Eterno Retorno

Thursday, March 13, 2025

Tampoco descarto que en una noche de luna llena en Hacienda Agua Caliente...

 


Yo creo que la lluvia es sinónimo de prosperidad y abundancia y hoy el mayor aguacero que hemos tenido en lo que va del año le ha dado su bautizo al Hotel Hacienda Agua Caliente que esta mañana abrió sus puertas. Para mí ha sido un honor poder ser parte de esta ceremonia. Yo celebro que este nuevo hotel nos narre una historia y recupere la esencia y las reliquias de una gran leyenda.

 

Hace casi cien años, el 1 de julio de 1927, se inauguró el que en su momento fue el primer gran complejo turístico de México y uno de los más lujosos del mundo entero. Le llamaron Agua Caliente. Era hotel, casino, balneario, spa, campo de golf e hipódromo. Tenía estación de tren, pista aérea y carretera. Su bella alberca era el non plus ultra de la sofisticación. Por sus salones pasaron Clark Gable, Chales Chaplin,  Bing Crosby, Dolores del Río, Groucho Marx y un tal Al Capone. Ahí bailó por vez primera una tal Rita Cansino a la que tú y yo conocemos como Rita Hayworth.

 Fue diseñado por una joven pareja de arquitectos veinteañeros, Wayne McAllister y su esposa Corine Fuller, la segunda mujer en graduarse como arquitecta en historia de Estados Unidos. Dicen que por ahí solía rolar un tal Bugsy Siegel, que tomó Casino Agua Caliente como el modelo que inspiraría la semilla de Las Vegas. ¿Lo dudan? El debut del arquitecto McAllister fue el gran casino y hotel tijuanense, pero 20 años después construiría el Rancho Las Vegas, el Desert Inn, el Hotel Sand y el Fremont en la Meca del juego en Nevada. La ecuación es simple: Agua Caliente inspiró Las Vegas.

 

Hotel Hacienda Agua Caliente rinde homenaje a esa leyenda. El hotel cuenta con 90 habitaciones, jacuzzi, sauna, spa, gimnasio y una alberca, además de una fachada que incluye una réplica de la Torre de Agua Caliente y elementos decorativos inspirados en la década de los años 20 y 30, con reliquias originales de aquel mítico casino, como es una ruleta y una mesa de juego.

Dice Ítalo Calvino que las ciudades (invisibles) son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje secreto y oculto. Tampoco descarto que en una noche de luna llena en Hacienda Agua Caliente miremos hacia la cúpula del Minarete y descubramos el rojo vestido de la Faraona regalándonos su última danza.