Acaso en la caja negra del subconsciente, donde habitan los recuerdos fundacionales, esté guardada esa primera imagen del rostro de Tilde con ojeras de mapache, labio roto y el rostro deslavado de mucho llorar y poco dormir. Tal vez quede por ahí algún flashazo del camino de regreso hasta la casa de tus abuelos en Ensenada, mientras ella alternaba los arrumacos que te iba haciendo con vagas y evasivas respuestas sobre las incidencias del viaje y tú repetías sin cesar la palabra Tilde, a la que seguía una risilla generalizada de la familia celebrando la ocurrencia.
Wednesday, May 20, 2020
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