- Aquí en esta Península nuestra somos de los últimos ciudadanos del mundo en despedir el año. En casi todo el planeta habrán brindado y tragado uvas mientras nosotros estaremos apenas en los preparativos. Hace un par de días el invierno de acordó de ser invierno. Alguien le recordó que lo que de él se espera es frío, nubes y – si no es mucha molestia- un poco de nieve en los cerros y en La Rumorosa. Vaya, la postal invernal es Tecate bien fría con nieve en sus veredas y no esos veranos exiliados a diciembre que vivimos poco antes de Navidad.
2- ¿Quieren una buena novela corta para fin de año? Chutaos ésta: El último día del año dos fiestas se celebran dentro de un condominio habitacional en obra negra. El maestro albañil -velador y habitante de la construcción- celebra con su familia y amigos una tertulia de lonches y refrescos. Al mismo tiempo y en el mismo escenario, una cofradía de fantasmas rechonchos e irreverentes apuesta por un reventón desenfrenado. Albañiles y fantasmas conviven en aparente indiferencia teniendo esporádicos e incidentales contactos. Solo un maestro de la levedad como Cesar Aira puede hacer que esta historia fluya sin pretensiones de terror o drama, aunque su final podría considerarse trágico. El título de la novela tampoco apuesta por complejidades metafóricas. Se llama simplemente Los Fantasmas. Me fue imposible no pensar en esta historia cuando ayer –penúltimo día del 2014- recorrí dos departamentos vacíos en un edificio rosaritense (la foto que incluyo está tomada desde el balcón de uno de ellos). Imaginé por un momento todos los ágapes espectrales celebrados en habitaciones vacías, las realidades alternas, los atardeceres invernales sin ojos para ser contemplados. Imaginé las fiestas de todos los muertos.
3- Tal vez sea una herejía decir que el año de Ayotzinapa y la gran recesión bajacaliforniana haya sido uno de mis mejores años en lo que va del Siglo XXI, pero lo fue. ¿Por qué fui tan feliz en 2014? Porque tuve muchísimo tiempo para convivir con mi hijo y con mi esposa y fui un papá de tiempo completo. Tomando en cuenta que en 2012 llegué a vivir tres meses lejos de ellos en otra ciudad y aún en días bajacalifornianos solo veía a mi hijo dormido por las noches, me considero mil veces afortunado por poder ver crecer a mi pequeño. Los cuatro añitos son efímeros y la manera en que se vive esta edad de cuento es irrepetible. Pueden pasar mil cosas en el futuro, pero el tiempo vivido con mi hijo en esta edad ya no me lo roba nadie, así que yo salí ganando este 2014. También gané por ser libre, absolutamente libre, y para mí libertad significa poder expresar y escribir en todo momento lo que pienso, sin ningún tipo de compromiso moral o laboral con institución alguna. Libertad significa ser el irreverente zarrapastroso que soy los 365 días del año sin que nadie tenga la posibilidad de siquiera sugerir que me ponga una corbata o cambie los tenis por unos zapatos formales. Nunca he aprendido a hacerme un pestilente nudo de corbata y espero nunca en mi vida aprenderlo a hacer. Llámalo frivolidad, pero cuando veo a un millón de esclavos siguiendo reglamentos que odian a muerte, me doy cuenta que esta libertad no tiene precio. Máxime si tomamos en cuenta que en este año gané más dinero que en mi último año de empleo formal sin tener que pedirle un carajo a nadie. No estoy en una nómina, para las estadísticas soy un desempleado y sin embargo no hay un día del año en que no me levante antes de las 6:00 am. Y aunque para mucha gente lo mío no es un trabajo, yo les juro que no paro nunca.
4- Sé bien que a la vida le da por pasarse de hija de puta, que la rueda de la fortuna es una canija y que bien puedo volver a atascarme de polvo mordido y eso que llaman vida real, pero si un par de deseos puedo pedir para 2015, es seguir disfrutando a mi familia y seguir siendo absolutamente libre. Con una dosis de inspiración y varias toneladas de voluntad y disciplina sacamos esta chamba adelante. Déjate caer 2015. Te estamos esperando. (DSB)
Wednesday, December 31, 2014
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