Eterno Retorno

Wednesday, June 25, 2025

Adiós Don Genaro




“El hombre que está sentado frente a mí en una mesa del Archivo Histórico de Tijuana cumplirá 87 años de edad en primavera pero su voz y su mirada nada tienen que ver con el estereotipo de la senectud. Posee el atípico don de saber contar con claridad una historia y enganchar a su interlocutor. Lleva un saco color beige, bufanda negra y boina gris. El apretón de su mano es firme y el fluir de su relato es tan coherente como armónico. Ni asomo de redundancias o confusiones en la avalancha de anécdotas que me va compartiendo a lo largo de la mañana. Se llama Genaro Nonaka García y aunque su rostro evidencia la estirpe japonesa, él es tan tijuanense como la ensalada César y la Avenida Revolución. Genaro, el hijo menor de Kingo Nonaka, nació en Tijuana el 17 de mayo de 1930 y en esta ciudad ha vivido la mayor parte de su vida.

Conocí a Genaro Nonaka en la agonía del verano de 2010 gracias a Gabriel Rivera, director del Archivo Histórico de Tijuana. Inmersos en los festejos del Bicentenario de la Independencia, Gabriel me comentó que el señor Nonaka, trabajando en equipo con el profesor Fernando Aguilar Robles, había logrado reunir la colección perdida de su padre, una descomunal galería fotográfica en donde se muestra la Tijuana de los años veinte. A grandes rasgos me puso en antecedentes y me habló de Kingo Nonaka, el extraño japonés que fungió como enfermero de Pancho Villa. Lo que casi nadie sabe, me dijo Gabriel, es que ese japonés fue el encargado de rescatar el cuerpo de Rodolfo Fierro de las profundidades de la laguna donde se ahogó. La historia del buzo nipón sacando al más sanguinario pistolero villista del fondo de un pantano fue un imán demasiado fuerte y fue el primer pasaje por el que pregunté a don Genaro cuando Gabriel me lo presentó en aquel septiembre del Bicentenario.

Lo primero que Genaro Nonaka trasmite es esa esencia de antes, contenida acaso en el tenue aroma a agua de colonia que irremediablemente me lleva al recuerdo de mi abuelo. Suele usar boina o sombrero y no recuerdo haberlo visto nunca sin saco. Es un hombre que parece irradiar un porte natural y se conduce con sobria caballerosidad no exenta de un fino sentido del humor. De repente en su charla irrumpe una elegante ironía o un repentino chascarrillo. Me gusta su manera de compartir anécdotas haciéndome preguntas, marcando suspensos o jugando adivinanzas.

Cuando lo conocí me contó que trabajaba en la recuperación y edición de las memorias de su padre, garabateadas a mano en un cuaderno y yacientes en el baúl de los recuerdos familiares”.

Lo anterior es la descripción que hago de don Genaro Nonaka García en mi libro El Samurái de la Graflex. Don Genaro fue un ser absolutamente excepcional con un don natural para narrar. Lo conocí hace 15 años. Me tuvo toda la paciencia y me dio todo el apoyo para que pudiera escribir mi libro y tuve el honor y la fortuna de que me acompañarla a presentarlo en diversos foros. Nunca acabaré de darle las gracias. Hace un mes acudí al festejo de sus 95 años sin saber que sería la última vez que lo vería en mi vida.

Gracias Don Genaro. Usted fue para mí inspiración pura. Nadie me narró nunca historias tan extraordinarias de la forma tan amena como usted lo hizo. Fue emocionante escucharlo cantar y regalarnos tantas sonrisas en su fiesta de cumpleaños. Nunca habríamos imaginado que ese canto era una despedida, su forma tan alegre de decirnos adiós. Fueron 95 años de fortaleza, voluntad, pero sobre todo de amor, mucho amor. El amor con el que custodió y compartió el legado de su padre, el amor que le prodigó a su querida Tijuana y el amor con el que formó una linda familia. Adiós Don Genaro. Yo sé bien que valió la pena una y mil veces vivir la vida que usted vivió

El mural de los guarumos


 

