En Tijuana hemos entrado de lleno en la globalización. Tan globalizados estamos, que ya nos llegó el mentado calentamiento. ¿O a quién carajos, sino al calentamiento global, le echamos la culpa por este infiernito de fin de semana?
Calorcitos de estos te saben frescos en los abriles regiomontanos (y de Mexicali mejor ni hablar), pero aunque el resto de México crea otra cosa, Tijuana no es una ciudad caliente y estos atípicos 33- 34 grados del sábado y el domingo supieron a aliento de dragón. Cuanta razón tenías Al Gore. No recuerdo un abril tijuano con semejante temperatura.
Lo peor fue cruzar la línea el sábado en pleno medio día. Si el Infierno de Dante existe, ese debe ser una línea eterna en un día de calor.
Por la tarde una deliciosa carnita asada con sus respectivas rajas y totopos en casa de mi paisano Marco Antonio Blásquez en Chula Vista (como resultado de una apuesta ganada en el 3-2 de mis Tigres sobre las rayas en el clásico) unas heladas Heineken y un tequilita antes de agarrar camino rumbo al centro sandieguino donde Apocalyptica me aguardaba en el House of Blues.
Puntualidad finlandesa. Exactamente a las 20:00 llegué al HOB y los cellos empezaron a sonar. Hasta parece que me estaban esperando para dar comienzo. Te guste o no te guste el Metal, debo decirte que lo de esa noche fue algo más que un orgasmo sónico. Creo que cualquier persona que aprecie la buena música ya sea un musicólogo o un crítico de música de cámara debe sin duda admitir con humildad que lo hecho por estos finlandeses rompe las barreras. Algo similar debes sentir si escuchas una orquesta tocando a Wagner o a Shostakovic.
Hay conciertos donde simplemente te quedas quieto en tu lugar y te olvidas del mundo que te rodea. Me coloqué hasta adelante y de ahí no me moví. Ni siquiera una cerveza extrañé en toda la velada. La embriaguez fue pura y absolutamente sónica. Lo de Apocalyptica fue, en todo el sentido de la palabra, un hechizo musical. Cuatro cellos y una batería y un cantante invitado que subió para cantar tres rolitas del nuevo disco Worls Collide (I,m not Jesus, destinada a ser hit de radio) I, dont,t care y alguna otra. La apoteosis llegó para mí cuando tocaron Seek and Destroy y Hall of the Mountain King, si bien la concurrencia casi entra en éxtasis nostálgico con Nothing Else Matters y no pudo evitar el headbangueo en Enter Sandman. Fueron 90 minutos de catarsis musical. Honestamente me hubiera gustado más. Perfectamente me hubiera chutado un par de horas más sin moverme. Hacía un buen rato que un concierto no me conectaba de semejante manera.
No me hagan mucho caso pues no es el set list exacto, pero más o menos recuerdo las rolas en este orden.
Worlds Collide
-Grace
-SOS
I, don,t care
- I'm not Jesus-
Repressed-
Betrayal-
Seek and Destroy
-Bittersweet
-Last hope-
Nothing else matters
-Enter Sandman
-Life Burns
-Inquisition Symphony
Hall of the mountain king
- Seemann
Mis amigos el jota ce, Octavio y Tizoc llegaron con considerable retraso al concierto y los vi hasta el final. Empezó temprano y acabó temprano. Unas regattas red en Rock Bottom para rematar la velada antes de agarrar camino a casa.
El infernal domingo fue conjurado desde una alberca en la casa club de residencial Calafia con una hielera atiborrada de bohemias oscuras. Sí, debo admitirlo, los grados centígrados fueron directamente proporcionales a las cervezas bebidas durante el fin de semana.
Partimos plaza en la semana con una visita al penal del Hongo en donde recorrí los talleres de carpintería y costura.
Imposible romper los círculos y escapar al bioritmo. Traslación, rotación, Eterno Retorno. El lunes tiene cara y carne de lunes. Sabe a lunes, me siento como en lunes y no puedo escapar a mi destino, de la misma forma que el viernes tendrá jeta de viernes y el domingo (sobre todo el domingo) arrastrará su cruel vocación de Séptimo Día, “el día del siñor”.
