Eterno Retorno

Wednesday, December 10, 2025

Mil rostros tijuanenses

 


Había escuchado hablar de este mural, lo había visto en algunas fotos, pero hasta hoy pude verlo en vivo y a todo color. Don José Aguirre Lomelí tuvo el detalle de invitarme a su casa, que es en sí misma una galería interminable, sin duda uno de los espacios artísticos más ricos y diversos que existen en la ciudad. Es la casa de un verdadero cultor de las artes, lo cual se palpa y respira desde el exterior. El mural La vida de Tijuana, obra de artista José Joel González Navarro, comenzó a ser pintado en 2013. Doce años después, la obra incluye los retratos de más de mil personajes de nuestra ciudad a lo largo de un siglo de historia, los rostros de mujeres y hombres que desde muy diversas trincheras le han aportado o le aportan algo a esta noble esquina noroeste. Pienso que el mural bien pudo llamarse Tijuanenses, como la obra de Federico Campbell y por supuesto, la condición más encarnizadamente tijuanense es ser nacido en un lugar diferente a Tijuana. Claro, se sobrentiende que no están todos los que son y siempre faltarán muchísimos, pero creo que la selección brilla por su pluralidad y eclecticismo. Como declaración de intenciones, es como si multiplicaras por diez el Sueño de una tarde dominical en la Alameda de Diego Rivera. Es como La región más transparente de Fuentes o La comedia humana de Balzac. Aquí están los rostros del lugar donde empieza o termina la patria; la puerta de entrada o salida de Latinoamérica; la orilla, el umbral, el filo de la navaja; el borde y el bordo, habitado por mujeres y hombres a quienes hermana el aferre, la terquedad, el espíritu combativo, la creatividad o la pura y llana cabronería. Seres procedentes de muy diversos rincones del país y del planeta creando un mosaico multicultural siempre abierto al mundo, una suma de voluntades, de historias de vida, de proyectos personales y colectivos, de emociones y de sentimientos, de naufragios, trampas y catarsis. Acaso un termómetro para medir mi cada vez radical tijuanidad, es que a casi todos mis contemporáneos los conozco y con casi todos he hablado por lo menos una vez. A muchos los he entrevistado, con algunos he emprendido proyectos o compartimos alguna anécdota y a unos cuantos que cuento con una mano los considero mis amigos. También me sorprende que no son pocos los que conocí y ya no están. Los Trillizos nayaritas, Leonel, Lorenzo y Luis Torres Pacheco, heredaron la obra de González Navarro y le han dado continuidad. Obvia decir que este mural no se acaba de pintar nunca y que la parte más fascinante de esta historia, es la que aún está por escribirse y que los mejores personajes serán los niños tijuanenses que hoy son pequeños o que aún no nacen. A veces me da por ser optimista.

PD- Por alguna inexplicable chiripa y sin tener mérito alguno, mi cara fue a colarse a ese mural. González Navarro se basó en una foto mía de cuando era un recién llegado a la ciudad, hace muchísimos años y bastantes kilos. Eso sí, qué gran honor aparecer a un lado de don Alfonso López, patriarca de la Librería El Día. No pudieron elegirme mejor compañía. Lo verdaderamente atípico e inverosímil es que aparezco con saco y corbata. Uno de los deseos que le he pedido al genio de la lámpara es no tener que volver a ponerme una corbata en el resto de mi vida y poder seguir siendo a placer un incurable fachoso eternamente mal vestido. Es muy poco probable que vaya a cortarme el pelo o la barba, pero les juro que hoy estoy haciendo mi mejor esfuerzo para volver a pesar lo que pesaba cuando esta noble ciudad me dio la bienvenida.