Hoy por la tarde, al bajar por la calle Segunda, Carol y yo descubrimos la existencia de un espantoso grafiti encimado sobre uno de los murales más bonitos de Ariana Escudero. Ese mural en particular siempre nos ha gustado. Ariana captó muy bien la expresión de los perritos y uno de ellos, el que trae la pelota en la boca, es idéntico a nuestro tremendo Pappo. La aparición de ese grafiti me puso triste, pues de pronto reparé en que la artista que lo creó ya no está entre nosotros y no podrá pintar otro mural más. Hiere pensarlo, pero más temprano que tarde su herencia de arte urbano se irá perdiendo hasta que no quede vestigio. A menos que las autoridades hagan algo por preservarlo y cuidarlo, los actos vandálicos y el deterioro de la ciudad irán acabando con ese legado artístico. Entonces un pensamiento me llevó a otro y de repente pensé en que esta fue la primera mañana en casi un siglo en que Tijuana amanece sin uno de sus hijos más queridos y longevos, como fue Don Genaro Nonaka, quien nació en 1930 en una ciudad de leyenda que ya no existe. ¿Cuántas personas sobreviven que hayan visto la Tijuana de los años 30 que retrató la cámara del padre de Don Genaro? Pronto no quedará ni una sobre la faz de la Tierra. El fluir en torrente del pensamiento me llevó a recordar el inicio del cuento El Aleph de Borges, donde el narrador habla de cierto anuncio de cigarrillos rubios que es reemplazado el día después de la muerte de Beatriz Viterbo y solo entonces reparaba en cómo el incesante y vasto universo se va apartando rápidamente de los que ya no están aquí. Primero en pequeños detalles accesorios que nuestros ojos ya no verán cuando dejemos de existir, pero después caerá un inevitable manto de olvido contra el que nada podemos hacer. Tal vez es la edad, la conciencia absoluta de lo frágil de la salud y la finitud que ha dejado de ser una metáfora, pero últimamente pienso demasiado en ello.

Un día cualquiera, -carne pura de intrascendencia- morirá el último ser que haya tenido contacto contigo en la vida. Poco después, morirá el último ser que te recuerde en el mundo o que acaso haya pronunciado tu nombre aunque nunca te haya conocido, pero el planeta seguirá girando, seguirá amaneciendo y anocheciendo y niños a los que aún les falta mucho por nacer se asomarán a las ventanas de edificios que aún no existen y mirarán una ciudad que tú no reconocerías y en donde no quedará ni vestigio de tu paso por esta vida.
En fin colegas, todos estos pensamientos trajo consigo la contemplación de un grafiti sobre un mural.

Tuesday, June 24, 2025

Tu certero tiro le vació el ojo izquierdo al Tigre balcánico



 

Tu primera misión en solitario sin tutores de por medio se dio en la guerra balcánica. La primera vez viajaste con un pasaporte moldavo a nombre de  Vasile Albescu  y tu reto sería infiltrarte en las cúpulas de paramilitares serbios que controlaban el mercado negro en la ex Yugoslavia. Después utilizaste un pasaporte esloveno y otro albano.

El primer gran éxito de tu carrera fue el asesinato de  Željko Ražnatović, el temido Tigre Arkan, un sanguinario paramilitar con complejo de playboy, casado con la cantante pop más popular de Serbia.

El Tigre Arkan controlaba el tráfico de armas, las redes de prostitución y el contrabando de divisas. Era dueño del Obilic,  un equipo de futbol de la primera división serbia, en donde manejaba a placer  arbitrajes y apuestas, además de regentear clubes de boxeo y lucha. La consigna no era solamente matar a Arkan, sino conseguir apuntar las sospechas hacia el presidente Milosevic y en especial sobre su hijo, un aspirante a mafioso que competía con el Tigre por el control de la vida nocturna en la capital serbia.