Calorcitos de estos te saben frescos en los abriles regiomontanos (y de Mexicali mejor ni hablar), pero aunque el resto de México crea otra cosa, Tijuana no es una ciudad caliente y estos atípicos 33- 34 grados del sábado y el domingo supieron a aliento de dragón. Cuanta razón tenías Al Gore. No recuerdo un abril tijuano con semejante temperatura.
Lo peor fue cruzar la línea el sábado en pleno medio día. Si el Infierno de Dante existe, ese debe ser una línea eterna en un día de calor.
Por la tarde una deliciosa carnita asada con sus respectivas rajas y totopos en casa de mi paisano Marco Antonio Blásquez en Chula Vista (como resultado de una apuesta ganada en el 3-2 de mis Tigres sobre las rayas en el clásico) unas heladas Heineken y un tequilita antes de agarrar camino rumbo al centro sandieguino donde Apocalyptica me aguardaba en el House of Blues.
Puntualidad finlandesa. Exactamente a las 20:00 llegué al HOB y los cellos empezaron a sonar. Hasta parece que me estaban esperando para dar comienzo. Te guste o no te guste el Metal, debo decirte que lo de esa noche fue algo más que un orgasmo sónico. Creo que cualquier persona que aprecie la buena música ya sea un musicólogo o un crítico de música de cámara debe sin duda admitir con humildad que lo hecho por estos finlandeses rompe las barreras. Algo similar debes sentir si escuchas una orquesta tocando a Wagner o a Shostakovic.
Hay conciertos donde simplemente te quedas quieto en tu lugar y te olvidas del mundo que te rodea. Me coloqué hasta adelante y de ahí no me moví. Ni siquiera una cerveza extrañé en toda la velada. La embriaguez fue pura y absolutamente sónica. Lo de Apocalyptica fue, en todo el sentido de la palabra, un hechizo musical. Cuatro cellos y una batería y un cantante invitado que subió para cantar tres rolitas del nuevo disco Worls Collide (I,m not Jesus, destinada a ser hit de radio) I, dont,t care y alguna otra. La apoteosis llegó para mí cuando tocaron Seek and Destroy y Hall of the Mountain King, si bien la concurrencia casi entra en éxtasis nostálgico con Nothing Else Matters y no pudo evitar el headbangueo en Enter Sandman. Fueron 90 minutos de catarsis musical. Honestamente me hubiera gustado más. Perfectamente me hubiera chutado un par de horas más sin moverme. Hacía un buen rato que un concierto no me conectaba de semejante manera.
No me hagan mucho caso pues no es el set list exacto, pero más o menos recuerdo las rolas en este orden.
Worlds Collide
-Grace
-SOS
I, don,t care
- I'm not Jesus-
Repressed-
Betrayal-
Seek and Destroy
-Bittersweet
-Last hope-
Nothing else matters
-Enter Sandman
-Life Burns
-Inquisition Symphony
Hall of the mountain king
- Seemann
Mis amigos el jota ce, Octavio y Tizoc llegaron con considerable retraso al concierto y los vi hasta el final. Empezó temprano y acabó temprano. Unas regattas red en Rock Bottom para rematar la velada antes de agarrar camino a casa.
El infernal domingo fue conjurado desde una alberca en la casa club de residencial Calafia con una hielera atiborrada de bohemias oscuras. Sí, debo admitirlo, los grados centígrados fueron directamente proporcionales a las cervezas bebidas durante el fin de semana.
Partimos plaza en la semana con una visita al penal del Hongo en donde recorrí los talleres de carpintería y costura.
Imposible romper los círculos y escapar al bioritmo. Traslación, rotación, Eterno Retorno. El lunes tiene cara y carne de lunes. Sabe a lunes, me siento como en lunes y no puedo escapar a mi destino, de la misma forma que el viernes tendrá jeta de viernes y el domingo (sobre todo el domingo) arrastrará su cruel vocación de Séptimo Día, “el día del siñor”.