 

 

Sunday, December 07, 2025

Plaza Río is Dead


 

Los tiempos cambian, la juventud cambia, las drogas cambian…y los hábitos de consumo vaya que cambian. En la segunda estrofa de su desafiante e irónica pieza Anarchy in the UK, los Sex Pistols arrojan un vaticinio: “Tu futuro soñado es un centro comercial”. En los tiempos en que Johnny Rotten, Sid Vicious y su pandilla hacían de las suyas a finales de los setenta, el mall se erigía como el centro neurálgico de la urbe capitalista, el gran cofre de los tesoros de la clase media, pero me parece que ese modelo ha entrado en un proceso de acelerada extinción. Ayer se me ocurrió ir a Plaza Río a buscar un regalo y lo que encontré fueron tiendas y pasillos semivacíos. Fuerte era el silencio. Lo entendería si fuera un lunes o martes de febrero, pero resulta que era el primer sábado de diciembre, la época en que en teoría la gente más compra y más gasta y sin embargo ayer en el centro comercial reinaba una preocupante calma. En Sears pregunté por un videojuego. Tardaron más de 20 minutos en atenderme, el empleado no tenía puta idea y al final ni siquiera lo tuvieron. Fiasco. Lo mismo me sucedió en Mix Up. Una duda ¿Cuál es hoy exactamente la esencia de MixUp? Venden unos poquitos vinilos, unos poquititos cds, unos cuantos saldos del pingüino random y no mucho más. Y pensar que en los 90 era nuestra Tower Récords, el Disneylandia de los melómanos.

Los dos primeros empleos de mi vida, a principios de los noventa, fueron en una tienda de discos y en una librería y la coincidencia es que ambas se ubicaban en el interior de descomunales centros comerciales recién construidos en zonas urbanas de alto poder adquisitivo: el centro comercial Interlomas, ubicado en Huixquilucan, Estado de México y la Plaza Fiesta San Agustín, en San Pedro Garza García. Recuerdo las hordas que nos invadían los fines de semana y la infestación humana en las temporadas navideñas. Tanto Discos Zorba como Librería Castillo acabaron por morir y consumirse después de dormir oxidados.
El auge de Amazon y el comercio en línea, la modificación de los hábitos de consumo de las nuevas generaciones y lo obsoleto de la oferta están acabando de sepultar un modelo comercial que había sido omnipotente en el Siglo XX. Me pregunto cuál será el futuro de todos esos mastodontes urbanos de cemento y cristal dedicados a concentrar tiendas que ya no venden. Para qué pagar renta, servicios y empleados cuando se puede vender por internet. Ayer reparé en que yo utilizo la Plaza Río solo como estacionamiento y creo que no soy el único. Tiene el parking más grande de la zona y cuando tengo algo que hacer por ahí (eventos en el Cecut incluidos) opto por estacionarme en la plaza, aunque hacía muchísimo que no hacía una compra.
La gente, me queda claro, tiene una enorme necesidad de salir y de reunirse y ante la falta de espacios públicos dignos o áreas verdes, el centro comercial suele ser la única alternativa para congregarse. El problema es que el modelo de negocio del mall está empezando a dejar de ser rentable. En Estados Unidos nació y es ahí donde ha empezado a extinguirse en forma acelerada. La muerte de Horton Plaza en la vecina San Diego puede ser algo más que un símbolo y una profecía de lo que está por suceder. ¿Sobrevivirá la Plaza Río? Yo no estoy tan seguro. Si ves las barbas de tu vecino cortar…

Saturday, December 06, 2025

To FIL or not to FIL again


 

To FIL or not to FIL. That is the cuestión. Después de una década de visitarla regularmente, la tapatía FILomena no agota mi capacidad de sorpresa. No me refiero a su oferta y a la distribución de los stands, que es casi idéntica año con año, sino a su mera existencia. No sé a ustedes, pero a mí me sigue pareciendo inverosímil que en un país como el nuestro, un evento dedicado al libro pueda convocar tumultos propios de un partido de futbol, un festival de música popular o un parque estilo Disney. Un hormiguero no tiene tanto animal, diría Chava Flores. Un millón de personas congregadas en un lugar a donde se va a comprar y a vender libros o a escuchar los desvaríos y vericuetos mentales de quienes los escriben. No sé ustedes, pero yo cada año la siento más llena, rayana en lo intransitable. A mí me sigue costando trabajo creerlo. ¿De verdad somos tantísimos lectores en México? Vaya, un evento que genera una derrama económica de más de mil 200 millones de pesos y una ocupación hotelera cercana al 100% con 27 mil cuartos-noche en promedio, haría pensar a cualquiera que México es la Arcadia de la lectura y que la industria editorial goza de extraordinaria salud, pero tú y yo sabemos que no es así. Pensarías que los asistentes solamente van a mitotear o a socializar, pero yo en todos lados veo gente comprando. Cientos de personas haciendo fila (entre ellos yo) para comprar libros que podríamos bajar en Kindle por la tercera parte de su precio, o gratis (si sabes cómo hacerlo, y la verdad es que todos sabemos).

