Hace unos días, un casual y espontáneo comentario en torno al encuentro con un niño mixteco en la Avenida Revolución, dio lugar a una serie de interpretaciones sobre mi posición ante las culturas indígenas. El comentario en cuestión no tenía ninguna intención. Fue una simple narración de algo que me ocurre todos los días. Si a ustedes les gusta The Clash, les recomiendo que lean una estrofa de la rola Safe European Home donde se canta (traduzco): -He llegado al lugar donde toda cara blanca es una invitación al robo- La verdad no creo que Joe Strummer pueda ser acusado de racista, de la misma forma que José Saramago no puede ser acusado de nazi por criticar a Sharon. En ese sentido íban mis comentarios. Redacté una serie de disertaciones políticamente incorrectas sobre mi muy personal visión de la historia de México y algunos conflictos raciales. No creo haber usado ningún término insultante o soez. Simplemente discutí o interpreté hechos históricos desde mi particular punto de vista. Creo que vivo en un país donde hay libre expresión como para tener el derecho de discutir y plantear ideas.
Me sorprendió la madurez del debate y agradezco mucho a quienes se tomaron la molestia de expresar su punto de vista. Un sano intercambio de ideas entre quienes nos dedicamos a manera de pasatiempo a expresarnos por este medio. Acepto mis errores y tomo todos sus comentarios.
Hasta ahí íbamos muy bien. Hasta que cierta persona llamada Heriberto Yepez tuvo a bien dedicarme algunos párrafos en su blog. No fue lo suyo una respuesta propia de un debate de ideas. Digamos que más bien que se dio vuelo usando adjetivos insultantes. Decidí contestarle, pero dado que ya no quería usar mi blog para pelear y tomando en cuenta que el asunto se había convertido en un pleito entre una persona y yo, decidí escribirle a su correo esperando que me contestara por el mismo medio.
Hoy por la mañana, encontré una respuesta de Heriberto Yepez en mi correo. Una respuesta escueta, mínima. Me dijo que sólo había leído 10 líneas de mi carta y que al verla llena de tantos complejos, decidió tirarla. Como posdata, me recomienda simplemente leer más. Muy bien. Cachetadita con guante blanco, pensé yo. Que fino me salió el muchacho. Di el asunto por muerto y me fui a hacer mis tareas matutinas.
Pero se me olvidó que estaba tratando con un parásito de instituciones culturales y dichos parásitos no saben dar cachetadas con guante blanco. Las alimañas son mentirosas y esta alimaña culturera mintió: resulta que no nada más leyó diez líneas de mi carta como me dijo. La leyó toda y varias veces. Al regresar a mi trabajo, un colega bloguero me notificó que Yepez tuvo a bien dedicarme más comentarios en su blog, y que tuvo a bien publicar mi carta, por si eso fuer poco, la misma de la que leyó diez líneas (que bueno que nada más fueron diez) Me hubiera gustado más que me contestara a mi correo y lavar la ropa sucia en casa, pero ya que le apuesta a los pleitos públicos (que tanto éxito tienen) y opta por el camino del insulto, pues arrieros somos y en el camino andamos. Y si de todas formas se va a dar a la tarea de subir mis cartas a su blog, pues bueno, mejor le ahorro el trabajo.
Respuesta políticamente correcta a Heriberto Yepez- (Segunda y última. La tercera es sin letras de por medio)
- Que bueno que no te dolió, que bueno que no te enojaste, que bueno que te lo tomaste con tanta normalidad. Que bueno que mis comentarios sean caricias del pétalo de una rosa. Te imagino escribiendo en la madrugada en tu puñetera solitaria y desordenada recámara y mientras yo dormía plácidamente con mi mujer, tu estabas eructando insultos y diseñando en tu cabecita la forma más ingeniosa de darme en la madre. Bueno, al menos no dedicaste la noche a escribir un ensayo sobre un poeta maricón o a puñetearte como acostumbras, y te diste a la tarea de escribir sobre mi. Te ahorre una puñeta. Me debes un favor.
