Eterno Retorno

Thursday, December 05, 2019

Dijo Baudelaire que en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre debe estar consagrado el derecho a contradecirse. Pues bien colegas, yo aquí voy a sonar contradictorio. He dicho más de una vez que lo prioritario es concentrarse en contar una buena historia y en encontrar desde el primer párrafo su centro neurálgico y en abrir al puro estilo de los buenos reporteros, yendo al punto y sin rodeos. Pues bien, aquí viene la mayor contradicción de este taller: no basta con que el texto esté bien redactado y cumpla con la sintaxis. Hace falta que suene bien. Tu texto puede aparentemente no tener fallas estructurales, pero para ser un texto inolvidable a veces hace falta cierta cadencia y esa solo la da la lectura de poesía. Muy a menudo me sucede que he terminado un cuento y a la hora de resisarlo reparo en que no me gusta. No hay errores aparentes y sin embargo no me gusta cómo suena. El mejor ejercicio en esos casos es leerte a ti mismo en voz alta. Tu cuento debe ser respirable. Si a la hora de pronunciar las palabras te atropellas o te tropiezas y simplemente no das con el ritmo adecuado de lectura, es que algo hiciste mal