Quevedo siempre será garantía de una sana sonrisa y la disertación sobre el culo publicada por Beas me ha hecho reir sinceramente. Algunas vez me dí a la tarea de antologar episodios de sodomía en la literatura. Luego de leer a Quevedo, creo que bien vale la pena pensar en una antología del papel que el orificio anal ha desempeñado en la literatura. En Gargantua y Pantagruel hay episodios para doblarse de risa. Ya sea como objeto de chiste, arsenal escatológico u objeto de fetichista de culto, las mejores plumas le han dedicado sus párrafos a este conducto tan útil. Altar de Sodoma, le llama Sade, aunque en realidad me quedo con Quevedo. Me hace reír más y en estos momentos necesito reír. Honestamente lo necesito.
Se acabó. Pienso cumplir mi promesa a ultranza. Eterno Retorno no volverá a ser trinchera. No me importa que me escriban un directorio telefónico de insultos. Para pelearme están los estadios y las cantinas. Yo ya acabé- Ahora sólo queda mi silencio.
Se acabó. Pienso cumplir mi promesa a ultranza. Eterno Retorno no volverá a ser trinchera. No me importa que me escriban un directorio telefónico de insultos. Para pelearme están los estadios y las cantinas. Yo ya acabé- Ahora sólo queda mi silencio.