Todo salió con exactitud de relojero suizo. Tú mismo ultimaste al Tigre Arkan mientras bebía una copa en el elegante salón del hotel Crown Plaza en Belgrado. Tu certero tiro le vació el ojo izquierdo. Su esposa, la cantante Ceca, y sus dos hijitas,  estaban a unos metros de ahí. Saliste limpio de la escena criminal y la opinión pública habló de una vendetta  mafiosa a cargo de matones allegados a Milosevic. Ni siquiera los más alucinados conspirafóbicos osaron insinuar algún vínculo estadounidense con el crimen. La discordia estaba sembrada en Serbia. El propio Reverendo Fenwick te felicitó en privado por el éxito de la misión.

Los encargos se multiplicaron a partir de entonces pero no siempre te tocó eliminar a sediciosos enemigos de la inmaculada América. Tus balas y tus bombas fueron no pocas veces intencional fuego amigo. Más de una vez eliminaste a ciudadanos estadounidenses, agentes encubiertos, personal de cuerpo diplomático o militares en misión. ¿Por qué? Lo tuyo nunca ha sido pedirle explicaciones o justificantes al Reverendo. La orden se cumple y punto. Los efectos posteriores explican la utilidad de tus acciones.

Monday, June 23, 2025

Biblioteca de la dedicatoria ajena

 


Aunque todavía no es muy extensa, poco a poco he ido armando mi pequeña biblioteca de la dedicatoria ajena. Es decir, libros que fueron autografiados por su autor a otra persona (a menudo desconocida por mí) y que por caprichosas aleatoriedades fueron a caer en mis manos. Cuando uno abre bien los ojos y hojea con olfato de cazador en las librerías de viejo o ferias del libro antiguo, suele encontrar libros dedicados. No es que sean miles, pero tampoco es raro dar con ellos. Claro, esto no significa que yo pepene en automático cualquier libro con dedicatoria, pero digamos que si el ejemplar es medianamente apetecible, la firma puede ser un aliciente para abrir la cartera. Mi última adquisición fue La isla tiene forma de ballena de Vicente Quirarte con firma para la “adorada Leticia”. ¿Quién sería Leticia? ¿Por qué el libro no está ya en sus manos? ¿Acaso habrá muerto? En cualquier caso, la novela está resultando ser una grata sorpresa. Habla del exilio de Margarita Maza de Juárez  y el Club Liberal Mexicano en el Nueva York de la Guerra de Secesión durante los años del imperio de Maximiliano. Tiene toda la escuela de Fernando del Paso a quien por cierto dedica la novela, que bien podría fungir como un apéndice de Noticias del Imperio. En cualquier caso la estoy disfrutando. La he estado leyendo en salas de espera ahora que hemos estado atendiendo una contingencia médica. De Quirarte solo había leído un ensayo sobre la lectura, pero esta novela histórica ha conseguido atraparme. Otros ejemplares célebres de mi biblioteca de la dedicatoria ajena son Duelo por Miguel Pruneda de David Toscana, La Clave Morse de Federico Campbell, El imperio de la neomemoria de Heriberto Yépez, Los territorios de la tarde de Rafael Ramírez Heredia y Dos mujeres en Praga de Juan José Millás entre otros. También tengo algunos libros dentro de los cuales he encontrado extraños apuntes e incluso cartas de amor, pero esa es ooootra historia que ya les narraré.

Wednesday, June 18, 2025

Ecos del 97

 


Los siguientes seis meses fueron de mil y un proyectos lunáticos y ni un centavo partido por la mitad, viendo a los Tigres recetar goleadas cada sábado,  acercándose cada vez más al sueño del retorno que se produjo el último domingo de mayo de 1997  batiendo 4-0 a los Correcaminos en Ciudad Victoria,  sellando así el regreso a la primera división mientras yo iniciaba mi vida laboral en serio por vez primera con un trabajo de 14 a 16 horas diarias en las entrañas de un monstruo periodístico donde debuté como reportero de infantería. Noches blancas y litros de café negro inundaron ese verano de pininos reporteriles. La vida, pensaba yo, jugaba en plan rudo. Tigres retornó con más pena que gloria a la primera división, pero al menos se acordó de ganar clásicos. En otoño de 1997 Miloc, el hombre que nunca perdió un clásico, retornó al equipo. Todos pensaban que regresaba solo para perder su racha invicta en el derbi regio, pero el viejo charrúa traía un as bajo su guayabera. Lo peor es que al Monterrey lo entrenaba Tomás Boy, lo cual me resultaba el non plus ultra de la traición abyecta. Miloc contra Boy.  Ese día debutó con rayados un portero que años después sería condenado a cadena perpetua acusado de secuestro y tuvo una tarde pésima. Emil Kostadinov, el goleador búlgaro, hizo ese día sus dos únicos tantos en el futbol mexicano y Tigres volvió a ganar un clásico después de seis años.    

