Eterno Retorno

Tuesday, January 27, 2004

Me he dado a la tarea de rastrear cuentos que tengo escritos por aquí y por allá para pasarlos en limpio y juntarlos en un solo volumen. Tengo como unos 14 cuentorrios que andan por ahí volando en cuadernos o pasados a medias a máquina. Tengo también un chingo de cuentos incompletos también. Ayer me topé con éste. Incluyo sólo los primeros párrafos, pues el resto no lo he tecleado.

Crónicas de la Rebelión de los Carpynchos y la Fundación de la Barranca del Zarehuame

Dicen que en la Barranca del Zarehuame a los que no estamos locos, se nos bota la canica cuando platicamos con gente de otros lados. En todo el país la gente nos reconoce. Dicen que por la cara, por el acento y sobre todo por esa propensión a escupir incoherencias e interrumpir a la gente cuando habla. También dicen que hablar español nos cuesta horrores así que es imposible que aprendamos alguna lengua extranjera, pues el Zarehuako que todavía hablan algunas viejitas, se sostiene en una reducida sopa de adjetivos.
Yo no se si sea cierto eso de que estamos orates porque cuando recién fundaron la Barraca del Zarehuame sólo había cuatro familias que a la vez eran una familia grande y los primeros años fueron de puro cogedero entre primos, hermanos, tíos y sobrinas.
De hecho, la gente que sí es originaria de la Barranca, comparte nada más cinco apellidos y todos los tenemos mezclados. Casi todos nos apellidamos Teresa, Carryche y Ascencio y los que son de orígen indio puro, o sea auténticos naturales de la Barranca se apellidan Zarehueche y los que son descendientes de corsarios se apellidan Arrobarena.
Todos coinciden en que el descubridor, fundador y patriarca de la Barranca del Zarehuame fue Salatiel Carryche, que vivía en el puerto de la Santísima Ascensión de las Tinajas y se dedicaba a cazar pecaríes y osos hormigueros en las sabanas del Decurryache. Continuará...