-Me llamas ultraderechito. Sin duda en tu pinche mundito de izquierdas y derechas (supongo que has leído a Bobbio), quien no es un indigenista a ultranza con una capucha de Marcos es un ultraderechista. Y sin duda piensas que es de lo más izquierdista y revolucionario apoyar la Ley Indígena y decir No al Quinto Centenario y de más peroratas al estilo Manu Chao. Que yo sepa, el mejor ejemplo de ultraizquierda es el estalinismo. Y yo te pregunto ¿Tu crees que bajo el régimen de Stalin en la URSS hubiera sido tolerado un marquitos? En un régimen comunista no se tolera la pordioserez institucionalizada ni los proyectos segregacionistas de minorías étnicas. Pregúntale a los lituanos, letones y ucranianos cómo les fue cuando se quisieron poner al brinco. Ser indigenista no es sinónimo de izquierda, como ser anti indigenista (que no anti indígena, pues los indigenistas no suelen ser indígenas) no significa ser ultraderecha. ¿Sabes cuando se jodió la izquierda mexicana? Cuando se mezcló con el indigenismo. Ahora que ultraderechito... pues tal vez te referías a mi pene y no capté el mensaje. Sin duda consultaste a tu madre.
- En el colmo de lo iluso, luego de recomendarme una serie de autores (algunos de los cuales ya he leído), te permites recomendarme la experiencia psicodélica para abrir mi mente. Peace and love maextro, viva Jim Morrison. Me recomiendas leer sobre María Sabina. A huevo, para que se abra mi mente.
- Mira pobre pendejo, me permito informarte que hace muchos años, cuando teníamos 17 (naciste en el mismo año que yo por si no lo sabes) y tu estabas grafiteando las paredes de tu pinche barrio y taloneando feria para que una calafia te sacara de microcosmos a ver el mundo más allá de tu callejón sin pavimentar y antes de que tus compitas psicodélicos te informaran que existe una sierra en Oaxaca, yo ya había ido a Huautla, a Puente de Fierro, a Constitución, San José del Pacífico y claro, conocí a Teonanacatl personalmente si a eso te refieres. Pajaritos y derrumbes. Los pajaritos los recogías hasta en la carretera Toluca. Los derrumbes son cosa más seria. Chingona experiencia, por cierto. La neta no me persiguió ni un cheneque ni me castigaron los dioses mazatecos por mi sacrilegio. Buen viaje y buena experiencia para un adolescente curioso, pero no me vengas con pendejadas a tus casi 30. Por cierto pendejete, también he estado en San Cristóbal de las Casas, San Juan Chamula, la Mesa de Nayar, la Sierra Tarahumara, Real de 14 en 4 de octubre y cualquier santuario que un indigenista como tú debe conocer. Si algo tengo es que me he paseado y mientras tú te dedi-cas a alucinar ensayos contraculturales, yo le meto kilometraje a mis botas y ni me chingues con que soy un burgués y tú un proletario, pues todos los viajes de mi vida, que son un chingo, me los he pagado con mi humilde sueldo de trabajador. Trabajo desde los 16 años y nunca he recibido lana de mis padres o de las instituciones culturales de las que te has dedicado a chupar sangre. Por cierto, el día que dejes de vivir con tu mamí me hablas. Ya estás huevoncito cabrón, vas para 30. Deberías tener tu casa, pero supongo que está culero tu complejo edípico y los traumas que heredó tu papacito golpeador.
La historia de los yaquís y yoris casi me hace llorar. Snif, snif, buuuu. Ya en serio, hijito de Cajeme, que mal informado estás. ¿Sabrás que Porfirio Díaz, el presidente que ordenó el exterminio de la tribu de tu abuelo y que mandó a los sobrevivientes a trabajar a Yucatán no era un yori? Como sabrás, Don Porfirio no era precisamente un cruel blanco, sino un indígena oaxaqueño (no un zapoteco puro como Juárez, pero sí de familia indígena) Pues bien, este indígena mandó exterminar a los yaquis y mayos para expropiarles sus tierras (supongo que has leído México Bárbaro) Y los soldados porfiristas, la mayoría de leva o mercenarios, eran de origen indígena. Porfirio combatió también a los feroces Juchitecos de Oaxaca (de hecho a su hermano Félix lo castraron los juchitecos) Igual que Juárez combatió a Manuel Lozada e igual que los tlaxcaltecas exterminaron a los mexicas e igual que las manos que empuñaron las armas en la matanza de Acteal no eran manos yoris mi buen. Eran manos indígenas. Los yoris son una ficción de tu cabeza acomplejada, los indígenas no los necesitan para matarse entre ellos.
Dices que es increíble que en Tijuana haya un reportero así de racista y traumado. Me imagino que lo dijiste santiguándote, diciendo Dios mío, no puede ser que en los periódicos admitan gente tan fea.
