Cuando los primos se encuentran por última vez
Como desconfía del gobierno y de la policía, Marcos Parra
inicia su propia investigación apoyado por Eloy Ragua, jefe de seguridad del
corporativo industrial. Enterado de la pesquisa, Marcio de la Rosa se las arregla para hacerle llegar a Marcos Parra un mensaje anónimo en donde revela la dirección de la casa de seguridad en
lo alto de un cerro en la colonia
Independencia, en donde se ocultan Margot y el malherido
Laertes.
Acompañado de Eloy y un comando de diez escoltas, Marcos
llega de madrugada a la casa de seguridad y en total silencio la rodean. Al verse rodeada, Margot toma su
ametralladora y utilizando un librero como trinchera, cubre la habitación en
donde yace Laertes convaleciente.
El comando
derrumba la puerta a patadas y son recibidos por una ráfaga de
metralleta. Atrincherada tras el mueble,
Margot logra a impactar a Eloy Ragua quien cae muerto. Inicia un fuego cruzado. Margot consigue
matar a otro par de escoltas, pero alcanza a recibir un balazo en el hombro.
Malherida, intenta arrastrarse hasta la habitación sin soltar la ametralladora
sin percatarse de Marcos Parra que ha entrado la casa y le apunta con su
pistola. Con el brazo derecho inutilizado por el balazo, Margot intenta
disparar su ametralladora con la zurda, pero Marcos es más rápido y le sorraja un
certero tiro entre ceja y ceja.
Marcos brinca el cuerpo de Margot y empuja la puerta de
la habitación en donde sobre una cama ensangrentada, lo aguarda Laertes pistola en mano.
Los primos cruzan miradas sin dejar de apuntarse. A ambos
les tiembla el pulso y no aciertan a pronunciar palabra.
-¿Qué chingados pasó primo?, pregunta Marcos.
Laertes está malherido y arde en fiebre. Tiembla y parece
estar a punto de derramar lágrimas.
- Ven cabrón, por lo pronto voy a llevarte a un hospital,
dice Marcos.
Sin dejar de temblar, Laertes gira el arma, abre la boca
y se dispara.
Marcos Parra mira su cadáver sin derramar una lágrima.