En cualquier caso la FILomena siempre me deja por herencia, inquietudes, dudas e ideas.
No me consta, pero apuesto a que deben existir varias antologías de relatos e historias de la FIL. Ojo, no me refiero a las predecibles y ordinarias narrativas de las estrellas literarias que acuden a pavonearse y a sudar sus miasmas nacisísticos, sino a crónicas vivenciales narradas por quienes padecen el evento y se llevan la chinga. Vendedores de piso desbordados por el estrés, trabajadores que montan y desmontan los stands, guardias de seguridad privada que se encargan de mover a la gente de mala manera si alguien comete el pecado de quedarse platicando en un pasillo o firmar un libro afuera de una presentación. Me gustaría leer las confesiones de un campeón bibliocleptómano Filomeno. ¿Cuántos libros se robarán al día? ¿Quién podrá presumir el récord de libros robados? ¿A cuántos ladronzuelos detienen?
No deben ser pocos. ¿Cuántos romances espontáneos se armarán entre los adolescentes que trabajan como empleados eventuales? ¿Cuántas peleas, cuántos desencuentros? ¿Cuántos caminos de vida marcados, encauzados o desviados a partir de este evento? Cuando metes un millón de seres humanos en una licuadora, todos los giros y enredos del destino son posibles. Por supuesto, se podría escribir la triste, lastimera o contestataria historia del cruel sistema de castas de la FILomena. La historia de las seis cajas con cola permanente en el stand del voraz pingüino random y la historia de los microstands de humildes y dignas editoriales caseras que se dan de santos si venden un par de libros al día. La petulante historia de un best seller de moda que vende cientos o miles de ejemplares en un solo día y el triste relato de los muchísimos ejemplares que no fueron ni siquiera tocados u hojeados en más de una semana.
Por lo que a mí respecta, lo que más me gusta y lo que más disfruto es pasar horas viendo los libros, leer sus contraportadas, darme el tiempo de desearlos y al final comprar más de los que puedo leer y almacenar. En casa tengo más libros de los que podré leer en lo que me resta de vida y ya no me sobre un milímetro de espacio, pero yo sigo entregado al puto vicio como un teporocho irredento, siendo que tengo un Kindle en donde puedo bajar lo que quiera. A las presentaciones de libros ya casi no voy. Esta vez no fui a ninguna. La neta me aburren. Busco libros, no escritores. Cada vez me da más por comprar libros bonitos, ejemplares que me conquisten con la vista. Los libros feos bien puedo leerlos digitalmente. El tamaño de la letra cada vez influye más en mi decisión de compra. Una letra diminuta se descarta en automático. Mis ojos ya no dan. En fin: he dejado atrás no pocos vicios y manías, pero este aferre va a acompañarme hasta que muera. Siempre que el avión despega de Guadalajara me da por pensar que muy posiblemente haya sido esta la última FIL a la que acudí, pero por una u otra razón siempre regreso y recaigo, como el borracho juramentado en la cantina o el predicador tecato con la chiva.