Yo empecé a practicar periodismo de inmersión disfrazado de taxista pirata y parroquiano de bar clandestino. Nunca fui capaz de aprender a hacerme el nudo de la obligatoria corbata que aquellos años me asfixió como una horca. Sin derecho a cubrir las fuentes que garantizaban portada, me dediqué a cazar notas en la desolación campirana del sur neolonés donde leí Rayuela entre incendios serranos. La Maga y Oliveira siempre tendrán consigo el aroma a pino chamuscado de aquellos días.

Monday, June 09, 2025

Niklas Natt Och Dag



Existen ciertas novelas que te mantienen despierto. Literatura capaz de arrancarte cualquier vestigio de modorra y sostenerte con el ojo pelón hasta el amanecer. En mi adolescencia y juventud era común para mí pasar tres o cuatro horas leyendo en la cama y en mis tiempos de vocacional insomne, no era raro ver amanecer con una novela en la mano. Tal vez con la edad me he vuelto más dormilón, pero lo cierto es que  cada vez es menos frecuente que pase demasiado tiempo leyendo en la cama. Bueno, eso era antes de descubrir a Niklas Natt Och Dag, que me ha recordado lo que se siente pasar la madrugada entera leyendo.

A este autor sueco solo lo leo de noche. No poseo ningún libro físico de él (jamás he visto un ejemplar impreso en una librería mexicana) y solo he podido conseguirlo en Kindle, artefacto que reservo para la lectura nocturna. Natt Och Dag (Estocolmo, 1979) es autor de una trilogía de noir histórico que acontece en la Suecia del Siglo XVIII. El joven no se anduvo con complicaciones a la hora de los títulos y llamó a sus libros 1793, 1794 y 1795. Pues bien, yo leí 1793 y ahora estoy por concluir 1794 y solo puedo decir que este cabrón es capaz de colarse a lo profundo de tus pesadillas. Son novelas oscurísimas. Blacker than darkness. Sin embargo, creo que su maestría está en su capacidad de combinar gore con filosofía, tinieblas ontológicas con carnicería explícita. Una suerte de híbrido entre Rousseau, Bataille y Marqués de Sade. Ideal para leerse con metal sueco de fondo, imagínate un Opeth o Katatonia que de una página a otra se transforma en Entombed o Dissection. Creo que la clave está en su capacidad de reflejar hedores, pestilencia, hacinamiento, dolor y la brutalidad propia de una época.  Su descripción de una decapitación ejecutada por un verdugo torpe y alcoholizado es de lo más crudo que he leído en años. También el retrato de los barcos de esclavos que llegaban a la colonia sueca de San Bartolomé.

Su pareja de detectives, Cardell y Winge, es icónica y sin duda tiene mucho de Astérix y Obélix. El chaparro flacucho inteligente, deductivo y filosófico unido al mastodonte brutal, fortachón, caótico pero de buen corazón. Su recreación de época y cartografía urbana es obsesiva y exhaustiva. Según los expertos en historia sueca, su descripción de calles, edificios, mercados y castillos es bastante fiel. Hay crimen, sadismo, pulsiones oscurísimas, romance, pero no fantasía. Natt Och Dagg significa noche y día y según leo, este colega desciende de un ancestral linaje de la nobleza sueca que se remonta hasta la época vikinga. La vida está llena de libros que fungen como pastilla para dormir, pero hay unos cuantos que son el equivalente a tres cafés más negros que mi alma con un shot de whisky. 

Friday, June 06, 2025

Todos los caminos conducen a...

