Graduado
La rueda giró, el futuro nos alcanzó y esta noche de verano tenemos graduado de secundaria en casa. ¡Felicidades Campeonazo! Lo lograste. Recuerdo aún los nervios de aquella mañana de 2014 en que te llevamos por primera vez al kínder. ¿Te acuerdas? Tu mamá y yo éramos los más ansiosos y aprensivos. Tú en cambio te quedaste tan tranquilito e iniciaste tu vereda escolar como si tal cosa. Hoy a la distancia no sé si fue un larguísimo camino o una ráfaga de viento, pero lo único cierto es que hoy eres un quinceañero que ha concluido exitosamente su secundaria. Lo conseguiste y hoy toca agradecer a quienes caminaron a tu lado. Más allá de un sistema educativo o de una institución, quienes marcan el camino son ciertos seres humanos. Una buena maestra o un buen maestro son mucho más determinantes que el mejor de los colegios. En ese sentido, tu camino en primaria no habría sido el mismo sin la guía y el apoyo de una profesora excepcional como fue Alis Bazán. No solo fue una gran maestra, sino un alma noble que te acompañó y guio a lo largo de seis años, un verdadero ángel. En la secundaria te enfrentaste a retos diferentes y más duros, pero por herencia nos queda la gratitud con el profesor Pablo, con el profesor David y con la profesora Bere y nunca olvidaremos que tuviste la disciplina y el valor de bailar en un teatro del Cecut completamente lleno. ¿Pero sabes una cosa Ikercho? Sobre todas las cosas siempre admiraremos que emprendiste y concluiste esta vereda caminando a paso firme y digno desde el espectro de la neurodiversidad. Terminaste la secundaria en un sistema y un entorno diseñado para los niños neurotípicos. Y sí, me duele mucho decirlo, pero así como tuviste grandes maestras y maestros en tu camino de vida, también hubo mentes cerradas e insensibles o simplemente ignorantes. Profundamente ignorantes. El autismo es mucho más común de lo que creemos. Según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada 115 niños está dentro del espectro autista, pero tú y yo sabemos que esa cifra se quedó muy corta y que somos muchos, muchísimos más. Antes nos llamaban Asperger y si quieres que sea honesto, a mí me gustaba más el término, pues creo que ese médico austriaco hizo mucho por nosotros. Hay distintos grados y ningún autista es idéntico a otro. Aquí no se vale estereotipar y meter en la misma caja. A ver colegas, a ustedes que por casualidad están leyendo este post, les puedo asegurar que en su entorno de vida diaria hay una persona neurodivergente cerca de ustedes. Corren apuestas. Todas las escuelas de Baja California son inclusivas, pero hay quienes piensan que la inclusión se limita a la admisión, cuando una persona o una institución verdaderamente inclusiva debe saber que el verbo incluir es una práctica de vida diaria y que la verdadera diferencia se marca en los pequeños detalles, en los gestos, en la manera de mirar, aceptar y acoger a quien asimila el mundo de otra manera. Tal vez hemos avanzado un poco en los últimos años, pero hay maestros y compañeros de cerebrito diminuto y cuadrado que no tienen una puta idea y siguen segregando y discriminando a quien no es como ellos. En su discurso la pueden jugar de incluyentes, pero no son más que basura segregacionista para quienes solo lo neurotípico y su profunda hipocresía es lo aceptable. No hace falta una agresión física o verbal para herir, pero aún así volaste sobre el pantano y... ¿sabes una cosa hijo? Algo he aprendido yo siguiendo el camino de los salmones y todos los días sigo aprendiendo. Todas las personas somos únicas y todas las personas somos irrepetibles.