Friday, December 05, 2025

El libro más caro de la FIL Guadalajara

 


 La FILomena tapatía ofrece cientos de miles de libros para todos los gustos y presupuestos, pero ¿te has puesto a pensar en cuál es el libro más caro de todos los que se venden en la Expo Guadalajara? Corríjanme si me equivoco, pero creo que la joya de la corona es el manuscrito Epistre Othea, creado en Francia en 1406. Su autora es Christine de Pizan, a la que hoy llaman la primera feminista de la historia. Las miniaturas, atribuidas al llamado Maestro de la Othea, representan escenas como el Juicio de París, la batalla entre Héctor y Aquiles, y la transformación de Daphne en un árbol de laurel entre otros. Lo vi expuesto en el stand de Eikon Editores en el área internacional y de inmediato llamó mi atención por su belleza. Me acerqué temeroso de mancillar la pieza con el deseo o la mirada, pero el vendedor, un madrileño impecablemente trajeado, me invitó a sentarme y mirar con calma el libro. En efecto, es un ejemplar bellísimo. Por pudor no preguntaba su precio, pero el vendedor parecía decidido a no dejarme ir. Es un libro certificado, notariado, único, me aclaró. No es solo un manuscrito ilustrado: es arte en estado puro. Después de un largo juego de seducción, el marchante espetó el costo: 6 mil 500 euros. Algo así como unos 137 mil pesos. Con total humildad le dije que en ese momento no los juntaba entre morralla de mi monedero. El español accedió a hacerme una rebaja: 5 mil 900 euros. Caray, creo que es un poquito más de lo que me cuesta un ejemplar de Vientos del Pueblo en el Fondo de Cultura. Le dije que tal vez en otra vida, cuando me sea dado reencarnar en hombre rico. Luego me puse a pensar: suponiendo que el dinero me sobrara ¿sería yo capaz de pagar más de 100 mil pesos por un único libro? No estoy tan seguro. Hay una parte de mí que sigue viendo el lujo y la ostentosidad como un crimen, pero en cualquier caso, creo que sería mucho más probable que yo invirtiera 6 mil euros en un libro antes que en un Rolex o un traje fino, cosa que jamás haría. Uff, y pensar que a veces me siento culpable por comprar un Acantilado o un Atalanta de 800 pesos. Me despedí amablemente del español. A la vuelta compa. Christine de Pizan tendrá que esperar para entrar a mi biblioteca.



Thursday, December 04, 2025

FILomena mon amour


 Retorno, eterno retorno. Hay tercos e irrenunciables peregrinajes. El venado vuelve una vez más a su abrevadero, o como dicen en el rancho: la burra al máiz. FILomena…allá voy. Parafraseando a la blanca serpiente: Here I go again.

The Year of the Tiger


 

Poco o nada les hablado de este libro, el más descaradamente autobiográfico que he escrito en mi vida, el único narrado desde el yo. Tal vez porque no estaba muy convencido de publicarlo y ahora mismo no estoy muy seguro de que publicarlo haya sido la mejor decisión, pero lo cierto es que el cachorro Tigre existe y corre libre y a su albedrío. Este libro es la descarnada confesión de un vicio y un aferre que cargo desde niño y que medio siglo después sigue marcando mis días (ayer me salí de la FIL buscando desesperadamente una tele para ver la semifinal) En fin colegas, si andan por la FILomena tapatía encuentran al cachorro en el stand B14 de LibroFutbol y virtualmente es pepenable en Amazon o en www.librofutbol.com. El canijo ya tiene vida propia.



Monday, December 01, 2025

Unos cuantos factos a un sello editorial

 


Feliz inicio de semana y feliz inicio de diciembre.

De entrada la noticia es que ya tengo en mis manos un ejemplar impreso del libro. Me lo trajo un buen amigo de Monterrey con el que fui al juego Xolos vs Tigres, que por cierto concluyó con una voltereta espectacular. En un mundo ideal lo coherente habría sido recibir en la puerta de mi casa una caja con ejemplares enviados por la editorial, pero ya me ha quedado claro que aquí el mundo ideal no existe.

Yo entiendo que la editorial no tiene presupuesto. Eso no es novedad. Algo he aprendido ya de este negocio. Yo he publicado con corporativos y con sellos caseros, con fondos públicos y privados. La falta de presupuesto suele ser la regla y no la excepción, pero precisamente aquí la clave es saber recurrir a quién SÍ tiene presupuesto y conseguir que sea la misma Feria o una institución la que te invite. 

