Esta noche se escribe el primer capítulo. Esta noche el huracán hidalguense dejará de soplar. El viento será cortado a zarpazos. No se escuchará el zumbar del aire. Tan sólo se escuchará un fuerte rugido.
¿Que gane el mejor? Ni madre, que gane Tigres; a patadas, metiendo leña, con ayuda arbitral, con los gritos del Volcán, con puros huevos o futbol, pero que gane. Cuando mi segunda piel está en juego, no me ando con falsas caballerosidades deportivas.
Dice Vucetich que sólo se iría contento con un 5-0- Ja, ja , ja. Sueña, sueña Marcelino. ¿Cuando un equipo de ese ratonero ha metido cinco goles? A Vucetich lo hemos tenido como técnico un par de veces y nomás no me late su estilo. Le agradezco el campeonato de Copa de 1995 contra Atlas y hasta ahí. Hoy, necesitará algo más que inteligencia, frialdad y defensiva cerebral. Sin duda extrañaremos a Gaitán y a Claudio, pero ahí está Kleber y Hugo para cocinar tuza a la parrilla.
Respeto mucho al Pachuca. Luego de una historia trágica de ascensos y descensos se ha convertido en un equipo grande. Su directiva es ejemplar y ha tenido a bien fundar la primera Universidad del Futbol, lo cual es loable. Pero esta noche, estos nobles señores hidalguenses son mis enemigos y cuando Tigres está en la cancha para mí comienza una guerra. No hay contemplaciones, piedad ni deportivismo. Sólo me conformo con el campeonato.
Ayer fue la ceremonia de entrega y recepción de mi premio. ¿Qué gano yo con mi afición Tigre? Pues por lo pronto ayer gané un Mezcal Gusano Rojo. Don Arturo, subdirector de Comunicación del Ayuntamiento, le tuvo fe al Diablo y como caballero que es, pagó su apuesta. En el mundo de la política y el periodismo, Don Arturo es de las pocas personas que cuenta con mi sincero aprecio. Para la final ya aposté un Nebbiolo de Cetto con Clemente. Ya me estoy saboreando la copa. Hoy por la noche beberé se mezcal y mientras Tigres devora un tuzo (un bocado menor para un felino tan grande) yo comeré un gusanito que yace al fondo de la botella. ARRIBA LOS TIGRES
¿Que gane el mejor? Ni madre, que gane Tigres; a patadas, metiendo leña, con ayuda arbitral, con los gritos del Volcán, con puros huevos o futbol, pero que gane. Cuando mi segunda piel está en juego, no me ando con falsas caballerosidades deportivas.
Dice Vucetich que sólo se iría contento con un 5-0- Ja, ja , ja. Sueña, sueña Marcelino. ¿Cuando un equipo de ese ratonero ha metido cinco goles? A Vucetich lo hemos tenido como técnico un par de veces y nomás no me late su estilo. Le agradezco el campeonato de Copa de 1995 contra Atlas y hasta ahí. Hoy, necesitará algo más que inteligencia, frialdad y defensiva cerebral. Sin duda extrañaremos a Gaitán y a Claudio, pero ahí está Kleber y Hugo para cocinar tuza a la parrilla.
Respeto mucho al Pachuca. Luego de una historia trágica de ascensos y descensos se ha convertido en un equipo grande. Su directiva es ejemplar y ha tenido a bien fundar la primera Universidad del Futbol, lo cual es loable. Pero esta noche, estos nobles señores hidalguenses son mis enemigos y cuando Tigres está en la cancha para mí comienza una guerra. No hay contemplaciones, piedad ni deportivismo. Sólo me conformo con el campeonato.
Ayer fue la ceremonia de entrega y recepción de mi premio. ¿Qué gano yo con mi afición Tigre? Pues por lo pronto ayer gané un Mezcal Gusano Rojo. Don Arturo, subdirector de Comunicación del Ayuntamiento, le tuvo fe al Diablo y como caballero que es, pagó su apuesta. En el mundo de la política y el periodismo, Don Arturo es de las pocas personas que cuenta con mi sincero aprecio. Para la final ya aposté un Nebbiolo de Cetto con Clemente. Ya me estoy saboreando la copa. Hoy por la noche beberé se mezcal y mientras Tigres devora un tuzo (un bocado menor para un felino tan grande) yo comeré un gusanito que yace al fondo de la botella. ARRIBA LOS TIGRES