Puedes formar un comité de damas o aprovechar que los hispanos de San Diego están levantado firmas para retirar la estatua de Pete Wilson del Gaslamp y de una vez juntar firmitas para que me crucifiquen y me destierren de Tijuana. Después de todo para alguien tan contracultural y ultra liberal como tú, es inconcebible e inaceptable que haya alguien que no comparta tu filosofía Manú Chao. Ándale, levanta firmas, pide que me destierren, mándame golpear y promueve una ley en donde se exija que todos los reporteros de Tijuana sean zapatistas. Ándale revolucionario, pide la crucifixión para la gente políticamente incorrecta que expresa sus ideas y dice lo que piensa. Por cierto, hijo de puta, no te metas con mi trabajo periodístico. El blog es otra cosa aparte. El día que encuentres una coma de racismo en mis reportajes, me llamas.
Te permites hablarme de las bellas mujeres que has poseído. ¿Para eso lees tanto? Viva la prepa, mi vieja está más buena que la tuya, eso es filosofía campeón. Yo te recomendaba salir a coger para que ya no seas tan chaqueto, pero bueno, si tu dices, aunque de lengua me como un taco. Si inventas autores que no existen en tus ensayos, bien puedes alucinar mujeres en tus puñetas.
No soy clasista, aunque ya que te andas con marxismos, te diré que soy clase trabajadora como tú. La diferencia es que yo sí trabajo y muy duramente. Gracias a ello he podido ir formando el patrimonio de familia. Nunca he sido un parásito de una institución cultural, nunca he recibido una beca ni la he pedido, ni he trabajado en una institución pública, ni soy niñote que vive en casa de su madre. En cambio, mucho del dinero que has recibido en tu vida, proviene de fondos públicos que se pagan con nuestros impuestos. Becas de mierda que pagamos los ciudadanos. Por lo demás, desde hace muchos años me rompo la madre tan duro como tu clase trabajadora (aunque no se si los huevones como tu son clase trabajadora, francamente) y mi casa, ubicada en un sitio mucho más bello que tu muladar, la compramos mi esposa y yo con nuestro dinero. Por lo demás, lo único que sé sobre tu poridioserez es porque al parecer te gusta lucrar con ella y presumirla. No mames, que autor que se de respetar pone en su currículum su pasado de grafitero. Por cierto, ¿sabes que en el libro ese que te publicó el Estado, firma el gobernador ultra derechista Alejandro González Alcocer, el mismo que impidió abortar a una indígena? No me parece muy digno de tu parte aceptar lana de un ultraderechista católico.
Bueno mi pordiosero estrella, aquí la dejamos. Nunca en mi vida volveré a escribir sobre ti, eso es una promesa. Sólo debes rogarle a tus dioses yaquís que mejor no me encuentres en la calle un día que ande de mal humor, aunque por fortuna no frecuentamos los mismos sitios. Así como tu cambiaste el canal del debate ideológico a los insultos, puede que a mi se me antoje cambiarle al canal de los putazos, así de fácil, no le busques más metáforas pendejo. Para un hooligan futbolero embrutecido y adicto al heavy metal, la violencia es algo muy común, muy humano y bastante sano. En serio mi buen, sería una actitud muy espontánea de mi parte y ahí sí no me ando con disertaciones. Si eres de barrio como dices, sabes que hay diferencias que nada más se arreglan a puño limpio. Como soy compa de Zaratustra, la piedad no va conmigo y es un sentimiento que me avergüenza así que no tendría lástima por tu pinche miopía y tus lentes de botella. Claro, que tu podrías recurrir a la Ley contra la Discriminación y con eso de que tienes sangre indígena, eres minusválido (¿o cómo chingados se le llama a tu miopía?) y posiblemente seas puto (disculpa, pero soltero, maduro, viviendo con tu madre y en un ambiente de puetas donde ser hermafrodita es lo políticamente correcto, supongo que me concedes el beneficio de la duda). Y cuando llegues con tus lentes rotos, podrás gritarle a los cuatro vientos que un skinhead nazi, racista de Arizona y Sudáfrica, boer, yori, conquistador español, intolerante y ultraderechista te pegó a ti, pobrecito escritor contracultural, indígena, minusválido y homosexual. Crimen racista, dirán los medios. A huevo, me cargarán de cadenas, iré al bote y tus libros por fin se venderán. Chale, estoy condenado a ser el malo de la película. Mejor ya te dejo que te masturbes en paz pendejito.