La final de los nuevos ricos
Hace 26 años, en la primavera de 1999, Carol y yo fuimos a ver al París Saint Germain al Parque de los Príncipes. Era la época en que el Marsella, el Mónaco y el Lyon eran las súper potencias del futbol francés y los pobres parisinos navegaban con más pena que gloria en la media tabla. Sus estrellas eran el nigeriano Okocha, el portero Bernard Lama, y el delantero italiano Marco Simone. Compramos sin problema el boleto en la taquilla que no debe haber sido nada caro, pues nuestro presupuesto de mochileros no daba para mucho. La entrada era de regular a malita. Ni medio estadio. El rival era el humilde Le Havre y PSG ganó sin problemas 3-0. En aquella época también el Chelsea era un equipito de media tabla, en una todavía joven Premier donde Mánchester United barría con todo. Después un mafioso ruso compró a los blues y los jeques cataríes compraron al París y hoy este par de nuevos ricos disputan la final de este invento llamado mundial de clubes, un torneíto que simplemente no ha podido encenderme ni engancharme. Debe ser el hecho de ver jugar a los equipos a las 12:00 del mediodía bajo el sol californiano, pero el caso es que el dichoso mundialito me ha resultado como un torneíto veraniego de pretemporada, una lucrativa gira de equipos top para exprimir dólares en canchas gringas. Fuera del Man City vs Al Hilal y el Bayern vs Flamengo, el resto de los juegos me han resultado absolutamente olvidables. Pero bueno, ha llegado el momento de la calamariana honestidad brutal: lo más odioso de este torneo, es que Tigres no estuvo entre los 32 equipos que lo jugaron. Si Tigres hubiera estado ahí yo habría estado en Los Ángeles o habría ahorrado para ir a la ciudad que les hubiera tocado. Pero lo más patético de este torneo es que está contagiado de moditos gringos, o sea, más show que deporte. ¿Qué carajos hace Donald Trump viendo un partido de Futbol? Yo asumo que debe odiar este deporte extranjerizante. He oído que los magas detestan el Futbol con mayúsculas, pues les parece demasiado latino y promotor de valores anti estadounidenses. A los magas les gusta su patética y anti estética nfl o su soporífero beisbol. Vaya, apuesto a que la mitad o tres cuartas partes del público en Nueva Jersey son extranjeros y por ahí hay una enorme bandera de México. Trump se debe estar aburriendo mortalmente. Pensé que esto sería el inicio de una súper época de oro del París, pero el 3-0 que les está recetando Chelsea mientras esto escribo parece definitivo. Cierto, el torneo me pareció en general descafeinado y agringado (que son sinónimos), pero al menos la final nos está regalando una sorpresota. Creo que todos, incluido yo, le dábamos 90% de probabilidades al París, pero hoy Palmer salió en estado de gracia y está dando el mejor juego de su vida y los blues londinenses están dando un juego rayano en la perfección. En fin, pienso que la mejor noticia para un torneo tan burdamente comercial, es que su campeón sea un equipo sin publicidad en la camiseta.