Yo con la venta de libros nunca espero ganar ni es algo que me quite el sueño (aunque contra todo pronóstico el Samurái de la Graflex me acaba de generar regalías por sexto año consecutivo). Vaya, yo no juego pensando en ganar,  pero tampoco puedo jugar a perder. Creo que por lo menos se debe aspirar a salir tablas.  Desde que publiqué mi primer libro hace 15 años todavía no pago mi primer centavo por un vuelo o un hospedaje para ir a presentar un libro a otra ciudad y mira que he ido a lugares lejanos a presentarlos (Buenos Aires mismo, un par de veces). 

Es una suerte de regla básica en mi código personal: la literatura puede no generarme ganancias, pero bajo ninguna circunstancia puede generarme pérdidas

Claro que las editoriales no tienen presupuesto, pero yo espero que al menos tengan creatividad, se que pongan las pilas, que se muevan, que les trabaje el ratón. No se trata de invertir sino de moverse.  Gestionen entrevistas, hagan videos, generen conversación.  Yo me muevo en la medida en que ustedes se muevan.

Pero caray, si yo tengo que pagar mi boleto, tengo que pagar mi hospedaje, tengo que hacer toda la promoción por mi cuenta y ni siquiera tengo derecho a recibir un ejemplar impreso en mi casa, la brutalmente honesta pregunta me queda en el tintero es: ¿y de qué carajos me sirve entonces publicar con la editorial? Para esas me lo autopublico, como hacen tantos amigos. Yo hasta ahora nunca me he autopublicado un libro, pero vista la situación, creo que habría resultado mejor.

En fin, mi conclusión es que cometí un error y ahora me toca aprender de él para no repetirlo.

Saturday, November 22, 2025

Bibliotecas, la resistencia final


 

La mañana del pasado 18 de noviembre tuve la fortuna de reunirme con las personas que están a cargo de las bibliotecas públicas municipales de Tijuana.

A lo largo de mi vida las bibliotecas han sido mi oasis, mi refugio, mi ruta de escape. Para mí una biblioteca no es un medio sino un fin, un destino en sí mismo. Por años me he dedicado a sacarles provecho como usuario, pero jamás he vivido la experiencia de estar a cargo de una. Poco puedo yo decirles a las y los bibliotecarios, más que confesar mi admiración por la labor que realizan.
Históricamente, las bibliotecas públicas han ido a la cola de la cola del presupuesto gubernamental. Sobreviven con lo mínimo, con las migajas de las migajas. Creo que el actual ayuntamiento les ha puesto un poco de más atención y se nota. Al menos se ha acordado de que existen, lo cual ya es un paso adelante, pero las carencias siguen siendo muchísimas. Mi idealización de las bibliotecas puede sonar romántica e idealista para quienes pasan su vida enfrentando carencias durísimas que a veces resuelven echando albañilería ellos mismos o pagando reparaciones de su bolsa. Bibliotecas con goteras, con terribles problemas de hongos y humedad, algunas incluso sin energía eléctrica, con equipo de cómputo inexistente u obsoleto y un acervo editorial terriblemente limitado.
Yo creo que aquí la clave es apostar por esfuerzos mixtos. Si todo se lo dejamos al presupuesto público, nos quedaremos esperando. Creo que así como hay empresas que adoptan áreas verdes o camellones, bien podrían adoptar una biblioteca pública. Donar equipo de cómputo, mobiliario, reparaciones. ¿Cuánto puede costar?
Le agradezco muchísimo a mi colega Aida Méndez por la invitación. Creo que ella está haciendo un buen trabajo como coordinadora de Bibliotecas Municipales.
Tenemos que dimensionar el potencial de una biblioteca pública como un agente de transformación social. Vaya, la biblioteca es el único espacio público bajo techo en donde puedes entrar y permanecer el tiempo que quieras sin necesidad de gastar dinero. En ciudades cada vez más hostiles, amuralladas y privatizadas, la biblioteca es un territorio de equidad y pluralidad, un espacio democrático del que cualquier persona puede hacer uso, la última o la primera trinchera de resistencia de la justicia cultural.