Billete roto
Hoy al medio día, llegué yo muy campante al auto cajero de Bancomer de la Plaza Financiera con la intención de retirar una feria en efectivo. Y he aquí que la muy pérfida maquinucha, tuvo a bien darme medio billete de 100. No un billete medio rotito o rayado. Ni madre. Era un pinche billete partido a la mitad. Jija de su reputísima madre. Lo que no quería era estacionarme, pero ni pedo de regalarles dinero a los pinches banqueros, así que ahí voy a buscar donde parar la nave (obviamente todos los sitios estaban hasta el culo de carros) Llego al banco con mi cara de perro, pero aún dispuesto a dialogar, pero la cabecita de termo del gerente cara de sapo encorbatado se quedó sin ideas ante la visión del billete. El muy bastardo se atrevió a sugerir amablamente que era mi culpa, tal vez yo había jalado muy duro el billete. No señor, el billete salió partido a la mitad, le contesté. Arregle su pinche máquina hedionda. Y tal vez intuyó por mi cara de jabalí bufante, que estaba a punto de zorrajarle una patada. Lo más fácil era que se cayera con los 100 morlacos de su bolsa y se dejara de chingaderas. Pero, el pendejo optó por retar mi paciencia y decirme que enviara una carta a la dirección exponiendo mi caso para que analizara la posibilidad de devolverme los 100 pesos. Honestamente no me voy a poner a redactar una carta e ir y venir al banco para recuperar 100 morlakos. Gasto más en estacionamiento y gasolina. Pero no le pienso regalar un peso a los malditos bancos usureros. Mejor se los regalo a un tecato de la línea. Pero ni madre que le regalo a algo a esos hijos del Fobaproa que tienen al país agarardo de los huevos. Por lo pronto, ya publiqué una nota denunciando el hecho y mañana les escribo una carta plagada de insultos par que me devuelvan mi feria. 100 pesos pueden ser un disco de la Ciruela, una botella de Nebbiolo, dos six de Cerveza Tijuana, medio tanque de gas. Ni madre que se los voy a andar regalando. Ellos no saben lo que es tratar con un regio cuando hay dinero en juego.
Hoy al medio día, llegué yo muy campante al auto cajero de Bancomer de la Plaza Financiera con la intención de retirar una feria en efectivo. Y he aquí que la muy pérfida maquinucha, tuvo a bien darme medio billete de 100. No un billete medio rotito o rayado. Ni madre. Era un pinche billete partido a la mitad. Jija de su reputísima madre. Lo que no quería era estacionarme, pero ni pedo de regalarles dinero a los pinches banqueros, así que ahí voy a buscar donde parar la nave (obviamente todos los sitios estaban hasta el culo de carros) Llego al banco con mi cara de perro, pero aún dispuesto a dialogar, pero la cabecita de termo del gerente cara de sapo encorbatado se quedó sin ideas ante la visión del billete. El muy bastardo se atrevió a sugerir amablamente que era mi culpa, tal vez yo había jalado muy duro el billete. No señor, el billete salió partido a la mitad, le contesté. Arregle su pinche máquina hedionda. Y tal vez intuyó por mi cara de jabalí bufante, que estaba a punto de zorrajarle una patada. Lo más fácil era que se cayera con los 100 morlacos de su bolsa y se dejara de chingaderas. Pero, el pendejo optó por retar mi paciencia y decirme que enviara una carta a la dirección exponiendo mi caso para que analizara la posibilidad de devolverme los 100 pesos. Honestamente no me voy a poner a redactar una carta e ir y venir al banco para recuperar 100 morlakos. Gasto más en estacionamiento y gasolina. Pero no le pienso regalar un peso a los malditos bancos usureros. Mejor se los regalo a un tecato de la línea. Pero ni madre que le regalo a algo a esos hijos del Fobaproa que tienen al país agarardo de los huevos. Por lo pronto, ya publiqué una nota denunciando el hecho y mañana les escribo una carta plagada de insultos par que me devuelvan mi feria. 100 pesos pueden ser un disco de la Ciruela, una botella de Nebbiolo, dos six de Cerveza Tijuana, medio tanque de gas. Ni madre que se los voy a andar regalando. Ellos no saben lo que es tratar con un regio cuando hay dinero en juego.