Eterno Retorno

Wednesday, October 15, 2025

Entre la espada y la pared

 



 

El verdadero dilema moral para Laertes surge cuando la guerrilla, por iniciativa de Marcio, planea el secuestro de su abuelo Eugenio Villatoro, mismo que Margot apoya entusiasmada, pues consideran que el potencial rescate a cobrar capitalizará al grupo y les permitirá hacerse de armamento sofisticado y formar nuevas células en otros estados del país

 

Margot persuade a Laertes de que funja como espía de su abuelo y les proporcione información sobre sus movimientos. Laertes duda, por un momento piensa abandonar la guerrilla, pero Margot lo chantajea emocionalmente y cuestiona la honestidad de sus ideales comunistas. Finalmente Laertes acepta apoyar en el secuestro de su abuelo, pero exige le garantía de que respetarán su integridad y no le harán daño.

 Ante los rumores de la presencia de guerrilleros en la ciudad y temeroso al mismo tiempo de que el gobierno de Echeverría pueda emprender una acción contra los empresarios de Santa Teresa, Marcos Parra reúne a los mejores escoltas del grupo industrial y algunos policías de Santa Teresa para formar un comando paramilitar de autodefensa

Laertes sufre terribles dilemas internos en los días que preceden al secuestro de su abuelo. La noche anterior está a punto de prevenirlo y pedirle que no salga de su casa ese día, pero Margot, intuyendo sus dudas y titubeos, se asegura de que Laertes no salga esa noche de la casa de seguridad de la célula, valiéndose de chantajes y seducción.

Seis días antes de la fecha planeada para el secuestro, los empresarios de Santa Teresa festejan eufóricos la noticia del golpe militar en Chile y el violento derrocamiento de Salvador Allende. Alcira Aravena recibe una llamada de su padre quien emocionado le narra el bombardeo al Palacio de la Moneda. Alcira está destrozada, cuelga y jura que nunca más volverá con su familia, a la que considera cómplice del golpe de estado. Desesperada, pide el apoyo de Marcos, pero éste no le contesta las llamadas.

El 17 de septiembre por la mañana Eugenio Villatoro sale de su casa en la colonia Obispado rumbo a la fábrica. Lo acompaña únicamente su chofer En la calle Quintanar, a bordo de dos camionetas,  irrumpe el comando de cinco guerrilleros encabezado por Marcio y Margot. Laertes observa a una prudente distancia. La consigna es atrapar vivo a don Eugenio y sacarlo del vehículo sin lastimarlo, pero Marcio abre fuego contra el empresario y lo mata. Laertes corre hasta el lugar donde agoniza su abuelo, saca su pistola y trata de disparar contra Marcio, pero éste, más rápido y mejor entrenado, abre fuego primero y hiere a Laertes para después darse a la fuga. Margot auxilia al malherido Laertes, lo sube a la camioneta y se dan a la fuga rumbo a la casa de seguridad donde se ocultan sin volver a tener noticias de Marcio.

La muerte de Don Eugenio conmociona al país.  Marcos Parra jura una cruel venganza y son su comando paramilitar de autodefensa, sale a la caza de los culpables y se dedica a interrogar gente. El presidente Echeverría se presenta en el funeral de Eugenio Villatoro pero es corrido por los empresarios de Santa Teresa. Jamás perdonará la afrenta. El rompimiento entre el grupo industrial y el presidente queda sellado esa noche. Marcos Parra asegura que fue Echeverría quien mandó matar a su abuelo.

 

En la casa de seguridad, Margot se las arregla para vendar a Laertes, pero no tiene forma de sacarle la bala que se ha alojado bajo la clavícula. El joven ha perdido mucha sangre. No hay noticias de Marcio, pero el comando de Marcos Parra les sigue pista y no tardará en encontrarlos. Después del funeral, la cúpula del grupo industria se reúne y pactan un golpe de estado secesionista. Dejarán de pagar impuestos y declararán a Santa Teresa un territorio independiente.