 


Llegué con un terrible retraso de 20 años a esta serie y solo me queda preguntarme: ¿pero qué carajos estuve haciendo yo todo este tiempo? ¿Cómo pude estarme perdiendo de algo tan bueno? Roma es simplemente chingona. Superó mis expectativas.  Un drama profundamente shakeaspeareano. Lo mejor, sin duda, es la construcción de los personajes. La historia romana siempre me ha apasionado y en especial el periodo ahí relatado, el ascenso y caída de Julio César y la transición entre la República y el Imperio. Mi puerta de entrada a la historia romana fue Astérix y Obélix. Ya después me puse a leer novelas históricas y clásicos de la época. Desde el testimonial Comentarios de la Guerra de las Galias y la Guerra Civil escrito por el propio Cayo Julio César, hasta las biografías de césares de Suetonio y por supuesto la tragedia de Shakespeare. Lo último que he leído son las Vidas paralelas de Plutarco. Por supuesto en Roma hay no pocas licencias ficcionales, pero al final es una serie dramática, no un documental historiográfico.

Los personajes más abiertamente ficticios son el centurión Lucio Voreno y el legionario Tito Pullo que por cierto sí son mencionados brevemente por Julio César en sus Comentarios de la Guerra de las Galias.  No sé si Marco Antonio y Atia de los Julios, hayan sido tan grotescamente frívolos y despiadados como los pintan. También me parece muy poco favorecedora la caracterización de Cicerón como lambiscón y oportunista. Interesante la caracterización infantiloide de Cleopatra, un personaje tan manoseado por Hollywood. Lo mejor, sin duda, Julio César, el primer gran político populista de la historia y particularmente bien caracterizado me parece Bruto, quizá el más shakespereano de los personajes, inmerso en sus dudas, su culpa y su tormento interior. Eso sí, me extrañó un poco que no se recrearan las clásicas frases que desde Suetonio a Shakespeare se han inmortalizado:  “La suerte está echada”, Ya llegan los Idus de Marzo,  ¿También tú… Bruto?”

Roma es la primera serie en mucho tiempo que me mantiene despierto e involucrado. Lástima que solo sean dos temporadas.  La verdad es muy difícil que un drama audiovisual logre entretenerme. Si a la mitad del primer capítulo no estoy enganchado simplemente la dejo. Llego a la conclusión de que las mejores series que he visto en mi vida arrancaron en la primera década de los 2000. Si tuviera que hacer un top de las mejores series que he visto, anotaría Vikings, Sons of Anarchy y Breaking Bad. Para mí son las tres mejores. Pelearía el pódium Peaky Blinders. Roma se anotaría dentro de ese grupo, pese a lo corta que es. De las series que he visto en los últimos años, creo que me quedaría con American Primeval (pura esencia de Meridiano de Sangre de Cormac McCarthy) y Your Honor. Hay algunas muy celebradas que a mí nomás no me han prendido, como Last of us.

Ojalá hubiera más series como Roma. Podría decirles que ciertas situaciones y ciertos personajes me parecen terriblemente actuales, pero esa es ooootra historia.

Llegué con un terrible retraso de 20 años a esta serie y solo me queda preguntarme: ¿pero qué carajos estuve haciendo yo todo este tiempo? ¿Cómo pude estarme perdiendo de algo tan bueno? Roma es simplemente chingona. Superó mis expectativas. Un drama profundamente shakeaspeareano. Lo mejor, sin duda, es la construcción de los personajes. La historia romana siempre me ha apasionado y en especial el periodo ahí relatado, el ascenso y caída de Julio César y la transición entre la República y el Imperio. Mi puerta de entrada a la historia romana fue Astérix y Obélix. Ya después me puse a leer novelas históricas y clásicos de la época. Desde el testimonial Comentarios de la Guerra de las Galias y la Guerra Civil escrito por el propio Cayo Julio César, hasta las biografías de los césares de Suetonio y por supuesto la tragedia de Shakespeare. Lo último que he leído son las Vidas paralelas de Plutarco. Por supuesto en Roma hay no pocas licencias ficcionales, pero al final es una serie dramática, no un documental historiográfico.

