La Primavera dice adiós y no para de llover. Desde hace algunos días al cielo le dio por vestirse de negro y llorar. Por calles mojadas patinan mis esperanzas sobre una bicicleta que jura inmortalidad bajo un diluvio de media noche, mientras el volcán fumando espera y el verano hace su arribo con heraldos dormidos y promesas traidoras. Aterrizo incógnito en librerías y de reojo miro goles imposibles en Ucrania y Polonia. Therion me demostró que Mozart y Wagner han reencarnado y que el gran Beethoven hoy, como dice Barón Rojo, tocaría rock y seguramente tocaría en Therion. Ocho músicos en el escenario, dos sopranos y Rhapsody poniendo su dosis de lágrima épica en Lamento Eroico. Me entretengo con los espadazos del Capitán Alatriste y las historias bizarras de IanMcEwan y sus británicas sábanas mientras devoro tortillas con aguacate. El conteo final avanza con su dosis de fatalidad inevitable. Los mayas han decidido adelantar el fin del mundo el 1 de julio. El futuro muerde fuerte cuando le da por mostrar su rostro y las palabras que habría de desparramar en el Racimo de Horcas han quedado confinadas en un calabozo sin encontrar la ruta hacia el desierto del papel en blanco. La noche ha caído y no ha parado de llover.
Thursday, June 21, 2012
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