham Young, Utah funcionó como una
auténtica teocracia en pleno territorio estadounidense aún después de la Guerra
de Secesión. Una teocracia donde se practicaba una cristiana poligamia (solo
los hombres podían ser polígamos, cabe aclarar). Obvia decir que también exterminaron
sin piedad a los nativo americanos.
Utah tiene la legislación anti
alcohólica más estricta de Estados Unidos, pero una de las más laxas y flexibles
en lo que se refiere a portación de armas. En Utah solo pueden vender cerveza
con un 3.2% de alcohol en peso. Los cócteles no pueden exceder 1.5 onzas del
licor principal y está prohibida la venta del barril.
Pero eso sí, en febrero de 2021, Spencer
Cox firmó un proyecto de ley constitucional para permitir que las personas
porten un arma de fuego en público sin un permiso. Un arma como la que portaba
Tyler, cuya familia las coleccionaba. Sobran fotos del clan Robinson posando
con sus rifles como si fueran a la guerra. Ni modo mi Spencer: el que se lleva se aguanta.
Querías pistolas libres, pistolas libres tienes.
Yo nunca he entendido porque a los
protestantitos les da tanto miedo el pisto y les maman tanto las fuscas. En
serio, yo sospecho que se erotizan con las pistolas (¿les servirán como consolador?
Prefiero no imaginar lo que hacen con ellas).
Ayer leí a muchos santurrones y
mojigatos condenando a priori a la izquierda y a las fuerzas progresistas,
diciendo que sobre su conciencia pesaría este crimen por toda la eternidad.
Trump se apresuró y dijo que exigiría pena de muerte para el asesino. ¿La
seguirá exigiendo aún sabiendo que el asesino es uno de los suyos? ¿Pedirá
patíbulo para un lindo blanquito hijo de militantes republicanos amantes de las armas y temerosos de dios? Sospecho
que no o al menos no con la misma intensidad. Us and Them. ¿Quién es más
peligroso: ellos o nosotros? El chiste se cuneta solo.
Vaya shock. Pobre Charlie Kirk,
pobre Spencer Cox, pobre Donald Trump: es muy duro comprobar que el problema
eres tú, que el enemigo eres tú, que la basura eres tú. Es terrible darte
cuenta que el infierno no son los otros, que la maldad no viene de fuera, que
tus bad hombres hispanos, negros, anarquistas, homosexuales son alucinaciones
de tu enferma cabeza y que la peste vive en tu disfuncional familia demenciada
a la que le urge un psicoanálisis o una cirugía mayor en el alma o en el subconsciente
para sacarse tanto pinche trauma de la cabeza.