Los personajes más abiertamente ficticios son el centurión Lucio Voreno y el legionario Tito Pullo que por cierto sí son mencionados brevemente por Julio César en sus Comentarios de la Guerra de las Galias. Personajazos. No sé si Marco Antonio y Atia de los Julios hayan sido tan grotescamente frívolos y despiadados como los pintan. También me parece muy poco favorecedora la caracterización de Cicerón como lambiscón y oportunista. Interesante la caracterización infantiloide de Cleopatra, un personaje tan manoseado por Hollywood. Lo mejor, sin duda, Julio César, el primer gran político populista de la historia y particularmente bien caracterizado me parece Bruto, quizá el más shakespereano de los personajes, inmerso en sus dudas, su culpa y su tormento interior. Extraordinaria la forma en que se muestra la maduración de Octavio. Eso sí, me extrañó un poco que no se recrearan las clásicas frases que desde Suetonio a Shakespeare se han inmortalizado: “La suerte está echada”, Ya llegan los Idus de Marzo, ¿También tú… Bruto?”

Roma es la primera serie en mucho tiempo que me mantiene despierto e involucrado. Lástima que solo sean dos temporadas. La verdad es muy difícil que un drama audiovisual logre entretenerme. Si a la mitad del primer capítulo no estoy enganchado simplemente la dejo. Llego a la conclusión de que las mejores series que he visto en mi vida arrancaron en la primera década de los 2000. Si tuviera que hacer un top de las mejores series que he visto, anotaría Vikings, Sons of Anarchy y Breaking Bad. Para mí son las tres mejores. Pelearía el pódium Peaky Blinders. Roma se anotaría dentro de ese grupo, pese a lo corta que es. De las series que he visto en los últimos años, creo que me quedaría con American Primeval (pura esencia de Meridiano de Sangre de Cormac McCarthy) y Your Honor. Hay algunas muy celebradas que a mí nomás no me han prendido, como Last of us.

Ojalá hubiera más series como Roma. Podría decirles que ciertas situaciones y ciertos personajes me parecen terriblemente actuales, pero esa es ooootra historia.

 

Thursday, June 05, 2025

Una silueta pessoal en blanco y negro


 

El vochito quedaba suspendido de trompa segundo y medio antes de caer al vacío con sus tripulantes. Había soberano chingazo y sangre pero no fatalidad. Al final me quedé sin raite. Después apareció UDO, con su  camiseta de conscripto y su silueta de mastodonte. UDO, a quien yo intentaba dibujar en un cuaderno escolar como una bola deforme con ojos vacíos, una circunferencia malograda en donde el pelo ralo irrumpía en puntas. El botín del final de la noche fue un deshojado poemario de Pessoa pepenado en alguna librería ordinaria como Cristal o Libro Club. La única certidumbre es que no era El Día. Una silueta pessoal en blanco y negro en la portada, un título que he olvidado (podría ser, peor no era, El Libro del Desasosiego). En algún momento creía ver un 1975 como año de edición (demasiado reciente para ser vendido como reliquia) y luego un 1873 encriptado, pero en aquel año ni Pessoa ni sus heterónimos habían llegado al mundo. En alguna biblioteca descubría  el resto de los ejemplares de la colección, alguna enciclopedia de grandes de la poesía en donde irrumpían Machado y la españolada en pastas rojas. La noche se inmolaba en el altar de sacrificios del primer destello de nublada luz. Nunca las siete de la mañana  de noviembre vuelven a ser tan oscuras como en estos amaneceres.

Cara volteada, mordiendo la arena del fondo marino. Zicatela y sus vestigios, la repentina conciencia de la Muerte y lo irrevocable de sus designios. Si elijo girar el rostro hacia abajo habré sacado mi carta fatal. La conciencia del final sin mañana ni vuelta de hoja. Aquel dejá vu del inminente ahogo me hizo recordar el fusilamiento con bolas de plastilina o la caída de algún andamio. When Death calls. Por ahora no queda mucho más. Las redes duermeveleras amanecen vacías y ni desperdicios quedan del blanco limbo de cinco horas con su respectiva meada impostergable y la invernal luz de la seis de la mañana que arriba tan pronto