En cualquier caso, la contemplación del cefalópodo trajo consigo mi primer serio conflicto entre lo fascinante de las ficciones y el rostro más o menos obtuso y decepcionante de la realidad. Hoy a la distancia pienso que fue ahí cuando comenzó mi renuncia al mundo de la imaginación literaria y mi caída en los pantanos del periodismo. Yo de niña soñaba con dibujar y narrar mi propio pandemonio mitológico al estilo de Lovecraft, pero acabé dedicando mi vida a elaborar cuatro o cinco notas diarias sobre el escenario más patético del mundo real. Casi sin saber cómo ni por qué, me convertí en reportera especializada en cultura y espectáculos en una televisora local ensenadense.
Muy pronto en mi carrera periodística fue demasiado tarde. Llevaba ya bastantes años picando piedra por una raya de hambre y en su infinito aburrimiento la vida parecía empeñada en correr con prisa.
Las cosas cambiaron cuando el pulpo volvió a irrumpir en mi vida dentro del más delicioso taco que mi paladar había probado hasta entonces.
Tuesday, March 03, 2020
<< Home