Eterno Retorno

Sunday, November 09, 2025

La supervivencia en el Coagüilón no era pan comido

 


No, la supervivencia en el Coagüilón no era pan comido. No era fácil meterse a las cantinas donde siempre había una radiola sonando a tope o sino un conjunto norteño completito, de cuatro o cinco integrantes, deleitando a la concurrencia. Con qué cara llegaba un solitario acordeonista panzón y mal fajado que aparte tocaba pa la chingada a pedir que apagaran la radiola y que lo escucharan cantar. Por más bien que te saliera tu imitación de los Tigres, estaba muy cabrón que alguien te diera bola. Tu potencial público eran los borrachos callejeros o los que mataban los minutos sentados en las bancas o en la fuente de la Santa Cecilia o los morritos mariguanos del Zacaz que eran fáciles de persuadir, pero en cualquier caso ni en tu mejor noche pudiste regresar a casa de tu padrino con más de diez dólares en el sombrero.

Así habrías seguido, valiendo pura madre, de no haber tenido ese providencial encuentro  afuera de la Tropa Bar. A leguas se notaba que el bajo sexto de ese pinche gordo era de los pros, de los que usaban los grupos chingones que encabezaban el cartel de Las Pulgas. También el sombrero texano era de los caros y qué decir de las botas, con sus escamas de cocodrilo bien definidas y relucientes. Eso sí, el cabrón estaba mucho más pinche puercote que tú y se cargaba una cara de chiste que no podía con ella, pero bastaba ver su indumentaria y su equipo para saber que aquel compa tocaba con alguien pesado. A ti te llamó la atención su instrumento, pero al bato lo jaló tu voz. Unos pochos que estaban en un puesto de tacos te pidieron La jaula de oro  y tú feliz, porque con las rolas que mejor podías lucirte era con las de los Tigres. De reojo wachaste que el gordo del bajo sexto te estaba escuchando atento.  Los Pochos te dieron un billete de cinco dólares y ya no quisieron pedir otra, pero cuando ya te retirabas del lugar, el gordinflas te tocó el hombro.

-      Quihubo compa. Te sale bien la voz del Tigre ¿No tendrás un minuto?

Tres horas después, el Cochi Torreblanca ya te había invitado tres caguamones en La Tropa y te había contado su vida y obra.